EL RESCATE DE COLOMBIA
EL RESCATE DE COLOMBIA
Por Huber Matos
Julio 4 de 2008.- Una ola de asombro y admiración atravesó al mundo ante el audaz rescate en las selvas del Guaviare. Una acción heroica que devolvió la libertad a una mujer, que como nadie, simbolizó la tragedia de Colombia.
Aparentemente frágil, siempre femenina, firme en sus principios y aferrada a su fe en Dios y en la Virgen, Ingrid Betancourt fue el centro de atención de millones de seres humanos que veían en su secuestro la despiadada crueldad y el chantaje abusivo que ha flagelado al pueblo colombiano en nombre de una liberación, que no ha sido otra cosa que una siniestra componenda de narcoterrorismo y violencia criminal. Por eso su rescate trasciende la frontera de lo familiar y lo humanitario para convertirse en el rescate de Colombia.
Con este acontecimiento inesperado y espectacular las Fuerzas Armadas de Colombia tienen todo el derecho a reclamar la heroica tradición bolivariana en defensa de la libertad y la justicia de los pueblos en Latinoamérica. Desde los tiempos del Libertador no había experimentado nuestra historia una catarsis nacional de ciudadanos y soldados unidos en un sentimiento simultáneo de triunfo, orgullo y alegría.
Uno a uno, los rescatados expresaron con emoción y sencillez de pueblo, su fe en las fuerzas armadas, su respeto a los jefes militares, su agradecimiento a la solidaridad permanente de los medios de comunicación, y su admiración hacia el Presidente de la República.
No faltó, sobró generosidad, porque no fue otra que la figura central de este acontecimiento inolvidable quien, con absoluta sinceridad y honestidad felicitó al Presidente Uribe por haber insistido en una reelección que evitó un respiro a la narco guerrilla.
En un acto de humildad ejemplar, la heroína del día se alegró públicamente que hubiera sido Álvaro Uribe, su contrincante en las elecciones en que no pudo participar y no ella, quien hubiese conducido las riendas del gobierno de Colombia hasta el presente.
La demostración de civismo que ha dado todo el pueblo colombiano es un respiro a la dignidad de América, manchada hoy por la megalomanía y demagogia de Hugo Chávez, el cinismo populista de Rafael Correa, la política servil de Evo Morales y Daniel Ortega.
Personajes que sin tener ni sus méritos, ni su representatividad, ni su popularidad, han insultado en forma soez y repetitiva a un hombre que, lejos de presentarse como el salvador predestinado de su patria ha demostrado con su humildad, inteligencia y perseverancia ser un auténtico servidor de su pueblo.
El rescate de Colombia es el inicio del rescate de la dignidad en América, donde demasiados gobiernos han servido de guarida a los bandoleros de las FARC y donde demasiados gobiernos todavía con su silencio y su diplomacia insincera, permiten que en Cuba se cometan atropellos contra el pueblo y contra la oposición secuestrada por el totalitarismo.
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