CUBA: Eloy Gutiérrez Menoyo: el segundón de primera
Tomado de http://eichikawa.com/
Menoyo: el segundón de primera
diciembre 16, 2010
Por Pedro Pablo Bilbao
Las preocupaciones de Orlando Bosch Ávila y otros dirigentes del Movimiento Revolucionario 26 de Julio (MR-26-7) en Las Villas, sobre las ambiciones del comandante del Segundo Frente Nacional del Escambray, Eloy Gutiérrez Menoyo, y su ideólogo, Max Lesnik, parecen haber propiciado la invasión de la región central de la Isla por las columnas de Camilo y el Che. No obstante, Bohemia reportaría (enero 11, 1959) que, tras irse Batista, «los barbudos de Gutiérrez Menoyo, la tropa heroica del Escambray, fueron los primeros en arribar a la capital» (página 101).
(A la derecha Eloy Gutiérrez Menoyo, a la izquierda el Che Guevara)
Lo menoyesco se vio temprano, cuando este comandante declaró que «contaba ya en sus filas con unos cuatro mil combatientes» (Bohemia, febrero 1 de 1959, página 142). Fidel Castro apuntaría en su Biografía a dos voces (2006) que marchó «para La Habana con mil soldados rebeldes y dos mil soldados de las mejores tropas batistianas» (página 186), es decir: su Ejército Rebelde tenía menos efectivos que el Segundo Frente al concluir la guerra civil.
Menoyó narró que había fundado su frente guerrillero, con manifiesto y todo, tras colar (noviembre 10, 1957) por Aguada de los Negros (Escambray) un lote de armas para 40 hombres. Después del primer combate de «repercusión nacional e internacional» en La Diana, habría hilvanado una ristra que incluyó acción comando nocturna en Río Negro, tomar el central Soledad y aun entrar a Trinidad por varias horas. Luego de Manicaragua (diciembre 22, 1958) ocuparía «otras ciudades y pueblos», incluso Cienfuegos, donde al llegar Castro ya William Morgan, lugarteniente de Menoyo, era jefe militar.
(Eloy Gutiérrez Menoyo en La Habana en estos años)
Menoyo había prometido que «tan pronto como se quite el uniforme, se afeite la barba y se corte el cabello, volverá a su comercio Eloy´s Bar, de Línea y F en El Vedado», pero terminó por marchar al exilio, donde hilvanó esta ristra de declaraciones:
* «La guerra de guerrillas no puede ser derrotada» (The Miami Herald, julio 10 de 1961)
* «La ciudad de Sancti Spiritus se halla aislada del resto de la provincia de Las Villas como consecuencia de la reapertura del Segundo Frente Nacional del Escambray» (Diario las Américas, diciembre 22 de 1961)
* «Contra el pueblo yo creo que, en definitiva, no se puede luchar» (Televisión Cubana, febrero 2 de 1965).
Menoyo había anunciado (mayo 19, 1963) la triple alianza entre su Segundo Frente, Alpha 66 y el Movimiento Revolucionario del Pueblo. Al cabo se infiltró por Punta Caleta (Baracoa), el Día de los Inocentes de 1965, para abrir un frente guerrillero en Oriente. Duró hasta enero 25 de 1966.
-Ilustración: Menoyo en el álbum de postalistas de la «revolución cubana»
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El que escribió el nombre de Enoel Salas con el segundo apellido Oquendo en la foto se equivocó, pues su segundo apellido es Santos, según aparece en la página 111 del segundo tomo del libro Las Reglas del Juego. 30 Años de la Seguridad del Estado escrito por la Dirección Política del Ministerio del Interior y publicado en 1992 por la Editorial Capitán San Luis.
Por Guillermo Fariñas Hernández
En el semanario Vanguardia, editado para la provincia de Villa Clara, en su número del 28 de marzo del 2009 se lee: “…Durante la celebración, Omar Ruiz Martín impuso el sello conmemorativo Aniversario 50 de la Batalla de Santa Clara a Enoel Salas y a Juan Francisco Fernández Gómez, ex – agentes de la Seguridad del Estado”.
En todos los manuales de esa cotidiana actividad humana que es el juego Inteligencia versus Contrainteligencia a los agentes se les divide según sus motivaciones y convicciones. En la ecléctica escuela cubana de inteligencia se les denomina Agentes Seguros y a sus reversos se les nombra Agentes Inseguros.
Un Agente Seguro es aquel que aceptó la labor de trabajar dentro de las filas del adversario por decisión propia y sin ningún chantaje o presión moral ni material para realizar su actividad. Este tipo de agente es un idealista que considera su deber personal infiltrarse en las filas enemigas.
Por el contrario, un Agente Inseguro es la persona que está de acuerdo en trabajar internamente con los antónimos de su centro de mando, pero para ello tuvo que mediar previamente la coerción ética o su compra con bienes codiciados. En estos infiltrados no priman sus convicciones ideológicas sino sus intereses personales.
(Luis Felipe Denis, Jefe de la Seguridad del Estado en el Escambray, radicada en Condado; fotos y notas añadidas a este artículo por el bloguista de Baracutey Cubano)
Enoel fue combatiente del Ejercito Rebelde contra la dictadura del general Fulgencio Batista en las montañas del Escambray, de las cuales bajó con los grados de teniente. Refieren viejos compañeros de armas que ese campesino de la zona de Placetas era un guerrero valiente ante las balas enemigas.
Juan Francisco solo colaboró con el Movimiento 26 de Julio (M-26-7) en el área de propaganda, pues su difunto padre era propietario de una solvente imprenta. Nunca participó en acciones violentas y riesgosas, según Jesús Oquendo, un veterano de la Sección de Acción y Sabotaje del M-26-7.
Tras el triunfo de 1959, el oficial Salas colaboró con el Departamento de Investigaciones del Ejercito Rebelde (DIER), el órgano precursor de la actual contrainteligencia. Debido a esto, resultó un elemento clave en la neutralización de la históricamente conocida “Conspiración de Trinidad”.
Al tomar el poder las fuerzas rebeldes, Fernández Gómez se involucró junto a su progenitor y otros allegados en planes de derrocamiento de los hermanos Castro. Se transformó en un acérrimo anticomunista porque temía y no aceptaba la intervención gubernamental del negocio familiar.
Con el segundo año de Revolución Cubana, Enoel ayudó al fusilamiento de los comandantes William Morgan, Jesús Carreras y César Páez. Tuvo mucho que ver con la huida hacia el exilio de Eloy Gutiérrez Menoyo y Edel Montiel. En cualquier conspiración conocida contra el gobierno, ahí estaba Enoel y con él, el G-2.
(Manuel Ascunce Domenech)
Por su parte, Juan Francisco se convirtió en coordinador de las guerrillas del Escambray. Cuando se quemó, también se alzó en armas contra el totalitarismo. En estos menesteres, se involucró en la ejecución del maestro voluntario Manuel Ascunce Domenech y el campesino Pedro Lantigua.
Luís Felipe Denis Díaz, un difunto general, en una conferencia en los Camilitos de la desaparecida provincia de Las Villas expresó: “Nosotros como Seguridad del Estado contábamos con la colaboración de los maestros voluntarios en las zonas de guerra”. Así que serán los historiadores quienes dirán si Ascunce era agente o no.
Pasado un entrenamiento riguroso de inteligencia, el agente seguro y ya probado Enoel Salas partió por órdenes del mando hacia los Estados Unidos de América. Específicamente se estableció en la ciudad de Miami, en el estado de la Florida, donde los grupos anticastristas son extremadamente fuertes.
Mientras luchaba en las montañas de la región central de la isla, Juan Francisco Fernández Gómez resultó capturado y encerrado en el antiguo Sanatorio Antituberculoso de Topes de Collantes, que se había transformado en una sofisticada prisión de guerrilleros anticomunistas.
Allí en Miami, Enoel penetró con éxito las más temerarias agrupaciones que ejercían la violencia contra la dictadura castrista. Su principal éxito operativo consistió en ser uno de los fundadores de la más irreflexiva agrupación armada contra el fidelismo, Alfa-66. Su fachada de hombre duro y de toda confianza se consolidó.
(Juan Francisco Fernández Gómez; agente ¨Félix¨ del DSE muchos años después de que fuera reclutado por comprometimiento y cobardía, léase en cubano: ¨apendejamiento¨ )
La pareja conformada por el joven teniente de la Seguridad del Estado Amado Padrón y un coronel soviético nombrado Dimitri Cherganiv lograron doblegar la voluntad de Juan Francisco y este aceptó, a cambio de su vida, ser un Agente Z. Su miedo por no ser fusilado le hizo traicionar muchas cosas e ideas.
Enoel desembarcó como el jefe de la vanguardia del beligerante comandante Eloy Gutiérrez Menoyo para abrir un frente partisano en las montañas de la entonces provincia de Oriente. Pero a la vez fue el hombre de la Seguridad del Estado que le dejaba evidencias al persecutor comandante Raúl Menéndez Tomasevich.
Enviado a purgar una condena de 25 años de privación de libertad en el penal de Isla de Pinos, Juan Francisco mantenía al tanto al jefe de la seguridad del Estado en ese territorio, el capitán Arturo Lince, de todo lo que ocurría dentro del penal. Para Junior como se le conoce entre alguna gente, el chivatear era su modo indigno de sobrevivir.
Se realizaron canjes secretos entre agentes del Dr. Fidel Castro capturados en territorio norteamericano y connotados anticastristas presos en las ergástulas cubanas. Uno de los primeros intercambiados fue Enoel Salas, quien regresó a sus supuestos menesteres de derrocar al comunismo.
Pronto Yunior resultó trasladado sin explicación plausible hacía la cárcel Alambradas de Manacas, donde los presos políticos estaban bien cohesionados en sus exigencias a las autoridades. La tarea asignada era alimentar los conflictos personales entre ellos, cosa que con sus intrigas logró en alguna medida.
Cuando el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz decidió hacer público el fracaso de la “Zafra de los 10 Millones”, se le ordenó a Enoel secuestrar dos embarcaciones pesqueras cubanas. El objetivo era crear una conmoción social para poder informar el chasco económico sin mayores consecuencias.
A Juan Francisco Fernández Gómez le ordenaron dar testimonio público de ser agente del G-2 en el juicio televisivo seguido contra un terrorista salvadoreño que colocaba bombas en lugares turísticos. Este acto en 1999 confirmó las sospechas de los luchadores pacíficos del centro de la isla, posición a la que se había reciclado Junior.
Con Enoel todo resultó distinto. Le propuso al mando superior regresar a Cuba y perder la fachada profunda que logró construirse. Nadie le contradijo porque como mismo se ofreció voluntario para ser un agente, tuvo todo el derecho a jubilarse y regresar a su natal Placetas.
Comparar la labor por ideales de Enoel Salas, quien camina por la Villa de los Laureles con los grados de coronel del Ministerio del Interior en su cuello, con la faena oportunista de Juan Francisco Fernández Gómez, quien traicionó hasta los sufrimientos de su padre y se hizo un utilitario delator, es una total falta de consideración.
primaveradigital@gmail.com
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