BARACUTEY CUBANO

Por Odelin Alfonso Torna

Periodista independiente.
odelinalfonso@yahoo.com

Arroyo Naranjo, La Habana, septiembre 16 de 2010 (PD) Al parecer, la maquinaria castrista se cansó de convertir sus reveses en victorias, de inflar resultados económicos o de coquetear con el abanico y seducir a las revoluciones de izquierda con sus “logros”. Las entrevistas que últimamente ofrece Fidel Castro, se transforman en simposios, intercambios, donde el maestro en empecinamientos busca el ser o no ser del problema.

El máximo líder revolucionario reconoció la cacería de homosexuales y la consiguiente la reclusión en las UMAP (la versión criolla del Gulag). Más reciente aún, en entrevista concedida al periodista judío-norteamericano Jeffrey Goldberg, admitió el fracaso del modelo cubano, dígase socialismo, comunismo o campismo popular, así como su intención de dar primero –y no presentar la otra mejilla- durante la Guerra Fría. Me pregunto: ¿cuántos otros males reconocerá?

Es posible que reconozca, y esto en su lenguaje no incluye el pedir perdón, el “error” de haber ordenado hundir el remolcador 13 de Marzo, en el que murieron 39 personas que intentaban huir del país.

Tal vez considere también su influencia directa en el fusilamiento -“escarmiento” para él- de tres jóvenes negros en marzo de 2003, quienes fueron arrestados por piratería marítima en las cercanías de la bahía del Mariel.

Tendría Fidel Castro que pedir mil y un perdones después de reconocer la sarta de fracasos que lo han acompañado durante 50 años. Pero obviamente, no lo hará, ni siquiera antes de tomar la alfombra voladora rumbo al infierno

Los comunistas, los de verdad, en este minuto deben sentirse ofendidos. Cinco décadas de gastar el presupuesto de la nación en la generación de cuadros del Partido Comunista de Cuba (PCC), de marchar a la vanguardia ideológica en todos los sectores sociales, legislativos y productivos del país, para enterarse de primera tinta que el “modelo cubano” es disfuncional.

¿Qué dirían los comunistas Ernesto Che Guevara, Blas Roca Calderío, Carlos Rafael Rodríguez o Carlos Baliño, si resucitaran? ¿Qué otra carta abierta, con sentido crítico o reconciliatorio, sobre las filas del partido único, colgaría en Internet el “intransigente” Esteban Morales, ex jefe del Centro de Estudios sobre América del Norte?

El comandante Huber Matos pagó 20 años de injusto encierro por denunciar en carta a Fidel Castro la sedición de los comunistas, en octubre de 1959. Dos años después, el propio Fidel se declaraba comunista y ahora, en un par de líneas de una entrevista publicada, apela al “borrón y cuenta nueva”.

Si de perdones se trata, deberá pedir perdón por la expedición liderada por el dominicano Francisco Caamaño, por los cientos de cubanos muertos en Angola y por los tripulantes de las avionetas de Hermanos al Rescate, derribados en aguas internacionales por la fuerza aérea cubana en 1996.

Tendrá que reconocer también, que por la culata le salió el injusto encierro de 75 pacifistas en la primavera de 2003, el proyecto Revolución Energética y si por casualidad tiene otro proyectil en el directo: el canje del norteamericano Alan Gross por el espía cubano Gerardo Hernández Nordelo.

Ha de esperarse que entre sus profecías guerreristas y la promoción de su álbum de fotos “La victoria estratégica”, comidilla obligada en sus reflexiones y encuentros con la prensa nacional y extranjera, aparezcan más arrepentimientos. Pero no vendrán acompañados del perdón a víctimas y victimarios. En su alma no hay sitio para ello.

El propio Fidel en su alegato “La historia me absolverá, refiriéndose al dictador Fulgencio Batista, dijo y cito: “Dante dividió su infierno en nueve círculos: puso en el séptimo a los criminales, puso en el octavo a los ladrones y puso en el noveno a los traidores”.

Reservaría, con permiso de Dante, un décimo círculo para los arrepentidos. Al pueblo de Cuba se le deben mil y un perdones. En definitiva, hemos remendado los fracasos del poder por más de cinco décadas.

odelinalfonso@yahoo.com