domingo, enero 23, 2011

Las viejas mañas, editorial 151 Primavera Digital

Tomado de http://www.primaveradigital.org


Las viejas mañas, editorial 151

Primavera Digital

El viejo gobierno cubano volvió a rasgar sus vestiduras y cubrió su cabeza con ceniza desde las páginas de su periódico oficial. Granma publicó la nota del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex). En esta ocasión, se trató de que el gobierno de los Estados Unidos representado por su embajador, el señor Jonathan Farrar y la delegación de ese país que participó en las más recientes conversaciones migratorias Cuba-Estados Unidos en La Habana, se reunió en esta capital con un grupo escogido de personalidades de la sociedad civil y la oposición interna cubana, representativos de acuerdo con la óptica estadounidense.

Más recientemente, el viejo gobierno cubano también rasgó sus vestiduras porque la comunidad cubana en Miami, influyó de forma determinante para que fuera retirada una valla que promovía la excarcelación de los espías cubanos, que guardan prisión en aquel país. Los promovidos cinco espías, devenidos en héroes oficiales del país, están presos por haber sido encontrados culpables de delitos de espionaje agravados con otros cargos vinculados a esta figura delictiva.

Que se sepa, hasta el momento ningún gobierno democrático elevó protestas por las reuniones y los contactos que el gobierno cubano celebra en sus salones diplomáticos a lo largo del mundo. El viejo gobierno militar de Cuba ha invitado y recibido con honores de jefe de estado y ha homenajeado en muchas formas a golpistas confesos y convictos. Ha recibido a activistas que se oponen pacíficamente y no tan pacíficamente a las políticas y tendencias oficiales en sus respectivos países, sin que haya habido protestas oficiales de esos países en tal sentido.

Cuando el divertido y guarachero ex embajador James Cason, colocó un inocente número 75 en la sede diplomática estadounidense en La Habana, la SINA, (Sección de Intereses de Norteamérica) el viejo gobierno de la Isla, montó una cólera homérica. Después, los yanquis colocaron una pizarra electrónica que ofertaba informaciones de carácter internacional, regularmente censuradas por el gobierno cubano.

La respuesta fue erigir un costoso, feo y de peor gusto, monte de banderas negras, para ocultar la pizarra. Llegaron al delirio ridículo de montar un relevo de guardia ceremonial, que remedaba en parte el cambio de guardia en el Kremlin ante la momia de Lenin. Lo singular del caso es que mientras en Moscú se rindió homenaje a alguien considerado un héroe de aquellos tiempos, en Cuba, hacían cambios de guardia ceremoniales, a la embajada del país que consideraban enemigo. ¡Qué mal gusto, que falta de clase!

Cualquiera podría preguntarse si este viejo gobierno permitiría colocar una valla que demande por ejemplo, “Libertad sin destierro para los presos políticos” en la Avenida de los Presidentes del Vedado o en el Malecón habanero. ¿Estarían dispuestos a permitir una valla en cualquier lugar de la ciudad, en que desde la efigie de Orlando Zapata Tamayo, pudiera leerse, ‘Morir por la patria es vivir?

De una élite de gobierno incapaz de evolucionar e integrada por ancianos que debieran descansar, aquejados por añadidura de un incurable mal gusto, carentes además de clase, sensibilidad y distinción, no puede esperarse otra cosa. Son personas limitadas en sus gustos al dominó, a comer, beber, fornicar y disfrutar el espectáculo cruel de animales matándose entre sí. Nada más.

Es tarde para ellos. No pueden y no quieren deshacerse de los viejos hábitos. Son bueyes viejos que perdieron su yunta, solos y atados terminalmente a las viejas mañas.
PD