Desde Cuba: Los deseos y las realidades
Los deseos y las realidades
Por Paulino Alfonso Estévez
02 de Febrero de 2011
Lawton, La Habana, 3 de febrero de 2011, (PD) Revisaba mi bitácora de artículos y uno llamó poderosamente mi atención; era de un admirado, pero a veces despistado comentarista, esto último sin el ánimo de herir, líbreme Dios, menos a quien lleva años rompiendo altlanzas sin cansancio en contra de la dictadura castrista. A veces el exceso de celo nos hace caer en trampas indeseables.
Los reiterados artículos de tal comentarista me hacen pensar que él se cree que en Castrolandia existe una nueva corriente o “raulismo”. Sobre esto es que trataré esta semana.
Al parecer nuestro viejo demonio quedó bien de la parcial reparación a que fue sometido. Tras el fallido armagedón que predijo para diciembre pasado, recuperado, se lanza de nuevo incendiario. Por suerte, sólo a través de la prensa.
Para esto, cuando no, un poco de historia. Durante los primeros 6 años de dictadura, Castro gobernó más o menos de acuerdo a lo que esperaban los soviéticos, que con el tratado firmado con Kennedy en 1962 a espaldas de los cubanos, le habían asegurado un reinado sin sustos.
No obstante, el inquieto Líder se dedicó a crear sus mini guerras para lo que comisionó a sus miñones a fines de 1964 a explorar las posibilidades del África en las llamadas guerras de liberación. El resto es conocido y desgraciadamente sólo gracias al rio de sangre que generó, es parte de la historia.
Después vinieron los agitados años 70,80 y hasta los desesperados 90, donde todo se derrumbaba y hubo que hacer concesiones impensables para sobrevivir. Hasta que se llegó al sorprendente 2000 cuando como Deux ex Machina, salió a la palestra el Teniente Coronel Chávez Frías y su bolivariano proyecto.
En 46 años solo existieron un puñado de favorables menciones del Big Brother, pero ni una entrevista ni un artículo al siempre fiel hermano, mantenido en un anonimato político más que prudente. Y de parte de este, ni una velada frase ni intencional referencia hacia el líder. Sólo se le conoce extraoficialmente una discusión por la salida de su hermana Juana hacia México. Más nada.
Entonces llegó el fatídico 2006 cuando producto de un cáncer intestinal, el más pequeño de los Castro se tuvo que hacer cargo del gobierno de la finca. Lo hecho por el sustituto en ese interim, no es ni será raulismo sino fidelismo. No se ha hecho nada que no hubiera hecho el Castro original. Es más, me atrevo a decir que en toda la movida del cura y de Miguelito Desatinos se vio la mano de nuestro demonio que controlaba el juego, general incluido.
Pero le dejó algo al clon para que metiera miedo. Los depuestos por corrupción e ineficiencia han estado siempre en el proceso, los tronados son incontables o pudiera alguien decirme: ¿cuántos ministros han sido sustituidos en estos 50 años? Todo puro show.
En lo económico, ni al original ni al clon les interesa otra economía que no sea la de sus cuentas bancarias. El cuento de que la economía castrista está mal, se lo dejaron al desechable de turno, el gordo Marino, como le dejaron el periodo especial al anterior pañal Lage Dávila.
Contrario a nuestros deseos de librarnos de los Castro, las finanzas de estos, navegan viento en popa. Los asesores en el exterior ya llegan a 200,000 cubanazos, de ellos 135,000 en la Venezuela chavista que ingresan no menos de US$13,0 bn anuales concentrados en personal de salud, militares y últimamente constructores, estos en mayor número para los programas de viviendas, nueva carta usada para el triunfo electoral chavista en los próximos comicios del ya cercano 2012.
Esto podrá parecer pesimista, pero si a esto le agregamos los recientes beneficios anunciados por el demócrata Obama y su trasnochada “política de acercamiento a la ¿sociedad civil cubana?, el futuro del original, el clon y su corte milagrera pinta placentero.
Todavía quedan cerca de 100 presos políticos en las mazmorras castristas, incluidos 11 de los 75 que no aceptaron la trampa del destierro, y que reclaman su digno puesto en la lucha por la patria de todos y para todos, junto a otros que comparten iguales riesgos; como nadie hace nada por ellos, parece que ya la fiesta de los presos se terminó.
No sueñes, estimado amigo; Raúl Castro será quien entierre a su hermano, pero no quien entierre el castrismo, por la sencilla razón de que es lo único que conoce. La solución vendrá por la vía biológica. Asistiremos pues, al mismo proceso de la Unión Soviética. Pero aún así, nuestra justa causa nos convoca a continuar en la lucha por la libertad de Cuba hasta el último aliento
paulino.alfonso@yahoo.com
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home