EL ACADÉMICO QUE ESCRIBÍA COMO UN FUNCIONARIO RESPUESTA DE CARLOS ALBERTO MONTANER A ARTURO LÓPEZ-CALLEJA, ALIAS ARTURO LÓPEZ-LEVY
Pueden leer también el artículo Honduras y la secuencia democrática de Arturo López-Levy en
http://progreso-semanal.com
Realmente es el artículo 239
CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA DE HONDURAS, 1982
TITULO II: DE LA NACIONALIDAD Y CIUDADANIA
CAPITULO VI
DEL PODER EJECUTIVO
El que quebrante esta disposición o proponga su reforma, así como aquellos que lo apoyen directa o indirectamente, cesarán de inmediato en el desempeño de sus respectivos cargos, y quedarán inhabilitados por diez años para el ejercicio de toda función pública.
En Cuba Arturo Lopez Levy era miembro de la UJC, estudio en el Insituto de Relaciones Internacionales, adjunto al MINREX. Cuando la Carleton University (Ottawa) hizo un master de MBA conjunto con la Universidad de la Habana en CUBA, Arturo Lopez era uno de los 15 estudiantes de los que se hablan aqui (http://archive.idrc.ca/books/reports/1996/24-01e.html). Ademas, en la lista de los estudiantes, el se escribio como trabajador del Departamento de Seguridad del Estado, segun los archivos de la misma Carleton University (Ottawa). Arturo era de Santa Clara y se mudo para la Habana al mismo tiempo cuando su primo que es hijo de un general de las FAR se caso con una de las hijas de Raúl Castro. TOdo parece indicar que Arturo es una de tantos conectados con la elite que se manda fuera de Cuba para penetrar el mundo academico izquierdista en USA y en Europa (en Espana principlamente). Note que Arturo has just completed a summer graduate fellowship at the Carter Institute in Atlanta, Georgia. En este link se ve fotografiado junto con Carter: http://www.du.edu/today/stories/2008/03/2008-03-13-levy.html
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EL ACADÉMICO QUE ESCRIBÍA COMO UN FUNCIONARIO
RESPUESTA A ARTURO LÓPEZ-CALLEJA, ALIAS ARTURO LÓPEZ-LEVY.
Por Carlos Alberto Montaner
En una web publicada en Suecia, Cuba Nuestra, alguien se toma la molestia de escribir un artículo en mi contra. Me lo mandan. Está lleno de una curiosa e inesperada hostilidad. Lo recorre algo así como un estudiado rencor estratégico de funcionario obligado al ataque. El tono no se compadece con una simple discrepancia de opiniones. Lo firma un señor llamado Arturo López Levy. Francamente, no sé quién es. No recuerdo haberlo conocido jamás.
Pregunto. Es un profesor cubano radicado en Denver, me dicen. Sigo preguntando. Me extraña tanta ira. Los académicos no escriben así, visceralmente. Esa prosa tiene un apasionado tufillo a periodismo oficial cubano. Parece una cosa panfletaria y tosca de Juventud Rebelde. Quizás por eso vale la pena responder. Lo voy a hacer por medio de otra web cubano-sueca: www.miscelaneasdecuba.net Una de las mejores con que cuenta la oposición democrática. También, naturalmente, aparecerá en www.cubaliberal.org
Por fin doy con varias personas que lo conocen íntimamente de cuando vivía en Cuba. La primera sorpresa es que no se llama Arturo López Levy, sino Arturo López-Calleja y es pariente del yerno de Raúl Castro. Interesante. Utiliza un alias. De dónde sacó el Levy, pregunto. De un bisabuelo materno, me dicen. ¿Por qué cambió de nombre? Para penetrar la colonia judía en Cuba, agregan. Luego se fue a Israel. ¿Penetrar? ¿Cumplía una misión? ¿Es un agente? Sí, afirman rotundamente. Lo reclutaron cuando estudiaba en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales adscrito al Minrex. Entonces era un joven y prometedor comunista. Fue oficial de las Fuerzas Armadas. Quien esto alega lo conocía de aquellos años. ¿Esta información es record público, indago? No lo sé, me responden, pero sin duda el FBI y los israelíes están bien enterados. El expediente es abultado, añaden.
Nada de esto me consta. Tal vez sea falso o inexacto. No lo sé. No quiero ser injusto y estas acusaciones no se desprenden de documentos oficiales sino de personas que lo conocen. Yo he sido falsamente acusado de terrorista y agente de la CIA por la Seguridad del Estado en una campaña sistemática de desinformación y sé lo desagradable que puede ser todo esto. Ignoro, pues, si el señor López-Calleja, alias López Levy, es un agente sembrado en el mundo académico, como el matrimonio Álvarez, o si se sólo se trata de una persona aburrida con ganas de polemizar que utiliza, inocentemente, la prosa del “aparato”. Ya podrá él, si lo cree conveniente, negar o aclarar estos puntos oscuros de su biografía, o tal vez decida mantenerse callado.
( Arturo López Levy )
En todo caso, lo que me resulta evidente es que el señor López-Calleja no discute de buena fe. Su intención no es demostrar mis errores de juicio, o mis pifias intelectuales, lo que sería legítimo, sino tratar de probar mi supuesta incoherencia ética para descalificarme in totum, práctica abominable para todo aquel que ame el fair play en cualquier debate honrado.
Honduras
¿Cómo lo hace? Primero, confunde y distorsiona lo que he escrito sobre los recientes sucesos de Honduras (todos esos papeles se pueden leer en www.firmaspress.com) para inmediatamente construir un absurdo silogismo: “Montaner apoya el golpe en Honduras (lo que jamás he escrito); Montaner dice ser un demócrata que quiere la democracia para Cuba (lo que es cierto); ergo, Montaner es éticamente incoherente”. O sea, aparentemente no coincidir con la sesgada visión sobre el episodio de Honduras que tiene el señor López-Calleja me incapacita moralmente en el tema cubano.
¿Por qué hay que tomar al pie de la letra la opinión de este caballero o la información que maneja en un tema tan complejo como el hondureño? ¿Qué pasó realmente en Honduras? Una buena descripción, mucho más ponderada, es la que hace el Dr. Ricardo Arias Calderón, ex vicepresidente de Panamá, ex presidente de la Internacional Demócrata Cristiana, uno de los grandes estadistas de América Latina, viejo luchador por la libertad y el imperio de la ley, quien a su avanzada edad está alejado de todo sectarismo:
“La crisis comenzó cuando el presidente Zelaya no presentó el presupuesto en el año 2008 para su aprobación por el Congreso Nacional; intentó destituir al jefe de las Fuerzas Armadas sin tener facultad constitucional para ello, pero la Corte Suprema de Justicia se lo impidió; insistió en una consulta popular, no prevista por la Constitución Nacional de Honduras ni por la ley, sin explicar lo que encontraba mal o inadecuado en la Constitución vigente y qué es lo que deseaba que se modificara de ella”.
“En Derecho Público los funcionarios únicamente pueden hacer aquello que la ley explícitamente les permite, y el Presidente Zelaya, siendo el mayor y más alto de los servidores públicos se salió de ese marco legal. Todo indica que lo que buscaba, entre otras cosas, era poder volver a reelegirse, siguiendo el ejemplo de Hugo Chávez. Más grave aún fue que desoyó las advertencias del Tribunal Supremo de Elecciones, de la Corte Suprema de Justicia, de la Procuraduría de la Nación, de la gran mayoría de miembros de gobierno y oposición del Congreso, y entre otros del Defensor de los Derechos Ciudadanos quienes le advirtieron que lo que intentaba hacer era ilegal y que no podían avalarlo”.
“La Iglesia encabezada por Cardenal Oscar A. Rodríguez, y todos los obispos miembros de la Conferencia Episcopal de Honduras (C.E.H.) en un comunicado de prensa del 2 de julio apoyan la decisión de retirar al presidente Zelaya de su cargo por cuanto que al violentar el artículo constitucional 329, cesó de inmediato, tal como reza la norma, en el desempeño del cargo; y solicita a la O. E. A. que preste atención a todos los actos de ilegalidad que por mano del presidente Zelaya venían sucediendo. Las Iglesias Católica y Evangélica, en conjunto han dado su apoyo al nuevo gobierno dirigido por el liberal Roberto Micheletti Baín, presidente del Congreso Nacional en funciones ejecutivas. El documento de la C.E.H. afirma que en Honduras “las instituciones del Estado democrático hondureño, están en vigencia y que sus ejecutorias en materia jurídico-legal han sido apegadas a derecho. Los tres poderes del Estado… están en vigor legal y democrático de acuerdo a la Constitución”.
El liberalismo
¿Es Ricardo Arias Calderón un propagandista como los de Granma, pero al revés, como dice de mí el señor López-Calleja? ¿Lo son el respetado cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga y todos los obispos hondureños? ¿Lo son los centenares de analistas y articulistas que encuentran que en Honduras se ha producido un choque de poderes? Pero si absurda e injusta es esa descalificación moral que pretende imponerme por el tema de Honduras, cuando entra en el terreno ideológico sus alegatos se vuelven casi cómicos
Asegura el señor López-Calleja (con una metáfora bastante pueril, por cierto), que mi “supuesto pensamiento liberal es un closet de contradicciones más grande que el teatro nacional” porque no coincido con Milton Friedman o con mis amigos libertarios del Cato Institute en el tema del embargo o en el de los viajes de los no cubanos a la Isla. Podría decirle que tampoco coincido con Friedman en su propuesta de eliminar los bancos públicos de emisión de moneda, pero eso me llevaría a explicarle que el liberalismo no es una secta dogmática, como el partido comunista al que él perteneció, y nada tiene que ver con las rígidas supersticiones del marxismo leninismo en que se formó, sino que se trata de una corriente abierta a muchas tendencias e interpretaciones, como puede comprobar cualquiera que asista a una reunión de la Mont Pelerin y escuche al propio hijo de Milton Friedman, el brillante David, mostrar respetuosamente su desacuerdo con algunas posturas de su augusto padre.
Es una lástima que los años de formación académica norteamericana no le hayan servido al señor López-Calleja para saber que el respeto por el pensamiento ajeno no significa la sujeción incondicional a todas sus ideas o propuestas, aunque disculpo su opinión porque me figuro que son las viejas secuelas que le quedan de cuando aplaudía sin chistar cualquier estupidez proferida por el dictador cubano, como me cuentan quienes entonces fueron sus compañeros de estudio y recuerdan su encendida militancia.
En todo caso, si el señor López-Calleja desea conocer los fundamentos de mi interpretación personal del pensamiento liberal, puede adquirir en Amazon todos o algunos de los cinco libros que he escrito sobre el tema: Libertad, la clave de la prosperidad, No perdamos también el siglo XXI, La libertad y sus enemigos, Las columnas de la libertad y La última batalla de la guerra fría. Sin ánimo de ofender, entre otras razones porque no creo que el señor López-Calleja tenga un pelo de tonto, creo que también se beneficiaría del Manual del perfecto idiota latinoamericano y de El regreso del idiota, estos últimos escritos en colaboración con Álvaro Vargas Llosa y Plinio Apuleyo Mendoza. Algunas personas me han confesado que entendieron mejor los problemas del desarrollo tras repasarlos.
Finalmente, como veo que el señor López-Calleja se interesa en los postulados del liberalismo y acaso esté en una fase primaria de conversión, termino con un credo liberal muy elemental que alguna vez recogí en una charla organizada por la Internacional Liberal dirigida a jóvenes estudiantes deseosos de precisar cuál era el mínimo común denominador del pensamiento liberal:
“¿Qué creen, en suma, los liberales? Los liberales sostenemos siete creencias fundamentales extraídas, insisto, de la experiencia, y todas ellas pueden recitarse casi con la cadencia de una oración laica:
• Creemos en la libertad y la responsabilidad individuales como valor supremo de la comunidad.
• Creemos en la propiedad privada, para que ambas −libertad y responsabilidad− puedan ser realmente ejercidas.
• Creemos en la convivencia dentro de un Estado de Derecho regido por una Constitución que salvaguarde los derechos inalienables de la persona.
• Creemos en que el mercado −un mercado abierto a la competencia y sin controles de precios− es la forma más eficaz o menos imperfecta de realizar las transacciones económicas.
• Creemos en la supremacía de una sociedad civil formada por ciudadanos, no por súbditos, que voluntaria y libremente segrega cierto tipo de Estado para su disfrute y beneficio, y no al revés.
• Creemos en la democracia representativa como método para la toma de decisiones colectivas, siempre y cuando se respeten los derechos de las minorías.
• Creemos en que el gobierno −mientras menos, mejor−, siempre compuesto por servidores públicos, totalmente obediente a las leyes, debe estar sujeto a la inspección constante de los ciudadanos”.
Amén.
¿Dónde están las ideas? (Respuesta a Carlos Alberto Montaner)
Por Arturo López Levy
En los años cincuenta una nueva palabra entró al vocabulario: macartismo. El término asociado a prácticas usadas por el senador republicano, Joseph McCarthy consiste en la utilización de denuncias anónimas, a partir de difamaciones mezcladas con medias verdades, para censurar y perseguir a aquellos que discrepan de la derecha antidemocrática.
El filme “Buenas noches y buena suerte” muestra como McCarthy y sus vigilantes pescaban pretextos como un vínculo familiar o una suscripción a una revista de izquierda para acusar, sin pruebas ni debido proceso, a sus conciudadanos. El efecto mayor no era en los estigmatizados. La cacería de brujas sembró temor en los demás. Nadie quería exponerse a la avalancha de infamias vertidas por la maquinaria conservadora contra cualquier persona que expusiera las sinrazones de políticos como McCarthy.
El asesinato de la voz:
El senador McCarthy tiene imitadores importantes entre algunos exiliados cubanos. El ataque personal “El académico que escribía como un funcionario” publicado por Carlos Alberto Montaner, para refutar mi artículo “Golpe y propaganda” es un ejemplo típico. Frente a la exposición de las inconsecuencias de su proclamado pensamiento liberal y democrático, Montaner responde con acusaciones de espionaje que dice no le “constan” pero repite.
Revelando “secretos” que nunca lo fueron, Montaner la emprende contra mi apellido materno, combinándolo con informaciones dispersas sobre mis estudios de relaciones internacionales en Cuba, un primo, que no es responsable de mis ideas como yo no soy de las suyas , y mi condición de oficial en los cuerpos armados cubanos, entre 1992 y 1994. A partir de esa pesquería de hechos inconexos, Montaner concluye ¡vaya coincidencia! que la misma persona que critica su inconsistencia intelectual en la crisis de Honduras y su “liberalismo” pro embargo sui generis, es un espía contra la comunidad judía de Cuba, Israel, “el mundo académico”, el exilio, y sabe D-s quien más.
¿Pruebas? ¿Sentencia? No hacen falta. Para el macartismo cubano, las instituciones de contrainteligencia, con la ley de guía, no son suficientes. Montaner y sus vigilantes quieren linchar, según su gusto ideológico, a cualquiera que se atreva a discrepar con las políticas inconsecuentes con las que perpetuán los conflictos entre cubanos. En esta cacería de brujas, las publicaciones de derecha reproducen la respuesta de Montaner sin publicar mis preguntas. Para estos “liberales” clásicos, es el inocente, quien tiene que probar su no culpabilidad.
Claro que esa forma de juzgar no es democrática. En estados de derecho, como lo son España y Estados Unidos, donde vivimos Montaner y yo, cada ciudadano acusado de delito (el espionaje lo es) tiene su día en un tribunal, y no un tribunal ideológico, sino apegado a leyes. Ese ciudadano es inocente mientras no se pruebe lo contrario. ¿Por qué los vigilantes que “afirman rotundamente” las acusaciones de Montaner, no presentan una acusación legal con pruebas? Dada la ira exhibida, la respuesta es evidente: porque no las tienen.
La difamación que Montaner ensayó en su escrito confirma que practica el “mismo asesinato de la voz” del que denuncia ser víctima contra los que cuestionan la coherencia de sus ideas. Se imponen nuevas preguntas ¿Es democrático sustituir la ley y las instituciones profesionales de contrainteligencia en Estados Unidos por las acusaciones de su grupo de “vigilantes”, o CDR al revés? ¿No se merecen los cubanos, sin distinción de izquierdas o derechas, un debate de argumentos coherentes, sin el macartismo de acusaciones de espionaje no probadas, ya sea contra él o sus oponentes? ¿No deberíamos los exiliados practicar el compromiso con el estado de derecho que predicamos?
Dobles estándares y falsos debates:
Aclaremos un “malentendido” por el cual Montaner quiere desviar el debate hacia un intercambio de caricaturas, al estilo de los mismos que ha practicado por cincuenta años con Granma. Ser inconsistente y apoyar el golpe en Honduras no descalifica a Montaner “in totum” ni “incapacita” sus argumentos en el tema cubano. Independiente de las acusaciones de Granma, que rechacé por considerarlo un político sagaz, y de su incoherencia de ideas, Montaner tiene la condición máxima para debatir sobre nuestro país: es ciudadano cubano. Ni la coherencia intelectual ni una vida inmaculada son requisitos para la libertad de expresión.
Montaner sabe que ese derecho no lo exime de crítica. Un debate legítimo de ideas incluye tanto apuntar “un error de juicio” como cuestionar la coherencia de argumentos. Así ocurre habitualmente. Aunque todo caso histórico difiere, la coherencia, especialmente en un tema como el de los derechos humanos, es la mejor defensa contra las acusaciones de sesgo. Los dobles estándares separan la propaganda manipuladora de la integridad intelectual.
Honduras:
A partir de los propios artículos de Montaner, en “Golpe y propaganda” argumenté que su defensa de la junta de Micheletti y del embargo estadounidense contra Cuba es incoherente con sus supuestos principios democráticos y liberales. En ambos temas, Montaner crea brechas significativas entre lo que predica en abstracto y su toma de partido contra la actuación de la OEA y las libertades de comercio y viaje a Cuba.
Condenar los autoritarismos de izquierda mientras se apoya los de derecha supone un doble estándar. El dilema de Honduras no es Chávez versus Micheletti sino la Carta Democrática Interamericana (CDI), contra el secuestro y expulsión por un comando militar de un presidente electo por su pueblo. Como he escrito otras veces, la CDI tiene importantes defectos, evidenciados en la falta de respuesta temprana de la OEA a la crisis, pero posee una clara virtud: condena y aísla los golpes de estado, no importa la ideología. Es por eso que Barack Obama llamó al golpe en Honduras un “terrible precedente”.
Ningún artículo de la constitución hondureña confiere autoridad a los militares para quitar al presidente según su iniciativa- como reconoció el coronel Herbert Inestroza. Por eso, la resolución de la OEA que separó al gobierno golpista de Micheletti, establece que el retorno a la democracia pasa a través de la restauración del presidente electo: Manuel Zelaya. Lo ocurrido el 28 de junio en Tegucigalpa fue- según John Maisto, embajador del expresidente George Bush en Venezuela y la OEA- un golpe. Su opinión es compartida por todos los jefes de estado del hemisferio, incluyendo el primer ministro canadiense Stephen Harper, el presidente mexicano Felipe Calderón y el colombiano Álvaro Uribe, a quienes nadie acusa de izquierdistas.
Para justificar el golpe que disfraza como “expulsión”, Montaner se esconde tras un argumento legal, de Ricardo Arias Calderon, bastante débil como fuente de derecho. Lo curioso es que el propio Montaner se contradice con un anterior artículo suyo (http://www.realclearpolitics.com/articles/2009/07/01/whats_the_chance_of_stability_97255.html), en el que afirmó que la supuesta elección de Micheletti por el congreso, a propósito de una carta de renuncia obtenida bajo presión, no fue más que “a technical excuse” (una excusa técnica) y que el motivo central fue que Zelaya se había aliado con Chávez y pretendía reelegirse (otra manipulación evidente, pues la pregunta sobre la cuarta urna no hablaba de reelección).
La terquedad del gobierno golpista en Tegucigalpa ha puesto el doble estándar de Montaner en mayor evidencia. Como Montaner indica Zelaya debe desistir de organizar el plebiscito sobre la constituyente contra la voluntad del resto de las instituciones hondureñas. Así lo incluyó Arias en la declaración propuesta y así lo acepto Zelaya. Pero nada es suficiente para Montaner y sus vigilantes. Justo cuando Montaner alababa a Oscar Arias como el mediador optimo, los golpistas rechazaron la declaración de San José, propuesta por el presidente costarricense, con el apoyo de la Secretaria Hillary Clinton. La lógica de Montaner es rara: Zelaya, que aceptó la propuesta de Arias es el obstáculo a la paz. El gobierno de Micheletti que la rechaza es un dechado de flexibilidad.
El único liberalismo pro-embargo del mundo:
Discrepe o no con Milton Friedman, y el Instituto Cato, Montaner debe explicar como justifica la violación de los principios liberales centrales de estado mínimo, y libertades de movimiento y de comercio que el embargo contra Cuba implica. Un bloqueo a la entrega de tecnología nuclear a Irán es coherente con los principios liberales, un embargo contra el comercio y la inversión capitalista en Cuba, con impuestos usados para perseguir turistas, no. Endilgarme una visión del liberalismo clásico como movimiento monocorde no sustituye una explicación a lo que es una contradicción de su pensamiento.
¿Donde están las ideas?
Montaner tiene derecho a apoyar la prohibición de viajar y comerciar con Cuba pero no a extender sus prohibiciones “liberales” a prohibirnos pensar racionalmente. Después de cincuenta años de embargo fracasado, y de inconsecuencias evidentes del sector dominante del exilio cubano con su supuesto credo democrático, el centro, la izquierda y hasta el sector más moderno de la derecha exiliada (El Grupo de Estudios sobre Cuba, por ejemplo) están llamando a eliminar incondicionalmente la prohibición de viajar a Cuba e intentar un nuevo enfoque de aproximación y dialogo con la sociedad y el gobierno de la isla. No se trata de ideologías sino de cambiar políticas que no funcionan, y que son incoherentes con los valores que predicamos.
¿Dónde están las ideas de la derecha tradicional para interactuar con toda la sociedad de la isla, lograr la reconciliación nacional y tener una postura internacional consistente en defensa de los derechos humanos? Puede que existan pero si Montaner se limita a ejercer el macartismo, nunca las conoceremos. En cualquier caso, conviene recordar cuando en 1954, durante una de las audiencias promovidas por McCarthy, John Welch, el abogado del Ejercito, le pidió al Senador y su asistente Roy Cohn que entregaran “antes de que caiga el sol” las pruebas que decían tener. McCarthy y sus “vigilantes” no aportaron nada. Cuando el senador habló de nuevo, Welch lo interrumpió: “Señor, ¿No le queda un mínimo sentido de decencia?”.
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Arturo López-Levy es conferencista y candidato a Doctor en la Escuela “Josef Korbel de Estudios Internacionales de la Universidad de Denver. Es graduado de maestrías en Relaciones Internacionales en la Universidad de Columbia, NY, 2003 y Economía, de la Universidad de Carleton, Ottawa, 1998.
2 Comments:
No exento tampoco de humor el maestro Montaner...siempre lo he dicho, el humor es un arma de la Revolución (la de verdad, no la que nos han tratado de imponer durante 50 años). Mi estimado Montaner es un clásico, y a los clásicos hay que leerlos y aprender de ellos, punto. Ojalá nos dure muchos años más.
chicho el cojo
Con relación a la replica de la replica (jo, y esto se trae un tufillo a la negación de la negación, que no hay D-s que se lo fume).
El tal calleja-levy, mientras nos cuenta el cuento del tabaco comparándose ahora con Jhon Welch, que un poco mas y el tal calleja-levy nos parodia a “la historia me absolverá” (como si con un Mein Kampf, no bastara) y, que dudas no son muchas ya, que solo será una cuestión de tiempo para que nos cuente que el tal alegato de su jefe, fue uno de los libros que mas lo inspiraron en su entrega total a las labores dentro del aparato como seguroso destacado, aunque de admitir, admitir, lo que es admitir… bien corto que va este camarada aprendiz de tintero.
Pedro
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