jueves, abril 29, 2010

Ley migratoria. Gobierno de México pide lo que no da

Tomado de http://www.cubaencuentro.com


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Gobierno de México pide lo que no da

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México rechaza la nueva ley migratoria contra los inmigrantes, aprobada en el estado de Arizona, EE.UU., pero la política migratoria mexicana, en lo que se refiere a los inmigrantes ilegales, es caótica y violatoria de los más elementales derechos humanos, afirma el autor de este artículo
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Por Félix Luis Viera
México DF |
28/04/2010


Inmigrantes cubanos apresados en Cancún, México, son escoltados por miembros de la marina de guerra mexicana, en esta fotografía del 6 de junio de 2008

Inmigrantes cubanos apresados en Cancún, México, son escoltados por miembros de la marina de guerra mexicana, en esta fotografía del 6 de junio de 2008.

La reciente ley SB 1070, aprobada por el Congreso de Arizona, establece que la policía de ese estado puede detener a cualquier persona sospechosa de hallarse ilegalmente en el país, amén de que criminaliza la presencia indocumentada y asimismo a quienes la han amparado o amparan.

Ya lo sabemos: el país que más sufrirá cuando esta ley comience a aplicarse, dentro de 90 días, será México. Cada mexicano que emigra ilegalmente hacia Estados Unidos se convierte en otro agujerito de la válvula de escape; cada uno que vuelve, en una micra de presión para el estallido. Los casi 13 millones de mexicanos que han emigrado hacia Estados Unidos no creo que lo hayan hecho precisamente en busca del “sueño americano”, sino en busca del sueño que fuere, puesto que en su tierra de origen sólo podrían disfrutar la pesadilla.

Así, las remesas de los aztecas residentes —sean ilegales o lo contrario— en la Unión Americana constituyen una de las tres principales entradas de ingresos del país. Así va la cosa.

No es de extrañar, entonces, que el Senado de México y el presidente de la República, Felipe Calderón, se hayan pronunciado contra la ley, a la que tildan de discriminatoria, de propulsora del “odio”, de bochornosa, entre otros calificativos. Pueden tener razón.

Pero miremos hacia dentro. En sentido general, la política migratoria mexicana, en lo que se refiere a los inmigrantes ilegales, es caótica y violatoria de los más elementales derechos humanos. En el vasto México sólo existen 45 estaciones migratorias —razón por la cual muchos de los inmigrantes detenidos van a dar a la cárcel más cercana y aun a celdas de comandos militares—, y en todas, según los organismos encargados de estos temas, sobre todo la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), son violados los derechos de las personas allí recluidas al negarles asesoría legal, privarlos de contacto con familiares e individuos que quisieran ayudarlos, a lo que se suma condicionarlos a horarios de media hora o días preestablecidos por los autoridades para que los abogados puedan visitarlos. Ya en 1997, la CNDH ponía como ejemplo la situación de 199 casos de indocumentados centroamericanos cuyas garantías habían sido violadas: permanecieron hacinados, sin agua y alimentos y sin acceso a servicios sanitarios en cárceles de Hermosillo y Caborca, en el estado de Sonora. El presidente de la organización salvadoreña Rescate ha declarado: "Una forma de presionar es tratarnos peor que a criminales". Sólo en el año dicho, Rescate recibió más de tres mil quejas por violación a los derechos humanos de sus conciudadanos, de parte de autoridades mexicanas, en diversas estaciones migratorias y otros centros de reclusión del país.

En las estadísticas del propio Instituto Nacional de Migración (INM), la cifra de arrestos y repatriaciones en 2006 ascendió a más de 300 mil. Debe considerarse que aquellos que no tienen la "suerte" de ser repatriados en un período relativamente breve, pues, lógicamente, acumulan más carga de insolencias y abusos. Siguiendo los datos del 2007, el consulado guatemalteco en Ciudad Hidalgo, Chiapas, denunció que por lo menos 10 inmigrantes del aquel país habían sido extorsionados por las autoridades mexicanas y la Unicef dio a conocer que 5.771 niños centroamericanos fueron repatriados desde México a sus países de origen. Por otra parte, aun perdura en la memoria el vía crucis de 66 cubanos, detenidos en 2005 en la estación migratoria de Fortín de las Flores, en el estado de Veracruz, que se declararon en huelga de hambre como protesta por el maltrato a que los sometían las autoridades del lugar.

En su editorial del 11 de febrero de 2007, el diario mexicano La Jornada expresaba: “En nuestro país se cometen los mismos abusos [que reciben los mexicanos en EUA] contra migrantes centroamericanos y hay silencio. Y es que mientras las autoridades mexicanas exigen que se respeten los derechos de nuestros paisanos, los centroamericanos detenidos en la frontera sur son tratados como animales". En este mismo texto se da a conocer que por esas fechas "fueron detenidos con lujo de violencia" unos 500 centroamericanos, entre ellos mujeres embarazadas, jóvenes y niños que padecieron el maltrato, a punta de macanazos, de los agentes mexicanos. Las penurias a que son sometidos los inmigrantes detenidos en la frontera sur son propias de “verdaderos campos de concentración donde se pisotea la dignidad humana”, agrega el texto, que cita un dictamen de Amnistía Internacional: “En todo el país [México] existen prácticas de detención arbitraria e impunidad”.

En 2006 fueron repatriados 179.345, en 2007, 113. 434 y en lo que va de 2010, 16.647; la inmensa mayoría de ellos centroamericanos.

Hasta hoy, según las informaciones de diferentes medios —que el gobierno de México trata de preterir— la situación en la frontera sur continúa igual: los centroamericanos son detenidos, extorsionados, golpeados y devueltos a su país en caso de que no cuenten con el dinero suficiente para “pasar”, cientos de mujeres y aun niñas guatemaltecas son explotadas como “trabajadoras domésticas” en las ciudades del sur mexicano, los trenes de carga que podrían llevar indocumentados son asaltados por las autoridades aztecas para darle lo que “merecen” a los arrojados centroamericanos, y suma y sigue.

Como sangro por la herida, creo oportuno citar el deshonroso acuerdo migratorio que suscribió en el 2008 el gobierno de Felipe Calderón con la dictadura cubana: “Los cubanos que sean apresados en tierra mexicana o en las aguas marítimas de este país, serán devueltos a la Isla”. No importa lo que allá les espere luego de haber intentado abandonar el Paraíso. Algo curioso que contiene este acuerdo es que “los mexicanos que se encuentren en Cuba de manera irregular, serán deportados a México”, se tomaría por un chiste, si no fuera tan insultante.

Eso es todo. ¿Y entonces?

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Félix Luis Viera Poeta, cuentista y novelista, nació en Santa Clara, Cuba, el 19 de agosto de 1945. Ha publicado, entre otros libros, las novelas Con tu vestido blanco (Premio Nacional de Novela de la UNEAC 1987 y Premio de la Crítica 1988. Ediciones Unión, Cuba), Serás comunista, pero te quiero (1995, Ediciones Unión, Cuba), Un ciervo herido (Editorial Plaza Mayor, Puerto Rico, 2003) y la noveleta Inglaterra Hernández (Ediciones Universidad Veracruzana, 1997. Reediciones 2003 y 2005).