REFLEXIONES Y RETORTIJONES
Reflexiones y retortijones
Por Juan González Febles
LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - En una de sus últimas reflexiones, Fidel Castro se refirió a la destitución del ministro de Educación, Luis Ignacio Gómez. Entre los elementos que Castro aportó para dar su apoyo a la medida, estuvo que el ex ministro viajó más de 70 veces al extranjero, en funciones vinculadas a su trabajo.
Por supuesto, fue el propio Castro quien nombró y apoyó a Gómez como ministro. También quien recomendó que viajara con frecuencia al exterior, específicamente a Venezuela.
En aquellos buenos tiempos de Gómez, Castro quería que chequeara personalmente el desarrollo de los programas educacionales que su gobierno impulsó tanto en Venezuela como en otros países.
A Gómez no se le destituye por el bajo nivel de la educación en Cuba. Tampoco por el escandaloso incidente del maestro que mató a un alumno. No se le destituye por ese descabellado y cuasi criminal plan de los llamados maestros emergentes.
Castro alega que el ex ministro Gómez fue destituido por viajar demasiado. También, por dejar de llenar las expectativas del poder en eso de ser, todo lo revolucionario que Castro imagina que deben ser sus ministros.
Gómez nunca fue cuestionado en relación con su trabajo. Era políticamente correcto en julio de 2006. Para esa fecha, había dado más de 60 de los viajes por los que fue destituido.
Castro, además de sus problemas con el intestino, tiene que tener Alzheimer. O debe estar muy molesto porque los cubanos (menos del 1%) se hospedan en hoteles de turismo y usan teléfonos celulares.
Más cerca en el tiempo, todo el mundo está sorprendido por la cobertura mediática dada al más reciente incidente que involucró a las Damas de Blanco. Más sorprendente resulta que el Ministerio de Relaciones Exteriores haya emitido una nota sobre el particular.
El incidente podría haberse resuelto de acuerdo con el procedimiento establecido. Es decir, una nota del Ministerio del Interior, firmada por el jefe de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) en el municipio capitalino Plaza de la Revolución.
Alguien debe haberle ordenado al ministro Felipe Pérez Roque asumir como cuestión de política exterior una situación de supuesto desorden público. Un incidente sofocado por fuerzas municipales de la policía regular, elevado a agenda de política exterior. Mujeres policías que maltrataron más allá de los límites permisibles a las Damas de Blanco. Se trata de algo realmente inusitado.
Todo parece indicar que al igual que en 1996, se pretendió lanzar un mensaje. En aquel momento se derribaron aviones civiles con matrícula norteamericana, para cerrar la posibilidad de una cercana distensión entre la administración Clinton y el gobierno de Fidel Castro.
En 2008 parece que el gobierno cubano tiene necesidad de realzar la figura política de la legisladora cubano-americana Ileana Ros Letinehn. No parece razonable, ni lo es, que el gobierno arme un escándalo de esa envergadura porque las Damas de Blanco hablaran durante unos minutos con la Sra. Letinehn.
Esto último tiene todas las trazas de ser un retortijón del más alto nivel de la dirección política del país. Es la declaración silente de cuánto le importa la oposición interna y sus aliados dentro de Cuba.
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