sábado, abril 17, 2010

EL CASTRISMO DICE QUE EN CUBA NO HAY DESAPARECIDOS SIN EMBARGO HAY EJEMPLOS DE QUE ESO NO ES CIERTO. ES POSIBLE LLEGAR A LA VERDAD

ES POSIBLE LLEGAR A LA VERDAD




Por José Antonio Fornaris
15/04/2010
Periodista independiente.
fornarisjo@yahoo.com


Managua, La Habana, 15 de abril de 2010, (PD) Bajo el título “Defenderemos la verdad con nuestra moral y nuestros principios”, el diario Granma, órgano del Partido Comunista, publicó el jueves 8 del actual mes, un editorial que abarcó toda la portada del periódico.

Lo que ahí está reflejado, nadie debe tener dudas al respecto, es la opinión del pequeño grupo en el poder hace 51 años. La técnica empleada es la misma que siempre han utilizado: hacerse las víctimas y al mismo tiempo atacar para defenderse. Nunca han querido entender que el suave correr del agua abre cauces y alisa las rocas. Y cambia los paisajes.

Aseguran que ha existido una enorme cantidad de actos terroristas contra el país. Eso no es posible entenderlo porque ellos llegaron al poder haciendo estallar bombas en cualquier parte del territorio nacional y a cualquier hora. Acabaron con la vida de quien estimaran que era bueno eliminar por el logro de la causa: la toma del poder.

Pero además, ¿que han sido los llamados “actos de repudio” que han llevado a cabo contra los ciudadanos nacionales, por las razones que les han parecido convenientes, sino terrorismo de Estado?

Ellos aseguran que su gobierno está legalmente constituido. El gobierno de Adolfo Hitler también era legal.

Se quejan de intromisión en los asuntos internos del país. Eso también llama la atención porque ellos promovieron, entrenaron y apoyaron, movimientos armados en un montón de países de América Latina y África.

Afirman que en la isla no existe ni un solo desaparecido. Pero en el municipio Aguada de Pasajeros, de la provincia Cienfuegos, la familia Gonzalo García durante años ha reclamado de las autoridades información sobre tres de sus integrantes.

El padre, de origen asturiano, una mañana de 1963, salió hacia sus faenas en el campo, y sólo apareció la cabalgadura llena de impactos de bala. La casa estaba dentro de un cerco que habían establecido las fuerzas militares gubernamentales contra las guerrillas anticastristas que operaban en la zona.

Los hijos, Félix Berto y Dionisio, que formaban parte de una guerrilla que operaba en la zona de la Ciénaga de Zapata, les informaron que habían muerto en combate, pero nunca les entregaron los cadáveres ni les han dicho donde están sepultados.

Dicen que la Ley de Ajuste Cubano es un canto de sirenas que ha costado muchas vidas de cubanos. Ulises (Odiseo) y sus hombres escucharon esos cantos cuando regresaban a su país, no era cuando habían decidido salir de sus casas.

Este seis de abril fue enterrado Adrián Leiva Pérez, un cubano que murió al regresar a su patria por medios irregulares. Las autoridades de la isla nunca le permitieron regresar de manera “legal”.

Argumentan que van a cambiar lo que debe ser cambiado. ¿Pero cuándo va a ser eso? ¿Por qué esos cambios tienen que ser cuando a ellos les parezca y como les dé la gana?

Destacan que la revolución ha dado aportes importantes a otros pueblos. ¿De dónde ese viejo gobierno ha sacado esos recursos, si es bien sabido que los gobiernos no crean bienes materiales? Lo que ellos regalan, brindan o prestan, es de la nación.

Aducen que el imperio (Los Estados Unidos) y sus aliados se han lanzado a una nueva cruzada para intentar demonizar a Cuba. Y ahí está reflejado uno de los grandes problemas que han creado. Han hecho añicos el pacto social. La soberanía radica en el pueblo. Ellos no son Cuba.

No respetan siquiera el derecho natural intrínseco de cada persona. ¿Quién les ha dicho que si estás en desacuerdo con ellos no formas parte de la escala zoológica? ¿Cuál es el mandato divino que establece que ellos, o los que ellos determinen, tienen que estar por siempre en el poder? ¿En qué parte de las tablas de la ley que Dios entregó a Moisés eso está escrito?

La manera rápida de comenzar a defender la verdad en Cuba o de llegar a ella, es poniendo sobre la mesa todas las verdades, no la que el Estado y la vieja elite gobernante dice que es la verdad.
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ALGUNOS COMENTARIOS DEJADOS

Anónimo ha dejado un nuevo comentario en su entrada "EL CASTRISMO DICE QUE EN CUBA NO HAY DESAPARECIDO...":

Razonando en mi estilo lógico-matemático-monacal, me sacudo la sotana del sentido común y desde mi convento benedictino doy rienda suelta a la rabia contenida -–y que Dios y San Benito me perdonen por esta vez.

Niego rotundamente la mayor, para decirlo al modo de los escolásticos. No le falta razón al régimen cuando afirma que en Cuba no hay desaparecidos. Exceptuando a los audaces infelices que desaparecen en el intento de cruzar el ancho Estrecho de la Florida, ese aserto no se aleja mucho de la verdad por más cínico que nos suene. Veamos por qué.

En Cuba casi nadie clasifica técnicamente como desaparecido, por lo menos al modo de las dictaduras del Cono Sur en los años 70. Allá el disidente muerto normalmente siempre aparece, ya sea ‘infartado’ en prisión o bien en una morgue al cabo de casi dos semanas, como el reciente, doloroso y extraño caso del hermano Adrián.

Los Castro, por sus sanctus verocus, se arrogan el derecho de no rendirle cuentas a la Justicia ni a la prensa (dos categorías, como bien sabemos, inexistentes en la Isla durante medio siglo). Tampoco informan adecuadamente a los familiares acerca de las circunstancias que rodean la muerte de un ser querido, viéndose aquellos obligados a aceptar el hecho consumado o denunciarlo si acaso hacia el exterior, a modo de desahogo catártico. No les permiten ni siquiera el derecho al pataleo in situ.

Si en las dictaduras argentinas los opositores 'desaparecían', era porque en ese país aún quedaban jueces probos que no se prestaban a ser cómplices del dictador de turno (lo mismo cabe decir de Cuba en tiempos de Batista; recordad, si no, al magistrado Manuel Urrutia y su apoyo expreso a Fidel Castro a raíz de la moña sangrienta del cuartel Moncada, por solo citar un ejemplo). Los militares argentinos optaban entonces por eliminar a los opositores lanzándolos al mar o haciéndoles desaparecer de cualquier modo. Un método sin duda horrible y angustioso para los familiares, que ni podían tan siquiera recuperar el cadáver del ser querido.

A los Castro poca y maldita falta que les hace la técnica de la desaparición en el sentido que se le ha dado al término con relación a las dictaduras del Cono Sur. ¿Para qué necesitan un Plan Cóndor cuando en Cuba se les sobran las auras tiñosas, que vuelan satas y teleras en los círculos concéntricos de la cadena del ordeno y mando totalitario? Los castristas controlan todo el poder judicial, por llamarle de algún modo a esa entelequia menos independiente que el rabo del perro. Los juicios que ellos celebran no son juicios, sino farsas con un guion fijo, con sentencias precocinadas y sin las más mínimas garantías procesales.

En todo caso, los desaparecidos del castrismo son los que salen de escena tras haber sido encarcelados arbitrariamente por el solo hecho de disentir o de opinar por su cuenta y riesgo.

Amigo Baracutey, podría abundar más al respecto, pero no sigo porque me he propuesto no exceder mucho de las 500 palabras, un límite que asegura no pasar de la trova y caer en el teque. Que la paz del Señor sea con Ud. y con su espíritu este fin de semana. La bendición, FRAY FRANELO

1 Comments:

At 8:11 p. m., Anonymous Anónimo said...

Razonando en mi estilo lógico-matemático-monacal, me sacudo la sotana del sentido común y desde mi convento benedictino doy rienda suelta a la rabia contenida -–y que Dios y San Benito me perdonen por esta vez.

Niego rotundamente la mayor, para decirlo al modo de los escolásticos. No le falta razón al régimen cuando afirma que en Cuba no hay desaparecidos. Exceptuando a los audaces infelices que desaparecen en el intento de cruzar el ancho Estrecho de la Florida, ese aserto no se aleja mucho de la verdad por más cínico que nos suene. Veamos por qué.

En Cuba casi nadie clasifica técnicamente como desaparecido, por lo menos al modo de las dictaduras del Cono Sur en los años 70. Allá el disidente muerto normalmente siempre aparece, ya sea ‘infartado’ en prisión o bien en una morgue al cabo de casi dos semanas, como el reciente, doloroso y extraño caso del hermano Adrián.

Los Castro, por sus sanctus verocus, se arrogan el derecho de no rendirle cuentas a la Justicia ni a la prensa (dos categorías, como bien sabemos, inexistentes en la Isla durante medio siglo). Tampoco informan adecuadamente a los familiares acerca de las circunstancias que rodean la muerte de un ser querido, viéndose aquellos obligados a aceptar el hecho consumado o denunciarlo si acaso hacia el exterior, a modo de desahogo catártico. No les permiten ni siquiera el derecho al pataleo in situ.

Si en las dictaduras argentinas los opositores 'desaparecían', era porque en ese país aún quedaban jueces probos que no se prestaban a ser cómplices del dictador de turno (lo mismo cabe decir de Cuba en tiempos de Batista; recordad, si no, al magistrado Manuel Urrutia y su apoyo expreso a Fidel Castro a raíz de la moña sangrienta del cuartel Moncada, por solo citar un ejemplo). Los militares argentinos optaban entonces por eliminar a los opositores lanzándolos al mar o haciéndoles desaparecer de cualquier modo. Un método sin duda horrible y angustioso para los familiares, que ni podían tan siquiera recuperar el cadáver del ser querido.

A los Castro poca y maldita falta que les hace la técnica de la desaparición en el sentido que se le ha dado al término con relación a las dictaduras del Cono Sur. ¿Para qué necesitan un Plan Cóndor cuando en Cuba se les sobran las auras tiñosas, que vuelan satas y teleras en los círculos concéntricos de la cadena del ordeno y mando totalitario? Los castristas controlan todo el poder judicial, por llamarle de algún modo a esa entelequia menos independiente que el rabo del perro. Los juicios que ellos celebran no son juicios, sino farsas con un guion fijo, con sentencias precocinadas y sin las más mínimas garantías procesales.

En todo caso, los desaparecidos del castrismo son los que salen de escena tras haber sido encarcelados arbitrariamente por el solo hecho de disentir o de opinar por su cuenta y riesgo.

Amigo Baracutey, podría abundar más al respecto, pero no sigo porque me he propuesto no exceder mucho de las 500 palabras, un límite que asegura no pasar de la trova y caer en el teque. Que la paz del Señor sea con Ud. y con su espíritu este fin de semana. La bendición, FRAY FRANELO

 

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