sábado, enero 05, 2008

LA VIDA DE OTROS (THE LIVES OF OTHERS), UNA PELICULA PARA VER

LA VIDA DE OTROS (THE LIVES OF OTHERS), UNA PELICULA PARA VER.


Por Iliana Curra.

Acabo de ver una película de producción alemana que trata el terrible tema de la represión en ese país. Está basada en el año 1984, cuando la Stasi (Departamento de la Seguridad del Estado) se sentía aún fuerte, controlando todas las esferas de la sociedad de la Republica Democrática Alemana (RDA), antiguo país comunista de Europa del Este.

El personaje más importante en esta película es un agente de la Stasi, frío, calculador y represivo, que lo hacen responsable de la vigilancia absoluta de un escritor de la época, quien tenía que regirse por los parámetros ideológicos establecidos en un sistema que todo lo controla. De lo contrario, tendría que vivir toda su vida apartado, resentido y sin el apoyo del Partido Comunista para publicar un libro o dirigir una obra de teatro, como le sucede a uno de sus mejores amigos, quien termina suicidándose porque no pudo soportarlo.

La instalación de micrófonos en toda la casa del escritor, incluyendo el baño y cuarto de dormir, no es más que la confirmación de estos sistemas comunistas, controladores de la vida íntima de quienes intentan fiscalizar y chantajear a toda costa. Su novia, una bella actriz de teatro, quien además consumía medicamentos como droga, era vulgarmente chantajeada por el Ministro de Cultura, quien la obligaba a tener relaciones sexuales, basado en su poder para destruirla totalmente.

La sensación de miedo que vives minuto a minuto en la película, no es irreal. Es parte de la represión fría y permanente que viven los personajes, pero que en la vida real de esos países comunistas era así. Cuba no es más que una copia exacta de esto. Los pasillos de la Stasi son casi exactamente iguales a los del Departamento de la Seguridad cubana, conocido como Villa Maristas. Quien ha estado ahí se puede dar cuenta apenas los ve. Los cuartos de interrogatorio son muy parecidos, con la excepción de que son un poco más grandes. La silla a donde sientan a los detenidos, la forma de mirar del agente de la Stasi, las grabaciones y todo en general es una copia al carbón de lo que sucede en Cuba en estos lugares. Pero la sensación de temor es algo que se siente en el aire. Se respira.

Lo más impresionante de este capitán de la Stasi, quien tiene que escuchar y hacer los informes minuto a minuto de todo lo que se habla en casa del escritor, es el cambio que va sufriendo a medida que comienza a lidiar con los temas culturales, empezando por una “Sonata para un Hombre Bueno”, que escucha cuando el escritor lo toca al piano, regalo de su amigo que se suicida. Un libro de Brecht que sustrae de la casa del escritor para leerlo ávidamente atraído por su lectura que le parece fascinante. La metamorfosis que comienza a sufrir es realmente asombrosa, teniendo en cuenta su rostro frío y sin emociones, donde no existen rasgos de humanidad alguna. Pero sus ojos, sus ojos comienzan a dar señales de cambios profundos en su vida hasta el extremo de escribir informes falsos y hasta de arriesgar su vida para evitar la culpabilidad del escritor y su novia. El miedo que comienza a sentir cuando el jefe de la inteligencia le pregunta si sigue siendo el mismo, cuando empieza a dudar de él como un verdadero agente de la Stasi. Cuando sabe que un error puede costarle la vida pero, aún así, se expone.

Es una película que no deben dejar de verla. Para los que no han conocido una detención en la Seguridad del Estado, pudieran entender, quizás, el miedo que se vive en esos sistemas totalitarios. El terror establecido fríamente que paraliza tus piernas y tu mente, y que solo si estás dispuesto a lo peor, puedes superarlo. Eso hay que vivirlo, vivirlo para saberlo.

El final de la película no la contaré, solo exhorto a quienes les interesa el tema de la represión comunista, y a aquellos que no la creen, que la vean. Pueden rentarla. Vivirán cada minuto de temor y control absoluto. Los registros, los interrogatorios, la vigilancia permanente, las escuchas, el chantaje y la perversión de altos personajes de un sistema regido por la doctrina marxista. El ego, la corrupción y el culto a la personalidad del dictador de turno.

Es algo que hemos vivido los cubanos y que aún vive ese pueblo sometido por una nefasta tiranía que muchos aplauden, complaciendo el ego de un viejo y senil dictador con ínfulas de libertador. La única diferencia es que ya Honecker, el dictador de Alemania, se fue al Infierno, y éste, aún se aferra en la tierra para seguir acabando con la vida de todos nosotros, que no es más que la vida de otros también.