LOS CALENDARIOS DE LA LIBERTAD
Los calendarios de la libertad
Por Raúl Rivero
Madrid -- Este domingo, al mediodía, desde Rabat, Barcelona, París o cualquier otro lugar del planeta Tierra, me llamará Alí Lmrabet, el famoso comunicador y diplomático marroquí, para saludarnos en libertad y para, en su español perfecto pero sacudido por otros idiomas, enviarle un abrazo a los periodistas independientes que están presos en Cuba.
En la primavera negra de 2003 él estaba encarcelado en su país, acusado de ofender en un artículo periodístico al rey de Marruecos, Mohamed VI. Una poderosa y constante campaña internacional, que encabezó el periódico El Mundo de España, pudo sacarlo de un calabozo del reino de censuras, prohibiciones y redes que ha instalado allí ese monarca, otro corazón de dictador dentro de sus trajes de lujo o cubierto por hopalandas de otras estirpes.
Alí Lmrabet se siente muy cerca de aquellos prisioneros que están lejos, en el Caribe. En medio de sus aventuras, siempre hay mucho más que una llamada y un gesto público para ellos.
Como es el Día de la Libertad de Prensa llegan mensajes de otros amigos queridos. De hombres y mujeres de rumbos diferentes que hoy tienen, aunque sea, un fogonazo de memoria para los 21 profesionales del periodismo que están encerrados en la isla por escribir sin lentes rosados sobre la realidad. Y por firmar con todos sus nombres y apellidos las piezas que contienen sus opiniones.
( Alí Lmrabet )
Creo que debemos alegrarnos de esas embajadas de solidaridad. De ese interés de personas cálidas y lejanas por los que sufren en las celdas condenados por hacer el mismo trabajo que, a los remitentes de los correos, les significa ser respetados y agasajados en los lugares donde ejercen el periodismo.
Lo que pasa es que las fechas fijas tienen un decorado interior sombrío. Las celebraciones señaladas en los almanaques tienen la misma eternidad provisional de los periódicos. Padecen del síndrome de Cenicienta. La maldición de las doce campanadas, que llevan en el rumor de sus cadencias la certeza congénita de que mañana será otro día.
Sí. Lo dicho. Se agradecen esos recados conmovedores de compañeros de la prensa que saben muy bien lo que es la libertad porque la tienen, conviven con ella, una sombra invisible. O porque una vez la perdieron y estuvieron en una cárcel o en un zulo, secuestrados por los violentos de los dos extremos que también matan por el poder.
Conmueven los envíos y, enseguida, se extrañan, porque quienes llevan ya seis años en el suplicio de las prisiones en Cuba son inocentes. Y lo son sus familias, los hijos, los hermanos, los tíos, los abuelos y las damas de blanco, más perseguidas y acosadas ahora que nunca.
Las instituciones de profesionales, los periodistas que creen en los valores de este oficio, los intelectuales decentes y sin escoras turbias no pueden dejar en la desolación a los hombres y mujeres de la Sociedad Márquez Sterling y a otros corresponsales que trabajan en las calles de Cuba o están en las cárceles, en peligro, enfermos, sometidos al rigor de los reglamentos penales y al rigor añadido de la penuria económica y el odio inducido por el régimen.
Cómo no, gratitud por el afecto y el recuerdo en las fechas marcadas, pero atención para esas vidas. Reclamos de libertad cada vez que haya un espacio, una tribuna, un gabinete abierto o que se pueda abrir mediante una gestión.
Salud y fuerza para Víctor Rolando Arroyo y Regis Iglesias; para Normando Hernández y Adolfo Fernández Saínz; para Pedro Argüelles y Héctor Maceda; para Omar Rodríguez Saludes y Ricardo González Alfonso. Salud y fuerza para todos mis amigos presos en el Día de la Libertad de Prensa y claridades, confianza en cada uno de los días del año.
Manda decir José Martí: ``La libertad no muere jamás de las heridas que recibe.''
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home