Libertad, exilio y apertura democrática
Tomado de http://www.elnuevoherald.com
Por Danilo Arbilla
Madrid -- Decir que el exilio es duro es simplificar absolutamente las cosas. El exilio es una de las tragedias peores que le pueden ocurrir a un ser humano. Corta con todos los nutrientes vitales, te cambia constantes, te pone al revés. Estas palabras dichas en 1983 por Serrat eran recordadas hace unas semanas por la revista argentina Noticias y en estas horas adquieren una mayor fuerza, si es que cabe, con motivo de la llegada a España de varios disidentes que durante siete años estuvieron presos en cárceles cubanas.
Al momento de escribir esta columna no llegaban a diez los liberados. Prometen ser algunos más. Quizás y con suerte, y ojalá sea así, completen la cincuentena que hace siete años fueron apresados porque pretendieron una cierta apertura; simplemente, opinar sobre ciertas cosas. No, por supuesto, bloquear una calle, ocupar lugares de trabajo, hacer una huelga, instalar una barricada, apedrear a la policía o a un edificio gubernamental, y ni que hablar arrojar cócteles molotov o poner bombas. No, sólo querían plantear sugerencias e informar sobre lo que pasa.
Alegra infinitamente que hayan salido de esos calabozos. Y la alegría crece a medida que uno se entera en las miserables condiciones en que estaban.
Lo que igual no es posible aceptar, es que el canciller español Miguel Angel Moratinos diga que han conseguido la libertad. No es así. ¿Cuál es la idea que Moratinos tiene de la libertad? Han podido salir de la prisión a la que injustamente fueron metidos. Pero no pueden quedarse en su país, van al exilio (y habrá que ver, con el correr de los meses, qué tipo de exilio). Si escriben libros contando lo que pasaron, no los pueden vender en Cuba y no pueden volver a Cuba. De hecho, por más que se hable de inmigrantes y otras boberías, fueron deportados.
No recobraron la libertad. Que no simplifique las cosas el canciller Moratinos. Y que no diga, además, que esto implica un cambio y una nueva etapa en la dictadura cubana.
Ya hubo varios casos anteriores en que Fidel usó esta estratagema increíble de tráfico humano para sacar su tajada, pero el régimen no ha cambiado, sigue igual. En este caso aun si salen de prisión todos los presos políticos que se anuncia, no alcanzan ni a la tercera parte de los que se sabe que hay. Además, ¿se liberará la prensa, la gente podrá salir y entrar a la isla sin pedir permiso, se podrá hacer huelga --por lo menos en las empresas españolas instaladas en la isla--, habrá elecciones? ¿Si España consigue que la Unión Europea levante las restricciones, no habrá nuevos disidentes presos? ¿Eso no sólo será un desahogo para que siga con la represión como lo ha hecho hasta ahora? Sería muy duro. Muy triste. Muy condenable.
Parecería que Moratinos tiene un concepto de la democracia muy sui generis. Por ejemplo, cree que Hugo Chávez es el presidente latinoamericano más democrático. Que el dictador de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang --30 años en el gobierno-- ha iniciado un auspicioso proceso de apertura democrática. En estas horas, además, se reúne en Madrid, no por asuntos de derechos humanos, con el presidente de Ruanda, Paul Kagame, quien gobierna desde 1994 y es acusado de genocidio; se dice que su ejército y su milicia armada en 100 días asesinaron a machetazos a cerca de 800 mil personas. Pero para Moratinos, una cosa es Honduras, donde la democracia fue profundamente herida y rápidamente retiró su embajador y junto Lula, Insulza, los Kirchner, Correa, Evo, Ortega y Chávez inició una cruzada restauradora, y otra cosa es esta gente que después de algun tiempo en el poder ha iniciado estas aperturas democráticas tan prometedoras.
Y nada de esto es cuento. Es todo cierto.
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