viernes, agosto 29, 2008

GORKI EN LA QUINTA SIN MUSICA

Tomado de http://www.cubaencuentro.com


Gorki en la Quinta sin música
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La detención del líder de Porno Para Ricardo es un golpe bajo a un hombre que ha ejercido, con coraje y talento, su derecho a decir.
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Por Raúl Rivero
Madrid | 29/08/2008

En los calabozos de la Quinta se salen todas las pilas de agua. Se duerme (cuando se duerme) sobre unos bancos de cemento. Y el preso no puede elegir entre la humedad y los ratones. Ahí, casi seguro que en una celda individual —ajustada como un chaleco o una camisa de fuerza— amaneció este viernes el músico cubano Gorki Águila.

No se sabe dónde recibirá el sol de mañana. Ni siquiera sabemos si lo recibirá, o tendrá del día sábado sólo una idea de la claridad que dejan pasar las ranuras rectangulares de los camiones en los que trasladan a los presos.

Nadie puede decir a ciencia cierta en cuál de las 300 cárceles que tiene a su disposición el socialismo en Cuba esperará este artista joven su primer amanecer como el preso político número 220. En qué modelo ajado lo inscribirán en esa nómina horrorosa que insulta la historia de la nación y que hace que hombres inocentes y sus familias sufran dolores añadidos a las penurias naturales que genera la dictadura.

El músico se ha quedado sin voz y sin gestos. Su padre y sus amigos de Porno para Ricardo, la emblemática banda de rock que dirige, son, desde la mañana en que lo fue buscar la policía a un ensayo, los traductores de las alternativas de su vida paralizada y bajo el control arbitrario de la soberbia del poder.

A mi no me gusta creer en los que dicen que, de todas formas, la cárcel es una experiencia enriquecedora para los intelectuales. Si así fuera, todos los creadores del mundo se harían arrestar para ensanchar su capacidad de observación, y el mundo académico —tan innovador y preocupado— habría incluido en sus planes de estudio un proceso mínimo de seis meses de prisión para que sus graduados salieran a la calle mejor preparados.

Creo que, en el caso de Gorki Águila, es un fustazo al desarrollo de un artista en plenitud de su trabajo. Es un golpe bajo a un hombre que ha ejercido, con coraje y talento, su derecho a decir lo que él ha considerado que tiene derecho a decir en el país donde nació.

Es un intento por callarlo. Porque Gorki, aunque su nombre quiere decir "amargo" en ruso, es la expresión de la alegría de la libertad. Él y su música son la liberación en esencia. Es irreverente porque en ese país, hace medio siglo, los gobernantes imponen que se les haga reverencias.

Es directo, implacable, en el uso del lenguaje de la calle, porque tiene necesidad de comunicarse con la gente y tiene el derecho a seleccionar y a usar la contraseña que más le convenga y lo identifique con las personas a las que quiere llegar.

Quiero recordar que los suplicios que ya está padeciendo Gorki Águila como artista dejan marcas graves y fatales en el hombre que es él. En el ciudadano sin privilegios y sin recursos, en su carne de padre y de hijo y de amigo. De persona humana que baja por Neptuno una mañana para desembocar en el Parque Central.

La campaña internacional para liberarlo —así como la de la liberación de todos los presos políticos— no debe detenerse ni un instante. Olvidarlos es olvidarnos de parte de nosotros mismos.

No importa ya el resultado de ese juicio donde los tarugos hacen de fieras y payasos. Gorki tiene la luz del láser en un punto de su cabeza. En la misma cabeza donde tiene toda la música que tiene que escribir y las ideas que tiene derecho a expresar como artista y como cubano. Libertad para Gorki. Libertad.

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