viernes, noviembre 27, 2009

CUBA: NADA CASUAL EL ABANDONO DE LOS CONSULTORIOS MÉDICOS DE LA FAMILIA EN CUBA

NADA CASUAL



Por Jorge Olivera Castillo
Sindical Press

26 de noviembre de 2009

La Habana – www.PayoLibre.com – Que un consultorio del médico de la familia termine como baño público, centro de apareamientos fortuitos o en reuniones periódicas para compartir bebidas alcohólicas o drogas, no es nada extraordinario si el local se encuentra en Cuba.

En el reparto La Güinera, ubicado en el municipio capitalino de Arrojo Naranjo, se encuentra una edificación que presuntamente serviría para llevar los cuidados de salud a nivel de barrios. Ahora el inmueble está deshabitado, sin puertas, ni ventanas. Los ladrones también se benefician con el descontrol y la irracionalidad que existe a nivel nacional.

¿Quién carga con la responsabilidad de esa inversión, convertida en un ejemplo de la indolencia que bien podría definirse como institucionalizada y causante de afectaciones de difícil solución?

¿Por qué el estado se embarcó en un proyecto para el que, a todas luces, no tenía una estrategia a largo plazo?

¿Cuál es el grado de eficiencia que aporta este impulso voluntarista que termina, como todos, en el más absoluto fracaso?

La mayor parte de los consultorios médicos son disfuncionales, si es que no están parcialmente destruidos como el de La Güinera.

Los médicos asignados para esos menesteres, carecen de las indispensables herramientas para cumplir mínimamente con sus responsabilidades. Es decir que se limitan a escuchar a los pacientes, valorar el padecimiento sin poder ofrecerle ningún medicamento e indicarle, de acuerdo a la situación clínica, el traslado al hospital más cercano.

Encontrar un equipo para medir la presión arterial, un balón de oxígeno o un aditamento para medir la temperatura corporal en uno de estos sitios, entra en el círculo de las casualidades.

Las erogaciones financieras para darle forma a tales iniciativas se elevaron a partir de la construcción de inmuebles de dos plantas. Abajo, el consultorio, y en el piso superior, el apartamento para el galeno y su familia.

Muchos profesionales vieron la oportunidad de conseguir una vivienda, en un país dónde el déficit habitacional sobrepasa el millón de unidades.

Innumerables decisiones para convertirse en el médico de la familia tuvieron como trasfondo el interés material. En segundo lugar quedó el compromiso de cuidar la salud del vecindario.

Es por eso que salvo excepciones, la calidad de los servicios tienen las fallas suficientes para considerarse pésimos. Además, la baja remuneración recibida por los médicos, no ayuda a forjarse esperanza alguna en que la situación vaya a remediarse.

Con apenas 25 ó 30 dólares al mes ningún cubano puede salir airoso en el combate contra la pobreza y ese es el promedio salarial de un profesional de la salud en Cuba.

Poco a poco los consultorios se van quedando vacíos. Los médicos tratan de ser seleccionados para ejercer la profesión fuera de Cuba. Les da igual que sea en Haití, Senegal u otro país del tercer mundo. Siempre se las ingenian para sacar provecho de esas misiones internacionalistas. Con el viaje al extranjero suplen muchas de sus necesidades a través de regalos, negocios de dudosa legalidad y un pequeño estímulo monetario por las adversas condiciones a las que se enfrentan en barrios insalubres y aldeas.

El médico que atendía el consultorio de Arroyo Naranjo, hace tres años que trabaja fuera del país. Otros han tomado la misma ruta.

En fin, que la millonaria inversión para crear el médico de la familia se diluye en un mar de decepciones

Aparentemente era una loable iniciativa. La realidad, demuestra lo contrario.

oliverajorge75@yahoo.com