viernes, diciembre 05, 2008

¡ QUE VIVA CHANGÓ, SEÑORES !

¡Que viva Changó, señores!

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Según los Castro, ahora la solución está en la fe religiosa: mirar para la otra vida sin ceder un milímetro de poder.
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Por José Prats Sariol
México DF | 04/12/2008

Lo mismo con un pope que beatificando a un fraile, da igual con Lenin que con Changó. La solución está en la fe religiosa: mirar para la otra vida. Y desde luego, sin ceder un milímetro de poder.

Si algún político del planeta desea recibir un excelente monográfico de oportunismo, sólo tiene que llamar a La Habana. Los camaleones están tristes por la derrota: no hay quien les gane a los Castro y su corro.

La enorme masa de feligreses cubanos que practican los rituales de la Iglesia Ortodoxa Rusa, acaban de ver a Dimitri Medvedev junto a Raúl Castro, en la visita piadosa a la catedral eslava de la Habana Vieja. La mirada entre los dos segundos al mando (Putin y el convaleciente siguen con las riendas) era conmovedora: el ruso le marcaba a EE UU un punto por Georgia, como acababa de hacer en Venezuela con la flota de guerra; el otro —ducho en la era soviética—, resucitaba el valor estratégico de Cuba cuando la Guerra Fría.

( Raúl Castro, en la beatificación del padre Olallo, el 29 de noviembre. (AP) )

Ni media palabra —tampoco en la entrevista de hora y media con el Castro mayor—sobre el comunismo, el desmerengamiento del "campo socialista" o el capitalismo feroz que impera en Rusia. ¡Ah no! ¿Quién se acuerda, casi al finalizar la primera década del tercer milenio, del marxismo-leninismo o del materialismo histórico y dialéctico? ¿Cómo recordar los manuales de la Academia de Ciencias de la URSS? Dejemos que se entretengan los historiadores cuando vuelvan a abrir los archivos secretos del KGB.

¿Leningrado? Por favor —dijo Medvedev—, San Petersburgo, la capital del Báltico que soñara Pedro el Grande. ¿Proletariado? Ah, sí, ya no son mujiks hambrientos, ya no se lee a Gorki ni a Sholojov. Dan risas aquellas novelas: Así se templó el acero. Aquel acero es de una aleación superada, ahora leemos a Pasternak y a Alexander Solzhenitzyn, creemos en Dios, queremos invertir en Cuba.

Todavía Medvedev no había llegado a Moscú —tras bañarse en Varadero—, cuando en Camagüey el otro subjefe asistía a la misa de beatificación del hermano José Olallo, conversaba con los cardenales José Saraiva Martins y Jaime Ortega, sobre todo —aunque la prensa no lo ha registrado con la suficiente relevancia— con el influyente sacerdote irlandés fray Donatus —William Martin Forkan—, superior general de la Orden Hospitalaria Hermanos San Juan de Dios, la misma a la que perteneció el ejemplar "padre Olallo", como le decía la población camagüeyana.

Velando a Changó

¿Recordaría Raúl cuando pertenecía a la Juventud Socialista? No creo que se lo comentara al obispo auxiliar de Miami, el cubano Felipe Estévez. Lo que con toda seguridad olvidó fue cuando el Estado era materialista y no laico, cuando las creencias religiosas invalidaban el ingreso al Partido y a la Juventud, y de hecho imposibilitaban el ingreso a carreras universitarias consideradas estratégicas o sensibles, como Psicología, Historia, Derecho o Periodismo; así como el acceso a cargos, en cuyos requisitos se hallaba, y aún se halla, la militancia en el PCC.

Ahora es de esperar que el Castro menor haya velado a Changó anoche y que este jueves 4 de diciembre asista a una reunión de babalawos, con un hacha de madera de dos cabezas y vestido de camisa roja y pantalón blanco, para que los seguidores de la Regla de Osha aplaudan su gesto. Que crean que como Changó es el orisha de la justicia, Raúl va a liberar a los presos políticos y a los que cumplen condenas por delitos absurdos: vender malanga en la calle, matar una vaca que es propia, ofrecer servicios sexuales a los macetas y turistas.

Junto a él estarán los escasos negros que pertenecen a la nomenklatura —Juan Almeida, Esteban Lazo…—, y desde luego Caridad Diego, jefa de la Oficina de Asuntos Religiosos del PCC. Si es necesario hasta se despojan o se hacen los que les "entró" Yemayá, Ochún, el mismo Changó que festejan, porque el sincretismo —como dijera Nicolás Guillén— significa que "En esta tierra mulata / de africano y español / (Santa Bárbara de un lado / del otro lado Changó) / siempre falta algún abuelo / cuando no sobra algún Don".

¡Lo que sea para mantenerse en el poder! No lo duden, no se asombren. Changó también es el orisha de la guerra.

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