BARACUTEY CUBANO

Por Raúl Rivero

Un minuto de libertad es mucho tiempo. Esta semana lo constataron varios jóvenes cubanos. Ellos asistieron a una manifestación de la pintora Tania Bruguera, en medio de la X Bienal de La Habana, una muestra abierta hasta fines de abril que reúne artistas plásticos de países en desarrollo.

La señora Bruguera, en el espacio que le cedieron los organizadores de la exposición en la sede del Centro Wifredo Lam, montó una tribuna con micrófono con un telón rojo como fondo y escoltada por dos jóvenes actores vestidos de militares.

La artista invitó al público a hablar con libertad sólo por un minuto. Pasado ese tiempo, los supuestos soldados que custodiaban el podio bajaban con energía y amabilidad a quienes le cogían el gusto a la palabra «libre».

La escritora Claudia Cadelo fue una de las primeras en llegar.Dijo esto: «Que un día todos tengamos todos los minutos del día para decir delante de un micrófono todo lo que queramos. Y que, de paso, también los que hoy tengan esa posibilidad dediquen un minuto, o menos incluso, a decir la verdad».

Después, escribió Claudia Cadelo en su blog Octavo Cerco, subió el periodista Reinaldo Escobar pero «no le dio tiempo a terminar y los militares lo bajaron». La escritora recuerda que, a partir de entonces, nadie más subió porque la gente estaba asustada.Sólo un artista fue y dijo: «Yo lo que tengo es mucho miedo».

Cadelo dice que ella volvió a caminar hacia el podio para decir: «Que un día la libertad de expresión en Cuba no sea un perfomance».

La crónica recoge también que el joven Claudio Fuentes habló sobre la dictadura y los presos políticos. Al final sometió a votación el deseo de que se realizara un cambio en el país; la mayoría de los presentes levantó la mano a favor de esa propuesta.

La periodista y bloguera Yoani Sánchez también estuvo en la tribuna provisional que brindó la pintora. Recordaba así el episodio: «Avisada a tiempo por amigos enterados, fui preparada con un texto sobre la libertad de expresión, la censura, los blogs y esa herramienta escurridiza que es internet». Y añadió: «Frente a los lentes de la televisión nacional y protegidos por los invitados extranjeros a la X Bienal de La Habana, se sucedieron gritos de 'libertad', 'democracia' y hasta abiertos retos a las autoridades cubanas. Recuerdo un muchacho de 20 años que confesó que nunca se había sentido más libre. Tania nos dio los micrófonos, a nosotros que nunca hemos podido decir un discurso propio, sino que hemos tenido que soportar bajo el sol las peroratas de los otros», concluyó Sánchez.

Por muchos pintores importantes que enseñen lienzos y hagan instalaciones, los cubanos van a recordar esta Bienal por quienes fueron allí a decir la palabra prohibida. Un minuto de libertad es mucho tiempo.