martes, noviembre 04, 2008

LOS CUBANO-AMERICANOS Y LAS ELECCIONES ESTADOUNIDENSES

LOS CUBANO-AMERICANOS Y LAS ELECCIONES ESTADOUNIDENSES



Editorial
La Nueva Cuba
Noviembre 2, 2008

Para nadie es un secreto que los resultados de las elecciones del próximo martes 4 de noviembre en Estados Unidos serán muy importantes, en lo que respecta a la política de Washington hacia Cuba y por ende para nuestra patria.

El candidato demócrata Barak H. Obama se ha comprometido con cambiar la política de Washington hacia Cuba y ha asegurado que se reuniría con el dictador sucesorio cubano, General de Ejército, Raúl Castro Ruz, sin precondiciones.

Además en sus comparecencias públicas el Sr. Obama ha dicho que terminará con las restricciones impuestas a los viajes a Cuba, la cual se extendería a los ciudadanos estadunidenses, una decisión que dejará las puertas abiertas a que millones de turistas estadounidenses viajen a nuestra patria. Esta sería sólo parte del comienzo de un interminable rosario de concesiones ya planeadas, la mayoría no especificadas.

Todos esos cambios en la política hacia Cuba que el Sr. Obama piensa implementar siguen el mismo curso de las anunciadas recientemente por la Unión Europea, la que adoptara la agenda promovida por el gobierno Zapatero: hacer concesiones a la dictadura cubana, sin precondiciones, a cambio de nada, bajo la treta retórica de mantener un "dialogo" con La Habana. Un "diálogo" que es tan antiguo como el embargo de Estados Unidos, y cuyos resultados siempre están por materializarse en un futuro distante e inexistente, a manera de la esperanza de un siempre postergado milenarismo.

En el fondo debemos remitirnos a la médula del "asunto cubano". Y nadie lo ha expresado más honesta y crudamente que el Comisario Europeo Louis Michel, el pasado marzo en La Habana: “Es tiempo adecuado” para que la Unión Europea, primer socio comercial y primer inversionista en la nación caribeña, realice un diálogo con Cuba".

Y esa confesión europea no es ajena al espiritu de la agenda de quienes financian al Sr. Obama: Concluir la abortada agenda previa Clinton-Gore hacia Cuba, de abrir las puertas de la Isla a ávidos inversionistas estadounidenses. El reparto del pastel no puede sólo quedar en manos de Europa.

La Unión Europea ha capitulado ante la visión mercantilista de la Moncloa de enriquecer los bolsillos de sus complicitados, a través de inversiones en plantaciones tercermundistas, sin derechos laborales, sin huelgas ni salarios reales; en suma en invertir en una Cuba de cazadores y recolectores del siglo XXI.

Y como en el caso de la agenda europea, la de los intereses económicos emboscados tras la escenografía Obámica, no incluyen el tema imperativo de los derechos humanos y del inicio de la construcción de una sociedad civil en Cuba como sus objetivos. Los inversionistas de E.U. que fracasaron en el 2000 creen tener en el 2008 su revancha.

De manera que para los cubano-americanos en Estados Unidos, en lo que respecta a aquellos para los que el tema de la "situación cubana" tiene prioridad, queda la opción de votar por una agenda similar a la europea, o negarse a hacer concesiones a cambio de nada.

En política un principio fundamental es el de la negociación. En el mundo de la "Real Politik" no existe "diálogo" alguno sin cartas de negociación. Pero si las concesiones son ilimitadas -con excepción de aquellas que afecten los intereses económicos- nada la otra parte tiene que ni siquiera pensar en conceder en términos políticos. Europa, en su subestimación de los oprimidos cubanos, cree erróneamente que nos obnubila con su teatro de marionetas sobre el "diálogo".

Si las pocas cartas de negociación de Estados Unidos, para sentarse con La Habana, son ofrecidas sin precondiciones, Washington quedará en la misma posición que la Unión Europea: Volver el rostro ante el espectáculo de las víctimas y limitarse como buitres a devorar el oportuno festín de la carroña, servido por los verdugos.

Los cubanos-americanos deben oponerse con el voto a la agenda de los intereses económicos que quieren llevar al Sr. Barak H. Obama a la Casa Blanca, y en la Florida deben votar por los congresistas cubano-americanos Ileana Ros-Lehtinen, Mario y Lincoln Díaz-Balart, que en lo que respecta al tema cubano, han defendido una política de no hacer concesiones a la dictadura sin que exista un compromiso de iniciar un proceso en la Isla, que conduzca a un régimen de derecho y a la construcción de una sociedad civilista.