jueves, julio 17, 2008

EL AQUELARRE DE LA MEDIOCRIDAD

EL AQUELARRE DE LA MEDIOCRIDAD


Por Oscar Espinosa Chepe.
Economista y Periodista Independiente
2008-7-16


Este comentario en modo alguno está dirigido a las actuaciones que en estos días realizan los humoristas cubanos, como todos los años, en teatros repletos de público motivado por obras con creciente sensibilidad y calidad, que a partir de la burla y la risa muchas veces critican aspectos muy serios de la Cuba actual.

El aquelarre a que nos referimos es el VIII Congreso de los periodistas oficiales cubanos, celebrado a principios de Julio, caracterizado por la superficialidad y la total sumisión al poder. Este evento sui géneris se realizó casi 10 años después del anterior en 1999, pero por la repetición de los planteamientos escuchados, parece una copia al carbón de aquel. Incluso el General Raúl Castro, quien sólo asistió a la clausura y no pronunció ningún discurso, con su característica ironía dijo que muchos de los problemas reiterados en esta ocasión ¨…son tan viejos como Gutenberg.¨

Si se compara el congreso de la UNEAC efectuado semanas atrás con el de la UPEC se aprecian diferencias abismales. En el primero se discutieron asuntos cardinales de la realidad cubana, mientras en el último los graves problemas que atraviesa Cuba fueron ignorados, salvo algunos planteamientos de voces aisladas; todo solapado por criterios intrascendentes y mediocres. Este congreso de periodistas, coincidente con campañas organizadas contra la disidencia pacífica y sectores de la economía sumergida, pudiera responder al interés de los ¨duros¨ del régimen de crear un clima de crispación social dirigido a bloquear los proyectos de reformas anunciados por el General Raúl Castro.

Por otra parte, el evento estuvo a la altura del deplorable estado de la prensa cubana, que salvo honrosas excepciones, como algunos artículos aparecidos en Juventud Rebelde en los últimos tiempos, refleja un periodismo triunfalista, chato y oscuro, realizado únicamente con objetivos propagandistas; una verdadera vergüenza, si se tiene en cuenta las tradiciones cubanas de hombres y órganos de prensa que constituyeron ejemplos de periodismo brillante y ético en toda Iberoamérica, recuérdese al Padre Varela, José Martí, Juan Gualberto Gómez, Varona, Manuel Sanguily, Martínez Villena y Manuel Márquez Sterling. Hasta los periodistas marxistas de antaño sentirían vergüenza de este congreso y lo que hoy acontece en la prensa oficialista.

El Aquelarre…2

Para colmo de la manipulación, la nueva dirección de la UPEC fue nombrada antes de que se efectuara el Congreso, y ratificó al presidente con gran parte de la vieja dirección. Para no perder la costumbre, continuaron las ofensas y calumnias a quienes son perseguidos y están impedidos de defenderse en el clima represivo imperante. Periodistas independientes en muy difíciles condiciones denuncian la compleja situación del país, cuando los propagandistas del régimen, algunas veces con disfraces de liberales, colaboran abiertamente con la represión y por encargo de la policía política preparan textos y programas televisivos con ese fin.
La deshonestidad observada en el congreso llegó a la desfachatez de proponer al Sr. Hugo Chávez, ejemplo de lo que no puede ser un informador por su vulgaridad y continuado irrespeto hacía las personas, para el Premio Nacional de Periodismo José Martí, mancillando la memoria del escritor y periodista cubano más grande de todos los tiempos.

De las palabras de la clausura pronunciadas por Esteban Lazo, miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba, se desprende que las intenciones del sector más conservador del régimen estuvieron detrás del desarrollo del congreso. Su definición del papel del periodismo cubano no sólo apunta a sostener la línea de herramienta propagandística del totalitarismo, sino a reforzar esa tendencia, incorporando con mayor fuerza conceptos desfasados, como la lucha de clase y otros. Denota el interés de continuar ocultando a la ciudadanía la grave situación que atraviesa Cuba y el cuadro real del contexto internacional; posición que va a contracorriente de un mundo crecientemente interconectado, donde resulta cada vez más difícil engañar y burlarse de los pueblos.

En el momento actual, aquellas célebres palabras de Abraham Lincoln de que “se puede engañar a un pueblo un tiempo, pero no todo el tiempo”, están más vigentes que nunca.

La Habana, 15 de julio de 2008