CUBA: LOUIS MICHEL Y COMPAÑÍA
Michel y compañía
Por Raúl Rivero
Madrid -- El belga Louis Michel, Comisario de Desarrollo y Ayuda Humanitaria de la Unión Europea (UE), acaba de realizar su tercer viaje a Cuba en menos de dos años. El único tropiezo que pudo tener en esta ocasión fue que la turba gubernamental lanzada por sus anfitriones contra las Damas de Blanco, este viernes, le impidieran darle fin con tranquilidad a un paseo por La Habana.
Fuera de esa enojosa posibilidad, el funcionario tuvo una mansión apacible y fructífera para el viejo sueño de él y de ciertos políticos europeos de regresar al abrazo contaminador de la dictadura con un fajo de 40 millones de euros en otros maletines.
Michel perdió la oportunidad de ver en acción a los enviados de los atildados y graves burócratas que le hablan de respeto mutuo y trato igualitario. No tuvo chance de asistir en directo a un legítimo linchamiento verbal a los familiares de los presos políticos, uno de los temas que está prohibido en las conversaciones y que rechaza Bruno Rodríguez con la misma fuerza que sus antecesores Roberto Robaina y Felipe Pérez.
Se ha ido de Cuba con el recuerdo de unas charlas agradables, incluidas dos horas y media con Raúl Castro, en las que el Comisario siguió con fidelidad y atención, como el perro de la RCA Víctor, el guión que le escribieron en los laboratorios del Partido Comunista.
Michel recitó su texto frente a los periodistas y Bruno Rodríguez el suyo. Todo muy bien, pero de los presos no se hablará porque el flamante vocero del régimen dejó bien claro que los temas penitenciarios pertenecen al fuero interno de las naciones.
Así es que Michel debe volver a Europa, donde acaba de romper una primavera que ningún dictador puede ennegrecer, a buscar más recursos y más ayudas para que en Cuba todo siga igual o peor. A regresar, con un discurso optimista y a tratar de demostrar que ha habido cambios: en vez de Pérez está Rodríguez y en lugar de Carlos han puesto a un tal Manolo, que es más viejo.
Pero en este viaje Michel no estuvo solo. Lo acompañó el eurodiputado del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) Miguel Angel Martínez, vicepresidente del Parlamento Europeo y amigo entre los amigos del gobierno de Cuba.
Fue a la isla a participar en un encuentro organizado por la Comisión Europea y para intercambiar ideas con los representantes oficiales y buscar zonas de cooperación e intercambio.
Martínez, un reconocido luchador contra el franquismo, opina que el Parlamento no es toda la democracia, pero que sin Parlamento no hay democracia posible. Al mismo tiempo, se presenta como Presidente del Grupo de Amistad y Solidaridad con el Pueblo de Cuba. Bajo ese título funciona como un acreditado defensor de la dictadura.
De modo que Michel llevó refuerzos, y una competencia desigual en los elogios al castrismo.
En esta parte del mundo muchas personas sienten vergüenza ajena por estos acercamientos forzados y por el afán de hacer ver una evolución positiva en el gobierno cubano, cuando para cualquier observador lo que se ha producido es un atrincheramiento y una intensificación de la represión con los opositores, los presos políticos y las Damas de Blanco.
En los últimos días, mientras Martínez y Michel identificaban posibles territorios de cooperación, subió el tono de la campaña contra el periodismo independiente y en contra de los nuevos grupos rebeldes y cívicos del país que se reúnen en comunidades de blogs o en corrientes artísticas contestatarias.
Es una pena que Michel y su amigo español no hayan visto el terror en directo en la calle, a sólo unos metros de donde ellos diseñan ayudas y se dan la mano con los que ordenan las cargas con la misma voz que le indican a los camareros que pongan otra ronda de canapés.
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