lunes, febrero 25, 2008

BRIAN LATELL : HA COMENZADO LA ERA DE RAUL

UNA ENTREVISTA A BRIAN LATELL ANALISTA DE LA CIA PARA AMERICA LATINA DURANTE 30 AÑOS


"HA COMENZADO LA ERA DE RAUL"

Por Paula Comandari
y Patricio De la Paz
Entrevista a:
Brian Latell
¿Qué Pasa?
La Tercera
Chile
Infosearch:
Fidel Nuñez
Analista
Jefe de Buró
Latinoamérica
Dept. de Investigaciones
La Nueva Cuba
Enero 25, 2008

Un llamado telefónico despertó a Brian Latell a las tres de la mañana del martes recién pasado en su casa en Miami. Al otro lado de la línea, un periodista de la BBC le anunciaba que Fidel Castro había renunciado a la presidencia de Cuba y que requería con urgencia su opinión sobre los hechos. No era casualidad que el reportero británico acudiera a él, aunque fuera tan de madrugada: Latell es, sin exagerar, uno de los hombres que más saben sobre el líder cubano y su hermano Raúl, quien es su sucesor a la cabeza de la isla. Durante más de 30 años, este estadounidense trabajó como analista de la CIA para Latinoamérica, y durante 15 fue miembro del Consejo Nacional de Inteligencia, que reúne a otras 14 agencias cuyos inputs informativos sobre la región, hasta 1994, estuvieron a cargo de Brian Latell, quien finalmente se retiró de la CIA en 1998. Durante todos esos años, Latell se encargó de conocer al dedillo cualquier palabra y movimiento de los hermanos Castro. Nunca dejó pasar información que se publicaba en torno a ellos, incluso se preocupó de reunirse con espías, diplomáticos, embajadores, ex presidentes y sacerdotes que en algún momento habían tenido relación con ambos cubanos. A principios de los 90 estuvo dos veces en la isla para palpar el ambiente in situ y recopilar los datos necesarios para seguir escribiendo los informes y predicciones sobre la isla que le pedía la CIA. El martes recién pasado, Latell -quien desde hace tres años es académico de la Universidad de Miami, donde enseña temas latinoamericanos y sobre todo cubanos, los mismos que impartió durante 26 años en la Universidad de Washington- tuvo trabajo de nuevo. Se pasó todo el día en la cadena CBS, dando entrevistas y analizando el escenario que se abre con la renuncia de Fidel. Sobre todo porque ahora todas las miradas están puestas en Raúl Castro, personaje en el cual Latell es experto. De hecho, es la única persona que ha escrito una biografía sobre él: en 2005 publicó el libro "Después de Fidel", donde logró el único retrato que se ha hecho del hermano menor del líder revolucionario, para lo cual sumó a todo su material ya investigado nuevas entrevistas a ex oficiales de inteligencia, exiliados, refugiados y ex diplomáticos cubanos. Incluso se reunió en varias oportunidades con Natalia Revuelta, una de las mujeres de Fidel, y con su hija Alina Fernández. "La verdad es que nunca he dejado de investigar Cuba", reconoce. En contra de los pronósticos que ha hecho la mayoría de los analistas después de que Fidel Castro entregó el mensaje de su renuncia a la presidencia del Consejo de Estado y a la comandancia en jefe de las Fuerzas Armadas, Latell asegura que la influencia del octogenario líder comenzó a disminuir desde que dejó temporalmente sus funciones en julio del 2006, después de una operación gástrica. Y que desde la madrugada del 19 de febrero comenzó definitivamente "la era de Raúl". Es más, tiene bien claro cuáles serán los pasos que tomará Raúl Castro ahora que tiene de verdad el poder en la isla: "Va a generar una renovación muy extendida del liderazgo civil y militar, apoyará una apertura económica, especialmente en el sector de agricultura, y responderá a la necesidad imperativa de involucrar a la generación nueva". En esta entrevista, Latell se atreve a delinear el camino, no exento de dificultades, que le espera a quien hoy toma los destinos de Cuba.

-¿Cómo se entiende el paso que dio Fidel este martes?

-Pienso muy convencido de que éste es el final de la era de Fidel Castro y de la revolución cubana. Estamos ad portas de muchos cambios significativos. Más económicos que políticos, aunque éstos también van a venir. Fidel definitivamente está inhabilitado física y psicológicamente. Incluso mentalmente.
-¿Cuál es la diferencia que ve respecto a cuando entregó temporalmente el poder en julio de 2006?

-La renuncia inicial del 31 de julio de 2006 fue provisional, nunca en forma completa. Durante los casi 19 meses que vinieron después, Raúl nunca tuvo el poder total ni la legitimidad para tomar decisiones audaces. Porque Fidel estaba todo el tiempo ahí. Desde su cama escribía reflexiones, algunas de ellas criticando a su hermano, aun cuando lo hacía en forma indirecta, oponiéndose al cambio económico que Raúl quiere para Cuba.
-¿Siguió entonces ejerciendo el poder en las sombras?

-Fidel funcionó todo este tiempo como un ancla invisible, pero muy pesada. Por ejemplo, cuando concluyó en La Habana una conferencia importante de las naciones no alineadas, Raúl realizó un discurso pese a que el tema no le interesa como a Fidel. En el fondo, lo hace porque él se lo pide.
-Raúl no tuvo independencia...

-No tuvo independencia completa, pero sí un grado importante. Raúl ha elevado a un nivel increíblemente alto la esperanza de los cubanos por cambios importantes. El año pasado se reunió con un grupo grande de estudiantes universitarios en la Universidad de La Habana y los alentó a discutir sin miedo los problemas de Cuba. Eso, jamás lo hizo Fidel. En el pasado revolucionario de Fidel, esto habría sido un evento contrarrevolucionario.

-Con la renuncia oficial de Fidel, ¿se abre de verdad la puerta para Raúl?

-Sin duda. Este es el comienzo de una nueva época. Verdaderamente Fidel pasó. Físicamente está apagado y no tiene la habilidad de contribuir de ninguna forma esencial en el país. Va a continuar escribiendo lo que él llama reflexiones. Pero de las cerca de 90 que ha escrito desde que dejó momentáneamente el poder, la mayor parte no hace alusión a problemas en Cuba. Hablan de temas personales, hechos históricos o apreciaciones como la que hizo sobre el candidato McCain, a quien odia. Fidel va a ir disminuyendo cada vez más su influencia. Los cubanos han olvidado casi completamente a Fidel. Y están muy contentos con Raúl, porque ya no tienen que sentarse ante la TV o ir a la Plaza de la Revolución a escucharlo durante horas. En este tiempo Raúl ha hecho sólo 3 ó 4 discursos, cortos y al grano. Sin los giros y el drama de Fidel.
-Muchos consideran que con Raúl a la cabeza las cosas pueden desbordarse.

-Por supuesto que Raúl no es ajedrecista ni visionario como Fidel. Es un hombre de otra sensibilidad. Y pienso que ahora está trabajando modestamente con muchos otros colegas civiles y militares incluyendo su familia, sus cuatro hijos y sus parejas. Hay un equipo bastante grande de asesores en el manejo de Cuba ahora. Sin las pretensiones de Fidel.
-¿Podría Fidel transformarse en un Deng Xiaoping, que se alejó del día a día para influir sólo en los grandes temas?

-No. Repito: la época de Fidel terminó esta semana. Y no va a regresar al centro del poder. Todo lo contrario.
La apertura económica
-Se ha dicho que a Raúl le acomoda el modelo chino: un Estado políticamente cerrado y económicamente abierto?

-Durante estos 19 meses Fidel ha funcionado prohibiendo cualquier movimiento en la dirección del modelo chino, que es el que quiere incentivar Raúl. Pienso que ahora él intentará no imitar el modelo chino de hoy ni de los últimos 15 años, sino el modelo original, el de Deng Xiaoping que comenzó en el 79 y duró hasta el 83, y que tiene tres líneas. Primero, la apertura al mercado privado, en la producción de la agricultura, donde aplicó la ley de la oferta y la demanda. Segundo: permitió el nacimiento de un sector privado en servicios pequeños, como camioneros, para entregar los productos, y repartidores. Y tercero, aceptó inversiones extranjeras en zonas limitadas. Este modelo es el que utilizaría Raúl en los próximos meses. En uno de los tres discursos que ha realizado en este tiempo, habló específicamente sobre la necesidad de cambios conceptuales y estructurales en el contexto específico de la agricultura.
-¿Es posible para Cuba el escenario de un país económicamente más abierto, pero políticamente cerrado, estando tan cerca de Estados Unidos?

-Es posible, pero muy problemático. Tenemos que recordar lo que ocurrió ocho años después del inicio de la reforma económica de Deng Xiaoping: la matanza en la plaza de Tiananmen en 1989, cuando se puso fin al movimiento de jóvenes por la democracia. Los cubanos entienden perfectamente bien el peligro de la apertura económica sin cambio político. Creo que Raúl lo va a manejar cautelosamente, paulatinamente. Creo que cambios políticos, en el sentido de derechos humanos, de democracia, de elecciones libres, son muy difíciles en el corto plazo.
-¿Y el fuerte exilio cubano no va a presionar?

-El exilio no es tan fuerte como antes. El exilio cubano no es tan monolítico ni militante como hace cinco años. Está muy dividido. Pero es rico y de esa manera van a tener influencia en Cuba cuando se pueda, cuado haya posibilidades de comercio con el extranjero. Los empresarios y banqueros cubanos, industriales y profesionales, van a tener una influencia en la isla, pero en la política la cosa es distinta. Creo que seguirán cerrados. En el corto plazo soy completamente pesimista.
-¿Por qué, sabiendo los roces entre ellos, Fidel deja a Raúl como heredero?

-Raúl tiene tanto poder en Cuba, independiente de Fidel. Los hermanos Castro han sido durante varias décadas socios iguales, o casi iguales, en la construcción de la revolución cubana. Raúl es independiente de Fidel. Muy poderoso. Controla las Fuerzas Armadas, la institución más importante, respetada, poderosa y rica de la isla.
-Teniendo todo ese poder, igual no ha podido abrir económicamente a Cuba?

-No quería hacerlo, porque mientras Fidel gozaba de salud y liderazgo, él estaba contento de actuar en las sombras. Es una cosa de respeto con el fundador de la revolución. Igual, abrió el país en varios aspectos. En la perspectiva de los militares funcionando como empresarios, por ejemplo. Lo que quiero decir es que Raúl Castro ha sido siempre subestimado por los cubanos en la isla, por los cubanos en Estados Unidos y por casi todo el mundo. Él ha preferido aceptar su papel en la sombra. Eso te habla de que hasta ahora no hayan hecho, además de la mía, alguna otra biografía de Raúl.
Mirando a EE.UU.
-¿Cree que Raúl abra efectivamente un diálogo con Estados Unidos, como lo ha dejado entrever?

-Tres veces ha mostrado sus intenciones de hacerlo. Partiendo en agosto de 2006, cuando indicó en una entrevista en Granma que quería empezar un diálogo con Washington y Bush. La segunda vez fue en su discurso en el día de las Fuerzas Armadas, en diciembre del mismo año. Y otra vez señaló lo mismo el año pasado. Hay dos posibles interpretaciones: que Raúl sinceramente quiera empezar un diálogo para reparar las relaciones fracasadas o que sólo intenta dar una señal a los demócratas que controlan el Congreso en Estados Unidos, y a los candidatos demócratas, especialmente a Obama, para facilitar un término del embargo sin hacer concesiones de parte de Cuba. Esta última es una política muy inteligente, muy calculada, pensando que a Bush le queda muy poco en el poder.
-¿Usted cree que Raúl pueda empezar el diálogo y levantar el embargo?

-Cuando tengamos otro presidente en Washington, creo que sí. Si Obama gana, durante su primer año en el poder un diálogo con Cuba va a tener éxito. Ahora hay un punto rescatable: Raúl ha cambiado la perspectiva básica cubana respecto a Estados Unidos. Durante estos casi 19 meses, nunca ha protestado frente a la sección de intereses de los Estados Unidos ubicada en el Malecón. A diferencia de Fidel que solía pasar por allí marchando y gritando en contra. Raúl nunca lo ha hecho, porque no tiene la perspectiva feroz en contra que tenía Fidel.
Los cambios de Raúl
-¿Representa Raúl la transición en Cuba o es sólo una sucesión del sistema con pequeños cambios?

-En mi opinión, sí es transición. Creo que vamos a ver en los meses que vienen cambios importantes en la estructura y concepto de la economía cubana. Especialmente, al principio, en la agricultura.
-¿Qué figuras históricamente aliadas de Fidel van a salir de la primera línea?

-Pienso que Rául no va a mantener a Ricardo Alarcón como presidente de la Asamblea. Y creo que también va a cambiar a Felipe Pérez Roque: en Cuba hablan de él como talibán fidelista. Pienso que el nuevo ministro de Relaciones Exteriores va a ser Fernando Remírez de Estenoz, que fue el encargado cubano en Washington. Creo que esto va a ocurrir dentro de este año. Carlos Lage, fidelista y también raulista, tiene mucha legitimidad. En mi opinión, él es el candidato más probable para ser el segundo hombre en el liderazgo.
-Algunos piensan que Raúl va a tomar el cargo de comandante y presidente, otros consideran que le dejará la presidencia a Lage...

-Hay muchas posibilidades. Aunque es difícil predecir, es posible que dentro de semanas o meses separe la presidencia del consejo de ministros y la presidencia del Consejo de Estado. Fidel ha sido cabeza de ambos. Pienso que Raúl va a ocupar la presidencia del Consejo de Estado y le dará el otro puesto a Lage. Si ocurre esto, Lage sería, en realidad, un primer ministro. Esto para dar legitimidad al sucesor evidente de Raúl. Es un problema que tiene el menor de los Castro: no ha existido en estos 49 años un tercer hombre en la línea de sucesión de Cuba. Ahora sin Fidel en la línea, es absolutamente imprescindible que Raúl comience un proceso político de identificar otro hombre para conjugar el puesto. Pienso que es Lage.
-¿Cómo le llamaría al nuevo periodo de Raúl?

-Desde el martes ha comenzado la era de Raúl.

-¿De verdad cree que el nombre de Fidel va a dejar de sonar?

-Creo que sí. La población cubana casi lo ha olvidado. Respetuosa, pero felizmente. La época de Fidel significa problemas, ausencia de transporte, alimento, libertades y oportunidades. La gente está feliz hoy con la ausencia de Fidel.
-A diferencia de Fidel, Raúl se muestra como alguien más cercano a la gente. ¿Por qué se ha levantado en torno a él la leyenda del "hombre terrible"?

-Parece una contradicción. Pienso que en el mismo cuerpo existen dos personas. En el pasado fue un hombre manchado de sangre. En los 50, 60 y también en los 70 era estalinista, antiguo aliado de la Unión Soviética. En los 80, especialmente después del ascenso de Gorbachov el 85, empezó a dudar del liderazgo y ejemplo de Moscú. La caída de la Unión Soviética fue un trauma para él, y no quiere tener la orfandad de Gorbachov.
-¿Piensa que presentarlo como un tipo tan duro pudo ser también una campaña de Fidel para considerarse un mal menor?

-Sin duda. Fidel ayudó en la creación de esa imagen de Raúl como monstruo grotesco para mantenerse en el poder. Pero hoy es un hombre suave, de familia, preocupado y dedicado a solucionar los problemas de los cubanos. Raúl no está involucrándose en casi ninguna aventura internacional, no está viajando fuera de Cuba, no se encuentra con muchos extranjeros en la isla, no dice casi nada de relaciones internacionales, no está haciendo nada de eso.
Nuevos liderazgos
-Los círculos de Fidel y Raúl eran muy diferentes y muy difíciles de traspasar. ¿Es posible que con Raúl en el poder estos círculos comiencen a fusionarse?

-Pienso que sí, aunque creo que en esta nueva etapa Raúl va a elevar a raulistas en el poder: el oficial alto del PC, José Ramón Machado Ventura, será probablemente entre bambalinas uno de sus asesores importantes. Fernando Remírez de Estenoz también. El otro nombre que suena fuerte es un pariente de Rául: Marcos Portal, un ministro muy alto que fue expulsado por Fidel, porque era un gran economista. Creo que Raúl va a resucitarlo. Portal y Lage son de la generación intermedia.
-¿Qué otras figuras van a marcar la pauta?

-Habrá una renovación en los rangos altos de las Fuerzas Armadas. Además deberá nombrar al nuevo ministro de Defensa. Creo que hay dos posibilidades: Álvaro López Niera, hoy jefe de la comandancia, o Ulises Rosales del Toro, un general jubilado, ministro actual de la industria azucarera y muy amigo de Raúl.
-¿Cómo es hoy la relación de Ramiro Valdés y Raúl Castro?

-Fueron férreos enemigos, pero después de la renuncia de Fidel ambos decidieron trabajar juntos para la salvación de la revolución. Hay mucha sospecha entre ellos, pero creo que se han comprometido a trabajar juntos.
-¿Y con Chávez?

-Creo que hay profundas sospechas entre los dos. Raúl tiene bastante miedo de Chávez, porque él es un discípulo que adora a Fidel. Casi más hermano de Fidel que Raúl. A él no le gusta eso. El problema es que la economía cubana depende altamente del subsidio económico de Venezuela, que el año pasado sumó más de 3 mil millones de dólares. En ese sentido, Raúl no tiene alternativa, pero no le gusta ese venezolano. A Chávez, la figura de Rául tampoco le atrae.
-Considerando los años que usted estuvo en la CIA, ¿por qué la inteligencia estadounidense ha fallado respecto a Cuba?

-Yo me jubilé hace 10 años de la CIA. Pero después del 11-S, ellos tienen prioridades más altas que Cuba. Pero mantienen una capacidad todavía en la isla. Yo trabajé en la CIA y también en el Consejo Nacional de Inteligencia durante más de 30 años, enfocado en Latinoamérica.

-¿Como se explica que Fidel haya podido infiltrar en las filas de la CIA a Ana Belén Montes?

-El servicio de inteligencia de Cuba es uno de los cuatro o cinco mejores del mundo. Lamentablemente, el servicio de inteligencia de Cuba es impresionante.