jueves, septiembre 08, 2011

Video de la canción Virgen Mambisa. Canción a Nuestra Señora de la Caridad del Cobre. Patrona de Cuba.

Nota del Bloguista

Muchos mambisas llevaban consigo durante la guerra, la ¨medida ¨de la Caridad del Cobre, que era una cinta con la longitud de la altura de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre que se encontró en la bahía de Nipe. Para conocer la historia (no leyenda ni cuento) de como fue ese hallazgo pueden leer mi artículo NO ES LEYENDA EL HALLAZGO DE LA IMAGEN DE LA VIRGEN DE LA CARIDAD DEL COBRE basado en un documento encontrado por el eminente historiador y geógrafo cubano Levi Marrero en el archivo de Indias en Sevilla, España. Leví Marrero, fallecido en 1995, sigue condenado al ostracismo por el Castrismo como se puede leer en el sitio La Jiribilla:

¨Esas versiones se refieren a que en el Archivo de Indias en Sevilla, España, se conservan desde 1607 descripciones del anciano Juan Moreno, uno de los tres protagonistas, en ese entonces de 10 años de edad, y se deduce que el acontecimiento ocurrió en 1606.¨

El 12 de agosto de 1898, terminada la Guerra de Independencia de 1895, el Mayor General Calixto García envió a su Estado Mayor a celebrar una misa solemne y un Te Deum de acción de gracias en la Iglesia de la Caridad del Cobre, hoy Santuario Nacional y Basílica.

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Tomado de http://aldeacotidiana.blogspot.com

La Virgen de la Caridad, virgen mambisa, cubana

José Abreu Cardet
jabreu040751@argentina.com

Máximo Gómez afirmó que para obtener la victoria en la guerra de 1868 eran necesarios: “... algunos elementos de guerra y un poco de constancia” (1) Se ha escrito en algunos textos como los mambises obtenían esos “elementos de guerra” pero de cómo fundamentaron ese “poco de constancia” se conoce mucho menos. Es esta una pregunta que reclama una respuesta. Primero debemos hacer una breve reflexión sobre lo que significaban 10 años para un hombre de mediados del siglo XIX.

Nos hemos acostumbrado tanto a repetir la expresión “Guerra de los 10 años” que en cierta forma ha perdido su sentido de tiempo. Tampoco hemos intelectualizado lo que pudo significar para una persona, en especial para alguien de mediados del siglo XIX, donde la esperanza de vida no era tan prolongada. Podía ser perfectamente un quinto, un cuarto y quizás hasta más del total de la existencia de cualquiera de aquellos hombres y mujeres.

¿ Cómo resistieron tanto tiempo?. Hay una respuesta elemental: la intransigencia independentista. Era la esencia de la “...vorágine de la guerra de los diez años.” (2) como la llamó Enrique Jose Varona. Ese es el gran mecanismo mental que conformó una espiritualidad del sacrificio.

Desde esa sólida base debemos de iniciar la construcción de todo argumento para entender la resistencia. Pero es de pensar que en la mísera vida cotidiana de esta gente existían toda una serie de mecanismos, que sumados, harían más soportable cada día, cada noche de humedad y hambre, de calores y mosquitos, de fugas y combates. Detalles que, quizás, hoy nos parezcan insignificantes pero que para ellos alejaron la soledad, la desesperación, la incertidumbre por el futuro. Eso es lo que llamamos los mecanismos de la resistencia. Es asunto difícil de determinar con ejemplos. Quizás cada mambí llevaba en su macuto (3) un cúmulo muy particular de motivos que explican su hazaña. De todas formas hay aspectos comunes sobre los que podríamos hacer algunas generalizaciones. Entramos en un campo inseguro para un historiador, más acostumbrado por el oficio a moverse entre datos muy concretos, criterios argumentados con buena letra en papel o evidencias de diverso origen; pero siempre perceptibles a los ojos, al oído o al tacto. Ahora comenzaremos a andar en un mundo en extremo subjetivo. Siempre en asuntos humanos hay campos intangibles. Similares al efecto de esas aguas subterráneas que de humedad en humedad van avanzando hacia la superficie hasta que un día producto de la búsqueda humana o las circunstancias geológicas brotan para constituir un manantial en la montaña o el desierto. Los motivos de la gran resistencia del 68 tienen fuerzas ocultas que no son mágicas ni sobrenaturales. Fueron productos de las circunstancias o de las acciones de aquellos hombres y mujeres. Intentaremos encontrar ese mundo espiritual y material que consolidó el espíritu de la resistencia por 10 años. Quizás no tengamos todas las razones. Es posible que existieran otros motivos que consolidaron la gran y desesperada resistencia. El mundo religioso tuvo en el campo mambi un espacio que en ocasiones hemos olvidado. Si bien la iglesia católica como institución se unió a los integristas los cubanos eran propietarios de una fuerte religiosidad popular que los acompañaron a los campos de combate.

Se sentía una especial devoción por la virgen de la Caridad del Cobre. En Holguín tal creencia tenia viejas raíces. El territorio holguinero estuvo vinculado al surgimiento del mito de la virgen. Según este fue en aguas de la bahía de Nipe que encontraron la imagen sobre una tabla que flotaba. Tres vecinos de esas riberas la rescataron e iniciaron la adoración a su figura. Era frecuente que familias holguineras emprendieran una peregrinación al santuario del Cobre donde se situó su imagen. La tradición oral guarda esos recuerdos de viajes en carretas o en cabalgaduras hasta aquel lejano lugar para cumplir una promesa hecha a la virgen o por devoción. Al marchar a la guerra por la independencia se llevaron los cubanos a la manigua mambisa esa creencia que se convirtió en un elemento de la gran resistencia que se extendió por diez años. Un mambí escribió en una carta a un amigo “… si la virgencita quiere, pronto tendremos modo de darle su merecido…” (4) a los españoles.

La mejor forma de entender la creencia de los mambises en aquella imagen es una descripción que nos dejo el líder insurrecto Ignacio Mora en su diario personal:

El fanatismo del pueblo cubano raya en locura. La fiesta de la Caridad es un delirio para él. Sin tener que comer, pasa dedicados estos días en buscar cera para hacer la fiesta al estilo mambí, esto es, encender muchas velas y suponer que la imagen de la Virgen está presente. En todos los ranchos no se ve fuego para cocinar sino velas encendidas á la Virgen de la Caridad. (5)

La buena madre de Cristo parecía estar atenta a los muchos sufrimientos de sus hijos antillanos. No los pudo rescatar de los pelotones de fusilamientos, de la acción implacable de las contraguerrillas pero por lo menos estos sufridos combatientes debieron de sentirse acompañados en sus momentos más trágicos por la piadosa imagen. Quizás en cierta forma conformaba una especie de abstracción de la patria para esta gente de un sentido muy recto y simple de la imaginación. Cuba era representada como una mujer. (6) La virgen bien pudo devenir en la imaginación de aquellos héroes en símbolo de la patria y la independencia.


1— Yoel Cordoví Nuñez. Máximo Gómez tras las huellas del Zanjón. Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2005, p 92
2— Enrique José Varona a Ventura García Calderón. En Letras, cultura en Cuba. Número 6, Editorial Pueblo y Educación , La Habana, 1989, p 3
3—El macuto mambi era un saco que llevaba cada insurrecto donde guardaba todo lo que consideraba que le podía ser útil.
4—Elda Cento Muñoz y Ricardo Muñoz Gutiérrez. Salvador Cisneros Betancourt: Entre la controversia y la fe Editorial Ciencias Sociales La Habana 2009 p. 150
5— Nydia Sarabia, Ana Betancourt, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1970, p. 153
6— La historiadora Olga Portuondo Zuñiga en su libro sobre la Virgen de la Caridad del Cobre dedica un capitulo a este papel subversivo de la virgen. En el recoge diversos ejemplos de la devoción de los mambises por la virgen.





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Virgen Mambisa

Madre, que en la tierra cubana
Riegas desde lo alto tu amor;
Madre del pobre y del que sufre,
Madre de alegría y dolor:

Todos tus hijos a ti clamamos,
Virgen Mambisa, que seamos hermanos.

Todos tus hijos a ti clamamos,
Virgen Mambisa, que seamos hermanos.

Madre, que en tus campos sembraste
Flores de paz y comprensión:
Dale unidad a tu pueblo,
Siembra amorosa la unión.

Todos tus hijos a ti clamamos,
Virgen Mambisa, que seamos hermanos.

Todos tus hijos a ti clamamos,
Virgen Mambisa, que seamos hermanos.

Madre, que el sudor de tus hijos
Te ofrezca su trabajo creador.
Madre, que el amor a mi tierra
Nazca del amor a mi Dios.

Todos tus hijos a ti clamamos,
Virgen Mambisa, que seamos hermanos.

Todos tus hijos a ti clamamos,
Virgen Mambisa, que seamos hermanos.

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Virgen Mambisa