CRÓNICA DE MÁRTIRES CONTRA EL CASTRISMO: DR. JOSÉ ANTONIO MUIÑO GÓMEZ.
DR. JOSÉ ANTONIO MUIÑO GÓMEZ.
Por Tito Rodríguez Oltmans
José Antonio Muiño Gómez nació en Sagua La Grande, Las Villas, el 30 de Marzo de 1917. Su madre se llamaba Estela y su padre José. Cursó sus estudios en El Colegio Jesuita de Sagua. Terminó sus estudios de bachiller e ingresó en La Universidad de La Habana en la escuela de Odontología donde cursó su carrera graduándose en 1943. Perteneció a La Agrupación Católica Universitaria siendo miembro de La Congregación Mariana de dicha Institución. Contrajo matrimonio con Soledad González de cuya unión tuvieron dos hijas; Lourdes y Carmen, adoptando a un sobrino de su esposa que se había quedado huérfano llamado Venerando. Estableció su domicilio y consulta en la Avenida de 10 de Octubre #1379 en La Víbora.
Muiño, como todos sus amigos le decíamos era un gran cubano, un excelente profesional, un gran amigo, y un ferviente católico práctico.
En el año de 1959 comienza a trabajar como dentista en La Base Aérea de San Antonio de los Baños. Antes de aceptar ese puesto en La Base, ya Muiño sabía de la penetración comunista en todos los ámbitos gubernamentales. Aceptó la posición con el propósito de poder combatir la maquinaria comunista desde adentro de las filas militares, aunque el era dentista, no un militar.
Durante el tiempo que estuvo trabajando en La Base observó los cambios militares e ideológicos-políticos que estaban ocurriendo. En dicha Base existía una cédula de combatientes, a la cual él pertenecía, que se unieron en esa labor de observación e inteligencia la cual serviría para poder combatir al Régimen desde adentro, en el momento que fuera preciso para su derrocamiento, sabiendo todas las interioridades de dicha Base Aérea.
En 1961 llegan a la Base en el más estricto secreto enormes guacales, eran los primero aviones MIG 15 de fabricación soviética que iban a ser ensamblados en Cuba por técnicos soviéticos, quienes entrenarían a técnicos cubanos para hacer esa labor en el futuro. Muiño lo observa todo, pero ya la Seguridad Interna de La Base (G-2) lo estaba siguiendo por su condición religiosa de católico práctico, y por no tener una participación activa en los estudios de superación ideológica y las charlas de los cuadros marxistas internos.
(José Antonio Muiño Gómez)
Después de la fracasada invasión por Playa Giron, debido a la falta de apoyo por La Administración del Presidente John F. Kennedy, la revisión de todo el personal militar en Cuba se efectúa de forma inmediata. Muiño no sabe de la infiltración de La Seguridad del Estado en su cédula, y es arrestado mientras trabajaba en el propio gabinete dental de La Base. Es el mes de Junio de 1961, comienza el largo calvario de torturas inconcebibles dirigidas por la KGB soviética y ejecutada por la Seguridad Castro-comunista. Comienza el calvario que terminará en su asesinato por fusilamiento.
Al ser arrestado por el G-2 es conducido inmediatamente a la comandancia que se encontraba en 5ta y 14 en Miramar. Allí está solo unas horas, lo trasladan de noche a las famosas “casitas” o “puntos X’s”, lugares de torturas continuas y sistemáticas, corporales y síquicas. Lo primero que hacen los guardias al llegar a estos dantescos centros de tortura, es quitarte toda la ropa y encerrarte en un cuarto sin mueble ni ventanas, con una luz enrejada en el techo de 2000 watts (bujías), la cual permanece siempre encendida. La temperatura del cuarto es de 50º Fahrenheit, la comida (si lo que dan se le puede llamar así) la dan a deshoras, muy salada y muy poca agua para beber. La persona empieza a perder la noción del tiempo, no sabe si es de día o de noche. Los interrogadores, casi siempre en grupos de tres, entran bien abrigados, obligando al preso a estar sentado en el piso, y ellos parados, para crear un sentido de superioridad en la persona. Los interrogatorios son brutales en forma verbal, pueden durar desde media hora hasta tres o cuatro. A Muiño lo llevaron a un salón donde le pusieron un casquete de metal con electrodos los cuales le emitían corrientazos directos a los nervios auditivos, después de estas sesiones, la persona pierde toda estabilidad, vomitándose y arrastrándose por el piso durante horas. Cuando la persona se está estabilizando vuelven los interrogatorios. A él también lo encerraron en un closet pequeño de puntal alto donde estaba una enorme campana protegida por barrotes, la cual sonaba indistintamente cada 30, 45 o 60 segundos. El espacio es tan reducido que no te permite ni sentarte en el piso, estas sesiones pueden durar hasta 6 horas. Al salir, la persona está completamente sorda y desorientada, amen de estar totalmente cubierto por tus propios orines y excremento. Después de esta sesión, los interrogadores esperan a que empieces a recuperar el audio y vuelven con las preguntas. Muchas otras formas brutales de torturas le fueron aplicadas a Muiño.
Según los cálculos de la KGB una persona solo podría resistir estas torturas entre 25 y 30 días. Muiño (en la foto de la derecha) las resistió por tres meses. Su cuerpo estaba muy maltratado pero su entereza síquica nunca fue quebrantada. Su patriotismo y su fe fueron sus acompañantes en todo momento.
De las “siniestras casitas” fue trasladado a la Prisión de La Cabaña.
En la Cabaña, yo compartía con él un buen rato del día. Entre los que estábamos presos yo era el encargado de leer la Misa Simbólica en La Prisión, y por ese motivo otros presos, también católicos me pasaban Las Hostias Consagradas que se recibían clandestinamente a través de las visitas, las cuales yo que se las daba a los que iban a ser fusilados.
Llega el 2 de febrero de 1962. Temprano en la mañana el Oficial de guardia llama a la causa 20 de 1962. La causa en la cual estaban Muiño y Octavio Barroso quienes por seguro al volver del juicio irían a las celdas de los condenados a muerte y fusilados esa misma noche. Octavio me pidió la comunión, y Muiño me pidió que la ostia de él la partiera en dos, una mitad la tomaría allí mismo delante de mi antes de ir al juicio, y la otra mitad envuelta en un papelito se la guardo en el bolsillo, diciéndome que la tomaría al salir de “capilla” rumbo al Paredón, y que su ultimo pensamiento seria dedicado a Cuba, y a su familia. Al atardecer regresan todos los encartados de la causa 20, los condenados a Muerte son separados inmediatamente y conducidos a las celdas llamadas “capillas”. A las once p.m., en el silencio de esta dependencia militar, desde nuestras galeras vimos primero encenderse las potentes luces del foso que alumbran el Paredón, y acto seguido sentimos los motores de los autos del morboso público que llegaba, eran militares y civiles (muchos jóvenes miembros de la Unión de Jóvenes Comunistas)) para presenciar los fusilamientos.
En el proceso de los fusilamientos en La Cabaña venían dos pelotones de cadetes de La Escuela de Oficiales de Managua. Un pelotón iba a las “capillas a buscar al condenado a muerte (uno a uno) y lo escoltaban junto con los Oficiales de La Prisión hasta el foso al lado de la galera 17, donde estaba preparado el pelotón ejecutor de esa noche. A los condenados al salir de la celda se le quitaba la camisa y se le amarraban las manos con soga, además, con última censura después de los fusilamientos de abril del 61, a los condenados a muerte se le cubría la boca con un pedazo ancho de esparadrapo, para que no pudieran gritar: “VIVA CUBA LIBRE – VIVA CRISTO REY”. Historia que nos dijeron otros dos condenados a muerte de otra causa (Miguel García Armengol y Francisco - Paquito - Almohina) que después las penas de muerte de ellos fueron conmutadas a 30 años de prision. Muiño tomó la Hostia antes de ser amordazado.
A las 11:15 p.m. fue fusilado Muiño. Cinco minutos después fusilaron a Octavio. Al momento de la descarga de los ocho rifles, Muiño tenía su pensamiento en la libertad de Cuba, en su familia y la Hostia en su boca. E.P.D.
NOTAS TOMADAS DEL SITIO NUEVO ACCIÓN, DE ALDO ROSADO TUERO :
El oficial Jefe de los centros de torturas del G-2 era el Capt. Isidoro Malmierca Peoli.
El oficial Jefe de supervisión de “las casitas” era el primer Tte. Miguel Brugueras.
El oficial que dio los tiros de gracia esa noche de febrero 2 de 1961, fue el Tte. Arsenio Franco.
El encargado del Pelotón de Fusilamiento que dio las voces de mando, fue el Sargento Gómez.
El oficial Jefe de La Prisión de La Cabaña era el primer Tte. Pérez-Peraza.
El agente del G-2 infiltrado en el grupo es el Comandante Orlando Fernández Saborit, graduado de la Academia Naval del Mariel en la época de Batista. (Vive en la actualidad retirado con los grados de Coronel) – (Escribe de Literatura y poesía en “Juventud Rebelde”)
El Fiscal de la causa 20/1962 fue Carlos Amat Fores, conocido como “El Fiscal del Paredón”. En su historial con Fiscal Revolucionario tiene mas de 550 fusilamientos. Fue Ministro de Justicia y Embajador en Ginebra, Suiza representando a Cuba ante la Oficina de la ONU de Los Derechos Humanos”
Pregunta: ¿Reconciliación con “QUIÉN”?
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