domingo, diciembre 16, 2007

Y SIGUE EL GENERAL EN SU LABERINTO

Tomado de Cuba democracia y Vida.org

Y SIGUE EL GENERAL EN SU LABERINTO.

Por Iliana Curra.

Nuevamente el ex general Rafael Del Pino escribe*a favor del levantamiento de restricciones a la tiranía castrista. Esta vez se basa en una supuesta carta firmada por el presidente Bush al régimen de Corea del Norte donde intenta analizar, con su ya habituado sarcasmo barato, el por qué con este país sí tienen concesiones y no con el régimen cubano.

Obviamente el ex militar y ex militante del Partido Comunista, quien ha vivido al amparo de los Estados Unidos desde que decidió salir, literalmente, volando de la isla, se enreda en su propio laberinto sin encontrar la salida que quiere, pues critica Corea del Norte llamándolo “régimen criminal”, mientras que al régimen, también criminal de Cuba, no.

Y cita y sigue citando lo que le conviene para en su profundo análisis demostrar que todo sigue igual en Corea, y se pregunta dramáticamente: “¿Mejoró la vida de los norcoreanos cuando se cambió del papá dictador para el hijito dictador?” Ya sabemos que no, ex general Del Pino. Lo que ha sucedido es que en Corea del Norte hay muchos que piensan como usted con relación a Cuba, de que se deben normalizar las relaciones, mientras que ese pueblo padece represión y hambruna, o como reconoce realmente: “¿Por qué se puede respaldar a un antiguo sistema con viejas caras, viejas cadenas…”,…“hacerles innumerables concesiones políticas y económicas sin cambiar absolutamente nada la estructura y la condición tiránica de dicho régimen…?”. ¿Está hablando de Corea o de Cuba? Aquí solo habría que cambiar lo de “papá dictador para el hijito dictador” por “hermano dictador para el otro hermano dictador”, es decir, de Fidel para Raúl. ¿O acaso Raúl no es un dictador asesino?

¡Claro, ya entiendo! Para Rafael del Pino es evidente que Raúl Castro no lo es, pues lo considera el hombre de los cambios en Cuba, sin tener en cuenta todos sus crímenes y vejaciones contra el pueblo cubano. Y eso está documentado, debería saberlo.

También nos dice que: “…y se niega a escuchar qué es lo que desean conversar los que se encuentran a 90 millas, sino que les imponen restricciones a sus propios ciudadanos norteamericanos de origen cubano a visitar y a enviar remesas para que sus familiares puedan comer en la isla? Me gustaría saber quién es ese mudo que desde Cuba ha querido hablar y los norteamericanos no quieren escuchar.

La diferencia que existe entre la apertura que emprende este gobierno norteamericano con Corea del Norte está clara, en ese régimen hay muchos asesinos, pero también hay muchos que quieren limpiar sus crímenes y aceptan, o se hacen que aceptan las condiciones norteamericanas para sobrevivir al régimen, pues no quieren pagar sus culpas. Prefieren aliarse al enemigo histórico a tener que rendir cuentas en un tribunal de una Corea libre.

Quizás sea esa la gran diferencia que no quiere ver este ex general y ex militante del Partido Comunista que tanto insiste en que se hagan concesiones al hermano dictador, Raúl Castro. Es la mejor forma para que todo se arregle y quede entre amigos, y de esa forma el pueblo cubano seguirá reprimido, hambreado, al igual que el pueblo coreano, como mismo reconoce.

Lo que sucede es que, en Corea del Norte, están ésos mismos que intentan cambiar a su manera las cosas porque les conviene, mientras que los cubanos no permitimos suceda igual para que los nuestros no tengan que vivir toda la vida con esa cruz de muerte y represión, mientras los militares y el régimen de medio siglo siga en el poder con el oxígeno que les daría Estados Unidos.

Es por eso que se cabildea en el Congreso norteamericano porque las restricciones se mantengan contra ese “régimen criminal”, como le llama también al coreano, pero no al de Cuba. Porque un hermanito asesino no continúe en el poder como el “hijito dictador” de Corea.

“Nadie con dos dedos de frente puede estar en contra del relajamiento de tensiones, del diálogo en lugar de las amenazas”, dice el ex general, pero yo recuerdo haberlo escuchado en Cuba por las emisoras del exilio diciendo lo contrario. …”de tender puentes en lugar de quemar las naves”, pero muy bien que quemó sus naves cuando salió en un avión robado de la Fuerza Aérea castrita. “…del entendimiento en lugar de las agresiones”. Aquí tendría que decirle: Remember Girón, ex general del Pino, Remember Girón.

Está perdido en un laberinto intentando comparar las cosas. Es cierto, mientras haya un cubano digno en este exilio y en esa Cuba sometida, no habrá concesiones al régimen castrista. No se le escribirá “querido chairman” a un continuador de la dictadura de 49 años. No queremos que a Cuba le pase lo que a Corea. Cambie la táctica a ver si le va mejor.
*************
"Querido chairman Raúl"

Por Rafael del Pino
publicado en El Nuevo Herald.com

No me imagino cómo sonaría una carta en el sur de la Florida con un encabezamiento como este por parte del presidente de Estados Unidos. Después de la última misiva de George W. Bush al 'querido chairman Kim Jong Il' cualquier cosa puede suceder en este mundo. Sólo hay que vivir para ver.

Pero comencemos nuestro análisis con las palabras del director de los observadores de los derechos humanos en Asia: 'Mientras la mayoría de las discusiones con Corea del Norte son alrededor del arma nuclear, el hambre permanece como un serio problema. Las políticas regresivas de un gobierno que no permite la libre expresión u observadores independientes para monitorear la situación puede llevar a que se repita la hambruna de los años 1990' (Brad Adams, Director para Asia de Human Rights Watch).

De acuerdo con dicha comisión de derechos humanos, a finales de la década de los noventa entre 580,000 hasta más de 3 millones de personas murieron de hambre en Corea del Norte producto de la política de distribución que el dictador Kim Jong Il le impuso a su pueblo. Después de esa catástrofe la hambruna fue aliviada por el Programa Mundial de Alimentos cuando se permitió a los norcoreanos la compra y venta libre de los granos que se suministraban. La alegría en casa del pobre no duró mucho y ya desde el pasado año el 'querido chairman' Kim Jong Il reinstaló la distribución programada por el gobierno que originó la terrible hambruna de finales de los 90 (referirse al reporte de 34 páginas A Matter of Survival: The North Korean Government's Control of Food and the Risk of Hunger).

Derek Mitchell, un experto en Asia del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, dijo que esta última carta del presidente de Estados Unidos al 'Querido chairman Kim Jong Il' era una evidencia de que la política de Estados Unidos hacia Corea del Norte había cambiado en 'por lo menos 150 grados' desde el principio de la administración Bush.

Entre todas las concesiones que se le ha brindado a Kim Jong Il, además del suministro de millones de toneladas métricas de fuel oil o equivalente está la eliminación de Corea del Norte de la lista de países que apoyan el terrorismo. Además esta carta personal del presidente de Estados Unidos dirigida al 'Querido chairman Kim Jong Il' es la antesala de la normalización de las relaciones diplomáticas y comerciales según los expertos en política exterior.

Nadie con dos dedos de frente puede estar en contra del relajamiento de tensiones, del diálogo en lugar de las amenazas, de tender puentes en lugar de quemar las naves, del entendimiento en lugar de las agresiones. Sin embargo, todavía está muy fresco el último discurso del Presidente con respecto a Cuba para poder olvidar alguna de sus partes que arrancaron grandes aplausos, por ejemplo esta: 'La vida no mejorará para los cubanos bajo el actual sistema de gobierno. No mejorará si hay un cambio de un dictador por otro. No mejorará si buscamos acomodarnos a una nueva tiranía en nombre de la ``estabilidad. [Aplausos] Estados Unidos no participará en darle oxígeno a un régimen criminal cuya víctima es su propio pueblo. No respaldaremos el antiguo sistema con nuevas caras, el antiguo sistema sujetado por nuevas cadenas. La palabra clave para nuestras relaciones futuras con Cuba no es `estabilidad'. La palabra clave es 'libertad'. [Aplausos]'

Mis interrogantes son muy simples. ¿Ha sido 'libertad' la palabra clave de esta administración para sus relaciones futuras con Corea del Norte? Por el informe de la Comisión de Derechos Humanos parece que no se ha tenido en cuenta. ¿Ha mejorado la vida para los norcoreanos bajo el actual sistema de gobierno? ¿Mejoró la vida de los norcoreanos cuando se cambió del papá dictador para el hijito dictador? ¿Mejorará la vida de los norcoreanos con esta acomodación en nombre de la estabilidad (en este caso nuclear)? ¿Se mide la estabilidad de un país por la cantidad de personas harapientas y exhaustas apiñadas en balsas o por la cantidad de neutrones de un artefacto nuclear? ¿Qué diferencia hay en darle oxígeno a un régimen criminal cuya víctima es su propio pueblo en el otro lado del planeta, donde probablemente mueran cientos de miles de personas de hambre, a otro a sólo 90 millas de sus costas? ¿Por qué se puede respaldar a un antiguo sistema con viejas caras y viejas cadenas a 5,500 millas de la costa oeste de Estados Unidos, hacerles innumerables concesiones políticas y económicas sin cambiar absolutamente nada la estructura y condición tiránica de dicho régimen y se niega no sólo a escuchar qué es lo que desean conversar los que se encuentran a 90 millas, sino que les imponen restricciones a sus propios ciudadanos norteamericanos de origen cubano a visitar y enviar remesas para que sus familiares puedan comer en la isla?

Por curiosidad monitoreé vía satélite durante varios días los canales de televisión coreanos que transmiten desde varias ciudades de Estados Unidos y paradójicamente todos estaban muy contentos con la carta del presidente Bush. En ninguno de sus programas escuché nada condenable y mucho menos los toques a degüello tan típicos del sur de la Florida.

Qué lástima que la Casa Blanca no se decida a revelar el contenido de la carta. Sería interesantísimo leer el epistolario con su nuevo pen pal.