domingo, marzo 14, 2010

SOBRE ORLANDO ZAPATA TAMAYO, PEDRO LUIS BOITEL Y LA HUELGA DE GUILLERMO FARIÑAS: CON MUERTE PERDEMOS

CON MUERTE PERDEMOS


Por Juan González Febles
Periodista independiente.
jgonzafebster@gmail.com



Lawton, La Habana, 11 de marzo de 2010, (PD) Marcelo López Bañobre, miembro del Grupo de los 75 en licencia extra penal, quien compartió penuria y cautiverio en la Prisión Guanajay con Orlando Zapata Tamayo, expresó: “Vivió en celdas de castigo, aislado del resto y casi siempre en la penumbra. Nunca dejaron de hostigarlo, pero nunca le doblegaron. Todo el tiempo lo sentí gritar consignas contra el gobierno, desde las celdas de castigo. Soportó demasiado…”

Una relectura de testimonios escritos desde las cárceles cubanas, arroja una terrible verdad: en estas, se imponen malos tratos a los prisioneros como norma institucional. En el más reciente caso del mártir Zapata Tamayo, sólo coincidieron los malos tratos y la ausencia de compasión habituales, con la extraordinaria determinación del hombre que decidió que no viviría más bajo estas condiciones.

Las nuevas manipulaciones del caso Tamayo, llevadas adelante desde la franja gubernamental, señalan que Tamayo recibió una buena asistencia médica. Es en este punto donde se centra, contra toda lógica la tiranía cubana. Lo cierto es, que Tamayo muere por falta de voluntad negociadora y no por una mejor o peor asistencia médica.

Entre las exigencias que hizo, estuvo la de recibir un trato similar al recibido por Fidel y Raúl Castro, cuando guardaron prisión bajo el gobierno dictatorial del general Batista. Entre la dictadura del general Batista y la tiranía del Comandante Fidel, existe un abismo de crueldad que no consigue ser llenado por las décadas de república o los siglos de colonialismo español. Ciertamente, el dictador Batista podía moverse hacia la compasión, mientras el tirano Fidel o su hermano Raúl, no conocen la ubicación o la correspondencia exacta de este término.

Pedro Luís Boitel un líder estudiantil anti castrista murió décadas atrás en similares circunstancias a las de Zapata Tamayo. Tres infelices jóvenes negros fueron supliciados en La Habana en 2003, bajo los mismos auspicios de sadismo sin compasión. ¿Puede alguien en su sano juicio, esperar alguna respuesta diferente de este régimen?

La única lección válida del martirologio de Tamayo, es que el mundo está ante el hecho irrefutable de que en las cárceles cubanas se tortura. Está demostrado el sadismo sin compasión del régimen cubano. Este puede llevar a un hombre amante de la vida, a la situación límite de renunciar a ella. Entonces, lo que el mundo democrático debe decidir es si lo tolera o no, nunca cuestionar si sucedió o cómo.

A pesar de todo lo expuesto, el asesinato por soberbia de Zapata, ha dejado una huella que afectó de forma sensible la imagen del régimen. Esta resonancia creó un foco de atención mediática, que tiene al tirano, a su sistema carcelario y a la cruel voluntad totalitaria de su régimen bajo el escrutinio implacable de la opinión pública mundial. La pregunta de rigor, sería: ¿Resulta conveniente desplazar este foco de atención mediática?

¿No sería un excelente momento para que las naciones democráticas líderes en el mundo, pasen por alto al coro mayoritario de fracasadas dictaduras con asiento en la ONU o al oportunismo vergonzante de una Latinoamérica que extravió su sentido moral en el laberinto populista? ¿Sería posible que la oposición interna y el resto de los factores pro democracia internos, mantuvieran el foco de atención mundial en el caso Tamayo?

El periodista independiente Guillermo Fariñas se declaró en huelga de hambre. Demanda libertad para presos políticos. Pone su vida en la estacada para que la tiranía tenga oportunidad de repetir su viejo discurso de crueldad y muerte. Hay pocas dudas, la respuesta de la tiranía es obvia. No ha cambiado y no cambiará.

Habría que ver cómo salvar la vida preciosa de nuestro amigo y hermano Coco Fariñas. Su inmolación sólo servirá a la tiranía castrista y a sus amanuenses. Pero lo peor es que la apuesta tomada tiene pocas probabilidades de aportar un resultado positivo a la causa de la libertad. Si muere, perdemos y si no, también. Con muerte siempre perdemos. Así están las cosas.
jgonzafebster@gmail.com