BARACUTEY CUBANO

“Asere, el único problema que hay aquí es ‘esta gente’, cuando se acaben de morir, se arregla todo solito” Esta es una expresión que casi todo el mundo, por no decir todo el mundo, ha escuchado o escucha con regularidad, en boca de cualquier ciudadano, en cualquier momento, en cualquier esquina. Se trata de algo fatalmente en boga.

No se trata de un problema social o económico. Es una situación que salta las bardas del embargo norteamericano y de la Unión Europea. Algo que habla directamente de un sistema inservible y de un grupo de poder dispuesto a imponerlo y a no cambiar. El problema es político, cuando se resuelva, ciertamente se resolverá el resto de la problemática nacional.

Nuestro grave problema político se resume en la total falta de libertades. La libertad en Cuba, en cualquiera de sus fases, es clandestina. Se vive sin libertad económica como consecuencia de que se perdió la libertad política.

Este oprobioso andamiaje represivo se sustenta por un sofisticado entramado social que conlleva un régimen de exclusión muy similar al execrado apartheid sudafricano. El sabor militarista que se impone en todas las estructuras sociales cubanas a partir de la creciente militarización y el absoluto control de las fuerzas armadas, aporta la fuerza, único aglutinante y elemento real de sustentación para que el establishment sobreviva como está. (sigue)