LAS DEMOCRACIAS CÓMPLICES
LAS DEMOCRACIAS CÓMPLICES.
Por Iliana Curra.
Cristina Fernández, actual presidenta de Argentina, visitará la isla sometida por medio siglo de dictadura militar. También la presidenta de Chile, Michelle Bachelet visitará Cuba y, a pesar de que a ambas le han pedido se reúnan con la oposición, no lo harán.
Primeramente, porque no les importa. Ellas irán a congraciarse con un régimen militar que reprime, encarcela, fusila, golpea y humilla al pueblo. Algo parecido padeció Argentina con una dictadura militar hace muchos años. Al General Augusto Pinochet lo seguían tildando de dictador, aún después de haber hecho un plebiscito y dejar el poder por decisión democrática del pueblo chileno.
Pero el vejete comatoso, si es que vive aún, y su hermano Raúl Castro, heredero del trono, son reconocidos por ellas como “presidentes” en un sistema que lleva 50 años sin elecciones democráticas, sin permitir oposición legalmente y manteniendo un férreo control que, ni semejarse siquiera a las dictaduras que esos países tuvieron en su momento y que el mundo repudió tanto. ¡La misma hipocresía de siempre!
Cuba tiene una deuda altísima con Argentina y, además de irle a reír las gracias al payaso y asesino de Raúl Castro, la presidenta gaucha tratará de que le paguen, al menos, una parte de esa enorme deuda. La pobre, creo que regresará con sus manos vacías, pero su mente llena de ideas absurdas pro-comunistas y la visión de un sistema educacional y de salud excelente, teniendo en cuenta que visitaría los lugares ya previamente controlados para dar la mejor imagen: los hospitales para turistas, y algún que otro lugar arreglado de antemano por el régimen. El asunto es que llegará a su país llena de entusiasmo para llevar a la Argentina “por el mismo camino de felicidad que Cuba”, como dijera el pichón de dictador, Hugo Chávez hace algún tiempo en Venezuela.
Tampoco se reunirá con los opositores pues, si acaso, sacará a relucir el caso de Hilda Molina, siempre y cuando le convenga, ya que es algo que tiene pendiente desde hace mucho tiempo.
La Bachelet, menos ingenua, pero socialista al fin, ya confirmó que tampoco se reunirá con la oposición. No le importa que sean reprimidos, ni encarcelados. Pero ha habido que escuchar su historia en más de una ocasión cuando su padre fue encerrado por órdenes del General Pinochet y murió. Eso sí que era una violación de los derechos humanos. En Cuba, no. Los Castro son ejemplos para América Latina y jamás sus crímenes salen a relucir por parte de estos hipócritas que han llegado al poder por elecciones libres y democráticas.
El mensaje de estas dos presidentas electas al mundo, es el mismo que las naciones libres y democráticas demuestran todos los días. Es la misma historia de la Unión Europea, de los países democráticos de América Latina. Es la complicidad repulsiva de quienes dicen velar por los derechos humanos en el mundo y se hacen los de la vista gorda con el caso cubano.
Son los mismos que prefieren desconocer la realidad para sentirse mejor y no visitan a la esposa de un preso político, o como feministas al fin, se dan un viajecito por la tenebrosa prisión de Manto Negro para conversar con la prisionera política, María de los Ángeles Borrego Mir, y preguntarle por qué siendo una opositora al régimen la condenaron por una causa inventada conocida como “Delito de peligrosidad social pre-delictiva” a cuatro años de encierro junto a reclusas comunes de altísima peligrosidad, siendo agredida por una de ellas que la acosaba constantemente. Preguntarle además, por qué no dan la atención médica requerida después de encontrársele dos nódulos en su garganta que le provocan dolor y malestares permanentes. Eso sí que sería defender realmente los derechos humanos de alguien que, injustamente, está encerrada bajo condiciones ignominiosas, espantosas e inhumanas.
Si alguna de las dos hiciera algo así, creería en ellas. Mientras, me están demostrando que no son más que cómplices de una tiranía nefasta donde saludarán con admiración a represores, torturadores con sus manos manchadas de sangre, y reirán los espantosos chistes de un heredero del poder que jamás ha conocido el respeto por ningún derecho.
De estar yo en Cuba, a Cristina la esperaría en el aeropuerto con una foto de militares argentinos de aquella dictadura que padecieron. A Bachelet la esperaría con una enorme foto de Augusto Pinochet, me costaría nuevamente la cárcel pero, al menos, me sentiría bien conmigo misma.
No obstante, quizás algún día pudiera cumplir este proyecto cuando visiten Miami. Lo prometo.
1 Comments:
El mero concepto de que los países "latinos" se comporten de forma seria, consecuente y respetable es mera utopía. Toda su historia, TODA, contradice la probabilidad de tal conducta. Entonces, tiene sentido seguir esperando peras del olmo? Creo que no. O sea, no se consigue nada con ello, salvo lastimarnos todavía mas de lo que estamos.
Mejor encarar y aceptar la cruda y asquerosa realidad, notarlo todo sin olvidar nada nunca, y hacernos el propósito de actuar de la forma que la realidad merece y requiere (si es que queremos hacer mas que llorar). Digo actuar no sólo ahora, sino en el futuro, pues si ahora hay mentiras e hipocresía, eso va a continuar igual o peor cuando Cuba recobre su libertad.
Eso va a suceder con cubanos y extranjeros, pues nadie va a admitir culpa, ni crimen, ni complicidad si le es del todo posible evitarlo. Va a haber una infinidad de "equivocados," "mal informados" y "desconocedores."
Se puede perdonar en ciertos casos y hasta cierto punto, pero no como si no hubiera pasado nada. Ha pasado no mucho, sino mucho mas que demasiado. Como mínimo, los cubanos no podemos darnos el lujo mas nunca de creer en utopía alguna.
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