BARACUTEY CUBANO

Por Iliana Curra

“Otra de las máscaras que mejor encubren a los pícaros es la religión. Estos enmascarados agregan a su perfidia el más execrable sacrilegio”
Padre Félix Varela

Nuevamente la Santa Sede de Roma da créditos a una dictadura oprobiosa al pisar suelo cubano el Secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone. Algo que necesita ahora el dictador de turno para limpiar su imagen sangrienta.

Es realmente patético que un representante de la Iglesia salude al dictador de turno, cuando el Papa Juan Pablo II en su visita a Chile no le dio la mano al General Pinochet “por ser un dictador”. Pero siempre con el tema cubano es más de lo mismo. Visitó a Cuba en 1998 pidiendo que Cuba se abriera al mundo para que el mundo se abriera a Cuba, y lo único que no ha dejado de abrirse al pueblo cubano han sido las puertas de las prisiones.

Tampoco la Iglesia cubana ha logrado espacio alguno en la isla. Ni espacio radial, ni televisivo, ni escuelas con enseñanza religiosa, como aspiraba el Papa Juan Pablo II. Ahora este Cardenal vuelve a pedir lo mismo pasado diez años de dictadura, pero todo sigue igual.

El secretario de Estado del Vaticano aclaró que su visita a Cuba no tendría carácter político, sino eclesial. Pero ha declarado públicamente su inconformidad con el embargo comercial de los Estados Unidos hacia Cuba, llamándole “bloqueo” del mismo modo que lo hace el propio régimen castrista, agregando que es “injusto y éticamente inaceptable”. Todo esto dicho delante un llamado canciller de la tiranía más larga de América Latina. Menos mal que su visita era eminentemente católica.

¿Pudiera este Cardenal haber condenado al régimen por los miles y miles de fusilados ante el paredón gritando “Viva Cristo Rey”? ¿Pudiera haber condenado la entrada violenta a la sede del Vaticano en La Habana para arrestar a los tres hermanos García Marín, los que fueron fusilados vilmente por ese régimen que ahora lo recibe?

¿Acaso este Cardenal Bertone tiene tanto desconocimiento de la barbarie castrista en casi medio siglo de poder absoluto?

Es este mismo representante de la Iglesia quien aprieta la mano ensangrentada de Raúl Castro, el ahora gobernante de turno de la monarquía comunista, esa misma que encarceló a decenas de miles de católicos y llevó al status de no persona a todos los que iban a misa o llevaban un crucifijo en su pecho.

El desconocimiento no exime a nadie de culpas, y si la Santa Sede desconoce realmente todo lo que ha estado pasando en Cuba durante 49 años, es porque tampoco ha querido escuchar, al igual que muchos países que se rigen por gobiernos electos democráticamente, pero apoyan la dictadura militar castrista.

¿Conocerá este Cardenal que miles y miles de jóvenes cubanos fueron a parar a campos de concentración con el sugestivo nombre de Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP) por creer en Dios?

“Con gran admiración y aprecio, les deseo mayores éxitos en su tesis de solidaridad y humanismo en todo el mundo”, escribió en el Libro de Honor al visitar la Escuela Latinoamericana de Medicina. ¿Conoce verdaderamente el humanismo del régimen este Cardenal, o prefiere seguir ignorante? Es a este mismo representante de la Iglesia a quien le pidieron que orara por la salud del vejete dictador, Fidel Castro, ¿lo hará?

También que pidiera por la libertad de cinco terroristas encarcelados en los Estados Unidos por espiar para el régimen cubano, ¿lo hará también?

Quizás sí, mientras que nunca oró por las almas de cuatro jóvenes pulverizados en el aire en espacio aéreo internacional. ¿Alguien recuerda una misa en sus nombres?

¿Conocerá el Cardenal Bertone que Oscar Elías Biscet permanece encerrado por oponerse al aborto, además de defender los derechos humanos del pueblo cubano?

¿Sabrá que estando él de visita en la isla fue golpeado brutalmente un joven de la raza negra llamado Jorge Luis García Pérez, conocido como Antúnez, además de otros opositores pacíficos?

Para ser un alto representante de la Iglesia hay bastante ignorancia dentro de su alma o, ¿acaso la responsabilidad recae solamente en el Cardenal Jaime Ortega y Alamino, el que debiera haberle informado debidamente sobre la realidad de esa Cuba donde vive y ha padecido su régimen?

Hablando en cubano, creo que “tiene tanta culpa en que mata la vaca, como el que le aguanta la pata”, así que desde el Papa Juan Pablo II hasta este nuevo Sumo Pontífice, incluyendo a su segundo secretario, tendrán una responsabilidad en la historia porque no se puede estar a espaldas al dolor de un pueblo sumido en la desesperanza, la falta de libertades y abrazar al tirano de turno que, por cierto, también se apellida Castro.

Por mi parte, no tengo a menos escribir así, del mismo modo que pienso. Estoy convencida que tengo asegurado mi pasaporte al Infierno. A fin de cuentas, ya conozco uno, porque nací allí en el año de la desgracia.