BARACUTEY CUBANO

Por Pedro Pablo Arencibia

No es frecuente el oír hablar en Cuba sobre la política antianexionista de los presidentes norteamericanos Zachary Taylor y Millard Fillmore, los cuales persiguieron a Narciso López y a sus seguidores norteamericanos y cubanos que desde Estados Unidos, querían la independencia cubana de España y su anexión a los Estados Unidos. Expresiones de esa política antianexionista se encuentran en proclamas como la emitida por Taylor en 1849 y de la cual presentamos el siguiente fragmento:

¨Una empresa que tiene por objeto invadir los territorios de una nación amiga, iniciada y preparada dentro de los límites de los Estados Unidos, es una cosa en alto grado criminal, pues pone en peligro la paz del país y compromete el honor nacional.¨58

y se invita a todos los norteamericanos para que se separen del antedicho proyecto, lo reprueben e impidan por todos los medios que sean lícitos.59

(Presidente Zachary Taylor)

Un fragmento de una de una de las proclamas del Presidente Millard Fillmore, la emitida el 25 de abril de 1851, es presentado en la citada obra de Leuchsenring el cual a continuación reproducimos:

¨... estas expediciones no pueden considerarse de otro modo que como aventuras de latrocinios y saqueos, y tienen que merecer la reprobación del mundo civilizado, siendo además actos contrarios al derecho de gentes y a nuestras propias leyes o que expresamente las prohiben.¨60

Esas proclamas y el comportamiento, cómo veremos más adelante, del gobierno del presidente norteamericano Grant son incompatibles con la visión española de cuales eran las relaciones entre el gobierno de los Estados Unidos y los independentistas cubanos. El español José Luis Prieto Benavent en su ensayo El liberalismo cubano en el siglo XIX escribe:

¨Desde el comienzo de los problemas en Cuba, el Gobierno de España creyó que los independentistas contaban con el apoyo y la complicidad de los Estados Unidos. Sin esa ayuda, los intentos revolucionarios estaban condenados al fracaso. Esta fue una de las constantes de la visión española del conflicto cubano. Los sucesivos gobiernos trataron siempre el problema en términos de bandolerismo y filibusterismo fomentado por los EE.UU. frente a la opinión pública, al igual que se había justificado la perdida de las posesiones americanas por la injerencia de Inglaterra. En ningún momento se admitió que existieran fuerzas políticas legítimas que planteaban alternativas políticas y que tenían capacidad para pacificar.¨61

(Presidente Millard Fillmore)

Es inconsistente el planteamiento de que esa política antianexionista, en las ocasiones que se aborda ese hecho, fue producto de la intención de no permitir que los estados sureños, se fortalecieran con un estado más: Cuba. La incorporación de Cuba no le proporcionaría un peso significativo desde el punto de vista político y militar al Sur agrícola y esclavista en sus confrontaciones con el norte industrializado y abolicionista. El fuerte debate originado dentro de la sociedad cubana con respecto al desmedido desarrollo de la industria azucarera y de la esclavitud, debate que comenzó prácticamente desde los mismos inicios de la política económica propuesta y desarrollada por Arango y Parreño, es un ejemplo de las diferencias que desde el punto de vista político y militar no hacían de Cuba un seguro, fuerte e incondicional aliado del Sur esclavista.

Muchas de las ideas procedentes de la Revolución Francesa ya habían calado profundamente en determinados círculos de la sociedad cubana; por cierto, algunos de los orígenes de las ideas que universalizó la Revolución Francesa, se encuentran en la precedente Revolución de las 13 Colonias de Norteamérica; a su vez, algunas de las ideas que acogió la Revolución de las 13 Colonias proceden del Iluminismo francés.

¿ INJUSTAS PROCLAMAS ?

Con respecto a la dureza con la que son tratados Narciso López y sus seguidores ( en las ya citadas proclamas de Taylor y Fillmore ), así como las expediciones por él comandadas, debemos, para valorarlas objetivamente, sopesarlas con informaciones como la que brinda el historiador cubano Herminio Portell Vilá en su obra, publicada en 1958, Narciso López y su época . En esa obra aparece una carta de Narciso López, escrita en 1850, en la que plantea lo siguiente con relación a la composición de una de sus expediciones:

(Narciso López)

¨Puesto que no hay aquí cubanos bastantes que nos acompañen, estos peleles de americanos me servirán de escolta. Con ellos, desembarcaré, me internaré, levantaré al país y los iré dejando en el camino para que los perros de los españoles se entretengan en roerle los huesos.¨

De los 1200 hombres que de manera aproximada y conjunta componían las expediciones del Creole y El Pampero solamente 5 y 49 eran, respectivamente, cubanos.67