Desde Cuba: Retrato de familia. Más que ninguna continuidad histórica, lo que defiende el Comité Central del PCC es su propia continuidad
Retrato de familia
Por Alberto Méndez Castelló
Las Tunas
27-04-2011
Más que ninguna continuidad histórica, lo que defiende el Comité Central es su propia continuidad.
El Artículo 1 de la Constitución de 1976 dice que Cuba es un Estado socialista de trabajadores organizados "con todos y para el bien de todos, como República unitaria y democrática para el disfrute de la libertad política, la justicia social, el bienestar individual y colectivo y la solidaridad humana".
Archiconocido resulta que en Cuba los fusilamientos, la cárcel, la exclusión social y los actos de repudio por el disenso político desde hace más de 50 años hacen de tal artículo un chiste más que un enunciado constitucional. Los muertos, tanto de uno como de otro bando, caídos cuando los sucesos fraticidas de Bahía de Cochinos en abril de 1961, son más congruentes con el Artículo 1 de la Constitución que quienes hoy rigen los destinos de Cuba en nombre del socialismo.
Documentos oficiales revelan que la Brigada 2506 fue integrada por un mosaico de las capas sociales de la época, y de quienes la enfrentaron y murieron, según la edición especial del periódico Juventud Rebelde, se sabe que sus últimas ocupaciones fueron mayoritariamente las de jornalero, carpintero, zapatero, albañil, chofer, obrero agrícola, mecánico.
Pero el desmentido más fehaciente al concepto constitucional del Estado socialista cubano y de su dirigencia, más cercana a una cofradía que a una vanguardia, se produjo la pasada semana, con la "elección" del Comité Central del Partido Comunista (PCC).
Un general de ejército, dos comandantes de la revolución, siete generales de cuerpo de ejército, 12 generales de división, un vicealmirante y una ristra de ministros, viceministros, jefes y jefazos componen el flamante Comité Central de los comunistas cubanos. No hay lugar en él para un campesino, ni para un albañil. No hay lugar para un mecánico tornero como el ex presidente brasileño Luis Inacio Lula da Silva. No hay espacio para un soldado ni para un policía. Incluso, entre tantos encumbrados, no hay sitio para tenientes coroneles como el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, o el candidato a la presidencia de Perú, Ollanta Humala.
(Alarcón parlamentando. (OMAR SANTANA))
Tal parece que con la inclusión de una maestra de escuela y una directora de hospital pretendieran socializar lo insociable.
"Si toman los automóviles de todos esos generales, ministros, directores y primeros secretarios, fácilmente se puede montar una empresa de taxis, lo cual sería muy beneficioso en este país, en el que la gente no tiene en qué transportarse. Y si toman todas sus casas y las sedes de sus instituciones, no le quepa duda de que darán cobijo a miles de cubanos carentes de un techo. ¡Por favor, de qué socialismo hablan!", dice un sociólogo.
"Que en cualquier lugar del mundo desarrollado un general o un ministro tengan los automóviles o las casas que les venga en gana, correcto, es su mundo. Pero el caso es que estamos en Cuba y esta gente se dice comunista", dice un estudiante universitario.
"Socialistas… continuidad histórica de la revolución… ¿pero cuál continuidad defienden, la de los centrales azucareros desmantelados, la de los hospitales desbaratados, la del campo abandonado? ¿Quién condujo a todo esto? Porque toda esa destrucción tiene nombre y apellidos. Aquí un grupo, mejor dicho, una clase, más que la continuidad histórica de eso que llaman revolución, está defendiendo su propia continuidad, y ese es el resultado de la composición del Comité Central, una trinchera; ellos están atrincherándose, tienen cuantiosos intereses que defender, de ahí la ausencia de pueblo y el exceso de generales", dice a DIARIO DE CUBA un analista de temas políticos.
Según el general Raúl Castro, el Comité Central es el organismo superior de dirección partidista, al que corresponde el control de la política trazada y los programas de desarrollo económico y social del país. El PCC cuenta con unos 800.000 militantes en unos 61.000 núcleos, pero la base está pobremente representada. Luego, ¿cómo el Comité Central podrá ejercer su función, si por su composición tiene más semejanza con una empresa de accionistas que con un aparato de dirección socialista colegiada?
"Raúl dijo que nosotros dejamos de actuar por temor a equivocarnos. Eso no es cierto, aquí todo el mundo sabe que las decisiones superiores llegan y no se discuten. Le voy a poner un ejemplo: teóricamente, una Unidad Básica de Producción Cooperativa cañera tiene su administración elegida y aprobada por los asociados, quienes deberían aceptar o rechazar las decisiones estratégicas, pero en la práctica eso no es así. Vienen y le dicen: 'venda esas cosechadoras, que nosotros le vamos a cosechar la caña', y usted tiene que vender porque le dijeron que vendiera", dice el directivo de una granja cañera, quien pide el anonimato.
Al presentarse en la sesión final del VI Congreso del PCC, se vio muy desgastada la salud de Fidel Castro. El general Raúl Castro dijo que todos sabemos, con o sin cargo, que "Fidel es Fidel"; pero con 85 años uno y 80 el otro qué puede esperar el pueblo de Cuba de los hermanos, a quienes parecen quedarle, como un traje muy mal cortado, diez años más en el poder, dadas sus reservas física.
Cuarenta y nueve años entre militares, siendo su carácter dado al ordeno y mando, han hecho del actual primer secretario del PCC un ser convencido de las prácticas castrenses. Pero ya lo dijo Martí a Gómez: "general, una nación no se manda como un campamento". Más le convendría al general presidente y primer secretario hacer una exploración por todo el país, de la Punta de Maisí al Cabo de San Antonio y, congruentemente con el Artículo 1 de la Constitución de la República, escuchar a todos, incluso a los que nunca quiso oír.
Abierto al diálogo, de seguro escuchará opiniones honestas, de más provecho que todos los consejos del generalato y de algún que otro ministro oportunista pues, en definitiva, un general no puede enseñar a cultivar frijoles, ni un secretario del Partido graduado en política a levantar una pared de ladrillos. Sin olvidar, claro está, que un doctor en Derecho suele ser un pésimo político si permanece más de cuatro u ocho años en el cargo, mientras que un general se convierte en un tirano en el mismo instante en que se embolsa en la guerrera toda la nación junto a la letra y el espíritu de su Constitución.
Tomado de http://www.diariodecuba.com
La Seguridad del Estado secuestra y amenaza al corresponsal de DDC en Las Tunas
DDC
Madrid
19-02-2011
Le colocaron una capucha para que no supiera dónde estaba. Un oficial dijo a Alberto Méndez Castelló que su expediente pasa de fase investigativa a preparatoria, para que sea encausado.
Tres agentes de la Seguridad del Estado detuvieron este viernes por la mañana al corresponsal de DIARIO DE CUBA en Las Tunas, Alberto Méndez Castelló, lo subieron a una furgoneta sin ventanas y lo trasladaron a un sitio desconocido, donde un oficial lo amenazó con enviarlo a la cárcel bajo la Ley 88, popularmente conocida como "Ley Mordaza".
(Alberto Méndez Castelló ejerciendo su labor periodística)
"Me encontraba en mi campo, desyerbando, cuando llegaron tres sujetos desconocidos y se identificaron como de la Seguridad del Estado", denunció Méndez Castelló. "Yo hacía tres días que me encontraba trabajando allí, en una casa de campaña. Lo registraron todo sin más legalidad que la de sus voces. También lo ocuparon todo, machete, guadaña, ropa, tienda, caldero, en fin, lo que un campesino suele tener en esa circunstancia de trabajo, alejado de su hogar", añadió.
"Previamente, habían ocupado el móvil, un radio portátil y la cámara fotográfica".
Méndez Castelló, de 53 años, dijo que los agentes se identificaron como "Gómez" y "Martí", y le obligaron a subirse a la furgoneta completamente cerrada, a "la que le ocultaron la matrícula".
"El 'secuestro' estaba dirigido por un tal Modesto, que llamó en más de tres ocasiones al móvil del jefe del grupo mientras nos encontrábamos en mi campo, para informarse de los progresos del operativo", dijo el corresponsal de DIARIO DE CUBA. "Modesto Fernández es teniente coronel, jefe de Enfrentamiento a los Delitos Contra la Seguridad del Estado en Las Tunas", indicó.
Según Méndez Castelló, luego de viajar durante más de una hora, la furgoneta dejó la carretera y rodó entre 10 y 15 minutos por un camino. "Al llegar al destino, me colocaron una capucha privándome de toda visión, mientras dos sujetos me conducían aguantándome por los brazos".
"Caminamos por un salón largo y me introdujeron en una habitación climatizada, que creí sería un cuarto de interrogatorio. Pero no, me sentaron en una silla y me quitaron la capucha", dijo el corresponsal. "Me encontraba en una habitación de 7 metros de largo por 4,50 de ancho, según calculé por las losas del piso. Una habitación sobriamente lujosa, con amplia cama matrimonial, mesa, cuatro sillas, butacón, tres closets, televisor, video, equipo de música y un suntuoso cuarto de baño, cortinaje y todo armoniosamente amarillo".
Méndez Castelló dijo que sus captores se retiraron y le dejaron con un oficial que se presentó como "instructor a cargo" de su caso y afirmó ser abogado. "Le pregunté su nombre y me dijo que no podía dármelo. En tinta azul, en un ejemplar del Código Penal que tenía, se leía 'Maikel' y quizá 'Verdecia'. No pude precisarlo porque volteó el libro".
"Con palabras soeces, a gritos, descompuesto, me dijo que me iba a encarcelar, procesándome por la Ley 88 y por usurpación de cargo público. Que por testigo tenía nada menos que a Jorge Cuevas, primer secretario del PCC en Holguín, a quien, cuando actuaba con igual cargo en Las Tunas, yo había entrevistado en la Feria del Libro, según él haciéndome pasar por periodista independiente", recordó Méndez Castelló.
La Ley 88, "de protección de la independencia nacional y la economía de Cuba", fue la utilizada por el gobierno en la primavera de 2003 para enviar a la cárcel con largas condenas a los disidentes del Grupo de los 75.
"No riposté, sencillamente le miré a los ojos hasta que cesó su diatriba y salió. Regresó poco después con pollo, salchichas, plátanos fritos y arroz. 'Coma', dijo, transformado de inquisidor en mesero", relató el corresponsal. "'No, gracias, ¿puedo acostarme?', respondí. 'Sí, acuéstese', me dijo. La cama tenía un estupendo colchón y dormí, agotado por mi faena campestre".
De acuerdo con Méndez Castelló, pasadas las tres de la tarde, se presentó el instructor con los tres agentes que le detuvieron. "Otra vez me colocaron la capucha para sacarme de aquella mansión y llevarme a la furgoneta para hacer el camino de regreso".
"Este sería un secuestro risible si ya en 2009 el teniente coronel Modesto, en presencia del coronel Ávila Marrero, delegado del Ministerio del Interior en Las Tunas, no me hubiese amenazado de muerte, ideando encerrarme con los asesinos capturados por mí cuando fungía como oficial principal de homicidios de esta provincia", advirtió Méndez Castelló. "Todo eso está grabado, ellos lo saben, y la grabación la tengo fuera de Cuba en un lugar seguro", dijo.
"De ahí a que estando encapuchado le den a uno un tiro detrás de la oreja, va poco. No sólo mi libertad sino también mi vida están en peligro por reportar el acontecer en Cuba, y me pregunto cómo es que Fidel Castro cuestiona que el mundo no actúe como una familia si, en Cuba, bajo su gobierno y el de su hermano, los agentes de la policía política secuestran y amenazan como mafiosos", agregó.
El corresponsal dijo que de su detención los agentes ni siquiera levantaron un acta, "ningún documento".
Sólo medió "una capucha para luego dejarme abandonado en la carretera, pasadas las cuatro de la tarde, a más de 40 kilómetros de mi casa, con mis bártulos de campesino y mi cámara de fotos chorreando agua, como si la hubieran introducido en una alberca".
"Si Fidel Castro quiere un mundo fraternal, que comience por Cuba", dijo Méndez Castelló. "Por mi parte, no albergo odios ni contra el inquisidor que oculta su nombre ni contra quienes toman los apellidos de Gómez y Martí para encapuchar a un ciudadano secuestrado en su campo de labranza", concluyó.
Alberto Méndez Castelló suele criticar en sus artículos las dificultades y el abandono que viven los habitantes de las zonas rurales del oriente de la Isla.
Además, en sus trabajos para DIARIO DE CUBA ha denunciado la muerte de un preso en extrañas circunstancias en la cárcel de Las Tunas; los privilegios que disfrutan los dirigentes del régimen para cazar en zonas vedadas de la Isla, y ha descrito la vigilancia que impone la Seguridad del Estado a la peregrinación de la imagen de la Virgen de la Caridad y sus seguidores por Cuba.
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