BARACUTEY CUBANO

Un torbellino sobre la tarima




Por Nara Roza


Me estremecí de pies a cabeza cuando la merenguera Olga Tañón abrió el Concierto por la Paz de Juanes con su arrolladora energía y su hit Es mentiroso. Yo no sabía si llorar o bailar. No podía creer los que mis ojos veían. La Plaza de la Revolución, símbolo de muerte y opresión, vestida de blanco, vibrando eufórica en nombre de la paz. ``Qué generosidad la de esta gente. Qué bárbara Olga Tañón'', pensé. Luego vino un saludo a una hija que no veía en décadas a su padre exiliado, una mención de Dios y una alusión a la Virgen de la Caridad del Cobre. Olga recorría la tarima empapada en fuego y el público saboreaba cada gota de su ardor. Qué espectáculo tan conmovedor.

En un canal de televisión de habla hispana escuche una opinión que me llamó la atención. ``Qué curiosa la pieza que escogió Olga Tañón para abrir el concierto. ¿Se la estará dedicando secretamente a Fidel Castro?'' El concierto continuó entre sorprendentes mensajes directos y subliminales de libertad. ``Dame una isla en el medio del mar, llámala Libertad'', cantaba Juanes a dúo con Miguel Bosé. ``A todos los privados de su libertad dondequiera que estén'', gritaba el roquero colombiano. Al final ese arriesgado saludo a Silvito el Libre y a los Aldeanos y ese inolvidable grito entre dientes de ``Cuba libre'', que le salió del alma al Juanes. Era evidente que los cantantes se la habían jugado, como decimos los cubanos. Sin duda alguna fue un domingo glorioso.

( Olga Tañón, foto de archivo )

El día siguiente, cuando Olga Tañón llegó a Miami y anunció una conferencia de prensa, fui a cubrir la noticia para el Canal 41. Me había conmovido profundamente con sus lágrimas y con la valentía que había demostrado. Olga llegó cansada y con cara de pocos amigos y dijo que no se quedaría por más de diez minutos porque no disponía de mucho tiempo. Lancé la pregunta: ``¿Olga, se especula que la canción que escogiste para abrir el concierto se la dedicaste secretamente a Fidel Castro?'' La cantante se volteó para verme. Gracias a Dios que llevaba gafas oscuras, porque si no me hubiera cortado la cara con la mirada. ``Eso es lo que pasa aquí. Si me van a hacer ese tipo de preguntas estúpidas...'' Y la merenguera continuó explicando que el tema había sido escogido de su antiguo repertorio y no tenía ningún mensaje oculto.

Yo tenía la esperanza de poder escuchar al menos un ``interprétenlo como ustedes quieran'', pero no fue así. Olga contestó unas pocas preguntas y cuando los periodistas insistieron en el inevitable tema de la política, la cantante voló como una estrella fugaz en cólera con el universo. Más tarde se escuchó una grabación en la que se oían a Juanes y a Miguel Bose enfrascados en una acalorada discusión con un agente de la seguridad cubana que perseguía al cantautor colombiano. Eso, al tiempo que los artistas le reclamaban al interlocutor que Cuba fuera fiel a los acuerdos de no manipular la entrada al concierto. El altercado casi provoca la cancelación del gran evento. En medio del encontronazo se oyó la voz de Olga Tañón entre sollozos, pidiendo la cooperación del gobierno de la isla para poder seguir adelante con el sueño de paz. Tampoco logro entender por qué la cantante dijo un día después en su conferencia de prensa en Miami que todo en Cuba había ``marchado de maravilla'' y negó haber sido víctima o testigo de la persecución política que estoy segura les cambió la vida.

Quizás la merenguera estaba extenuada y su mente embotada la traicionó. Quizás todavía se sentía intimidada y opto por mentir. Lo cierto es que si hubo algún pacto de no hablar de lo ocurrido, un ``no quiero hablar de eso'' hubiera sido preferible a ocultar tan importante evidencia de lo que ella y sus colegas vivieron en carne propia.

A Juanes, a Miguel Bosé y a todos los que fueron con buenas intenciones a Cuba, mis más sinceros respetos. Yo le estaré eternamente agradecida a Olga porque lo que hizo por mi país no tiene precio. Eso sí, de ahora en adelante prefiero quedarme con su imagen de torbellino blanco sobre aquella tarima, cantando y haciendo bailar a mi pueblo.
El Nuevo Herald