BARACUTEY CUBANO

Por Guillermo Fariñas
Periodista independiente.
cocofari62@yahoo.es


La Chirusa, Villa Clara, febrero 4 de 2010, (PD) Muchos hombres y mujeres civilizados en este mundo celebraron los 20 años de la caída del Muro de Berlín, el pasado 9 de noviembre. Pero esta fecha es meramente simbólica, pues el campo socialista europeo cayó durante los meses subsiguientes de aquel año 1989.

A veces, algunas personas comparan las condiciones sociopolíticas que existían en la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas u otros países comunistas, con lo que ocurre hoy en Cuba. En verdad, son muchas las cuestiones parecidas donde se pueden cotejar estos procesos.

La primera es el alto nivel de corrupción que poseen las instituciones en Cuba y el elevado nivel de cohecho que tenían en la Europa del Este. Ser una persona corrompida en los sujetos de la Cortina de Hierro era un distintivo de prosperidad, algo que ahora acaece aquí.

Una segunda similitud resultó el enaltecido grado de prostitución en los estados aspirantes a comunistas del Viejo Continente. Una cosa superada con creces por muchas féminas del archipiélago, las cuales se han hecho famosas en todo el mundo con la aparición de esa figura intrínseca al castrismo: La Jinetera.

El tercer parentesco de la mayor ínsula del Mar Caribe y los antiguos pueblos satélites de la potencia soviética, es la depauperación económica de los ciudadanos. Como nunca se pone de manifiesto en este tipo de sociedad totalitaria de izquierda, que las necesidades crecientes en bienes de consumo y alimentación puedan ser satisfechas.

Como cuarta semejanza entre Cuba y el desaparecido Socialismo Real, los observadores de la realidad nacional plantean el desmesurado índice de alcoholismo entre los pobladores. Casi todos los estudiosos de las Ciencias Sociales aseguran que el alcohol en estos casos es un mecanismo de defensa psicológico evasor de la realidad adversa circundante.

Aunque en Cuba se dan todas estas condiciones prerrevolucionarias (si se usa el término utilizado por los manuales marxistas-leninistas), con dolor los demócratas del planeta no han asistido aún al fin de la dictadura de Fidel y Raúl Castro Ruz. Algo que crea una incertidumbre pesimista acerca de la transición hacia una sociedad libre.

Todo se debe, en lo fundamental, a un tema no tenido en cuenta por los analistas con visiones politológicas estrechas. Y es que, esos ahora ex – países socialistas europeos basaban su sistema totalitario-comunista en una burocracia del partido único. No se encontraba a un verdadero dirigente carismático entre aquellos que permanecían al frente de la nomenclatura.

En esta isla-prisión, el poder se sustentó durante casi 50 años sobre los deseos e inquietudes de una personalidad política individual. Los funcionarios del Partido Comunista de Cuba (PCC) siempre fueron y son marionetas del líder indiscutible, Fidel Castro. Por eso, algunos entendidos denominan a este proceso socialista: Revolución Personalista.

Sin embargo, la llamada Revolución Cubana perdió su principal soporte ideológico, que era el concepto repetido hasta la saciedad por los doctrinarios oficialistas cubanos, que rezaban: “La construcción del Socialismo es irreversible”. Por un tiempo primó la confusión y se acudió oportunistamente a pensamientos del Apóstol Nacional José Martí. Ahora, con el surgimiento y radicalización hacia la izquierda, a partir de 1999, de una llamada Revolución Bolivariana en Venezuela, varios países latinoamericanos intentan revivir el comunismo y retóricamente anuncian que construyen el Socialismo del Siglo XXI, que los teóricos no saben en qué consiste.

Por los días en que se cumplió el 20 Aniversario del Derrumbe del Muro de Berlín, Fidel Castro en su reflexión, titulada “Una historia de ciencia ficción”, escribió: “Sostengo el criterio de que antes de que Obama concluya su mandato habrá de seis a ocho gobiernos de derecha en América Latina que serán aliados del imperio”.

Entonces, el socialismo latinoamericano del siglo XXI…. ¿es el pasado o el futuro?
cocofari62@yahoo.es