CUBA: PALABRAS DE MUJER
Por Juan González Febles
Lawton, La Habana, 19 de noviembre de 2009, (PD) Merecen que un compilador acucioso las prepare y les de forma adecuada para descansar en cualquier mesa de noche. Digo que con estas cartas, podría hacerse un excelente libro.
He leído algunas dirigidas por Damas de Blanco, a diferentes instancias y personalidades del gobierno de Fidel Castro. Algunas de ellas, al propio Fidel Castro. Las cartas a que pude acceder son más o menos breves. Leí del tipo lacónico, expresivo, humorístico, emotivo, etc., en todos los casos rezuman valor y sinceridad.
Algunas están calzadas por la firma de la Sra. Laura Pollán. En otras, firma cualquiera de estas valerosas mujeres o la autoría es colectiva. Son cartas que nunca fueron respondidas. En algunos casos, las recepciones de las instituciones donde debieron ser entregadas, se negaron a recibirlas. Los porteros y las recepcionistas temían quemarse las manos.
Estas mujeres tocaron duro la hombría de los cubanos que las vieron desfilar y desafiar los pilares del terror constituido en autoridad y ley prostituida. Sus cartas son parte de la expresión escrita que quedará para el día que nuestra actualidad sea historia.
El fino toque humorístico de una de ellas, conmueve por su elegante y delicada ironía. Se trata de una solicitud para entrevista con Fidel Castro, firmada por “Esposas y familiares de periodistas y disidentes presos” y está fechada en 22 de junio de 2004. En la postdata, expresan: “Perdone que la carta sea manuscrita, pues confiscaron nuestra máquina de escribir”. ¿No es delicioso?
Está la carta dirigida a Tubal Páez, presidente de la Unión de Periodistas de Cuba, (UPEC) pontífice de los amanuenses de la palabra cercenada y representante entre otros, de los ‘periodistas’ sobornados con manillas de gratuidades en los lugares selectos de la Cosa Nostra Verdeolivo. Una verdadera joyita.
Imaginen la cara de este Sr. Páez, cuando leyó que estas mujeres pedían nada menos que veracidad e imparcialidad. Piden que retome esos peligrosos elementos diversionistas de los que se desembarazó, el día que recibió su manillita de gratuidades y se le perdió aquella vergüenza, que aún no ha recuperado.
Estas palabras de mujer, con toda la carga de amor y de ira contenida, flotan en el espacio limpio que corona el sacrificio de nuestra mejor gente: Nuestros presos políticos y de conciencia. Sacrificados en la plenitud de sus vidas. Condenados al secuestro en antros donde el minucioso espanto de carceleros, no ha expulsado el amor de sus corazones y no ha borrado de sus labios la denuncia y la sonrisa.
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