lunes, octubre 10, 2011

Esteban Fernández: AFERRADOS AL PASADO

AFERRADOS AL PASADO




Por Esteban Fernández


Algunos critican mis escritos exaltando el pasado glorioso de Cuba. Y hoy les respondo: ¿qué razones podemos tener los cubanos VERDADERAMENTE DESTERRADOS para vivir en el pasado? ¿Por qué tenemos que hablar de las mismas cosas y recordar hechos de nuestras vidas pasadas, lugares y antiguos acontecimientos a cada momento?

Nosotros los cubanos, bajo ninguna circunstancia, podremos pensar como los americanos (ni como ningún ciudadano del Orbe que no ha perdido su nación) porque ellos son gente que tiene un país libre, mientras que nosotros, no es que no tengamos libertad, es QUE NO TENEMOS PAÍS. A nosotros nos robaron el nuestro. Nosotros tuvimos- y tenemos- un problema más grande que el Peñón de Gibraltar. Para nosotros el reloj de la vida se detuvo abruptamente el 1ro de Enero de 1959 y cuando volvió a andar, nuestra vida era diferente para más nunca volver a ser igual.

Para muchos que estamos en el exilio desde hace varias décadas, Cuba es una tierra que les fue usurpada a sus habitantes, para después ser ultrajada y vejada por casi 53 años. Eso nos despoja de nuestro país en la más canallesca de las formas.

Encima del robo más cruel de la historia, nos expulsaron al extranjero para nunca más volver. ¿Qué le queda al cubano que tuvo la gran dicha de vivir en su país cuando era, si no ideal, uno de los mejores, o quien sabe sí el mejor de todos los países de América Latina? Nos robaron el presente y el futuro y nos quedamos solamente con nuestro bello e inolvidable pasado. Y ¿hasta eso nos lo quieren usurpar?..

Tenemos el orgullo de haber sido parte de una tierra hermosa, próspera y alegre, de gente emprendedora y moderna que podía hacer alarde de tener un nivel de vida muy cerca del nivel de vida americano. ¿Había pobreza e injusticia social? Sin duda alguna, pero ni los Estados Unidos, el país mas afortunado y poderoso del Mundo, puede decir que es perfecto.

La taza de emigrantes cubanos era mínima antes del 59. Eso nos debe decir que algo muy bueno ofrecía esa tierra para que sus hijos no buscaran un futuro mejor en el exterior. El cubano del éxodo no tiene presente ni futuro en su propio país.

Ver a Cuba en las condiciones desastrosas que se encuentra es como ver a una madre en su lecho de muerte, pasando por las penurias de una horrible agonía, sin nunca alcanzar el alivio de la muerte y por fin descansar. Cuba EXISTE. Ese promontorio de roca y verdor no ha sido hundido por una explosión nuclear; existe y agoniza diariamente.

¿Cómo puede un cubano que de verdad quiera a su tierra, pensar en su presente sin recordar que una vez fue un millón de veces mejor? Es demasiado escalofriante el pensamiento para darle cabida. Y pensar en su futuro, se nos dificulta tan siquiera imaginarlo. ¿Qué nos queda? Su pasado fulgurante. ¡Qué orgullosos nos sentimos de la gloriosa lucha contra los esbirros en la clandestinidad primero y desde el exilio después!

Por eso vivimos en él. Por eso seguimos y seguiremos con nuestras costumbres viejas y viviremos en el pasado. Nos aferramos al pasado porque es lo único que no nos podrán quitar aunque la dictadura sobreviva 50 años más.

Cuba es una herida abierta que sangra constantemente y que no sanará jamás mientras la satrapía exista en nuestra tierra. Y seguiremos hablando de los dos asesinos en serie que nos deparó la historia. Mientras que exista un cubano de vergüenza en el exilio, el recuerdo de esa tierra maravillosa y los acontecimientos que trajeron como consecuencia la dictadura más sangrienta del Planeta permanecerá en nuestras mentes y nuestros corazones.

La Patria es un dolor constante que nos lacera el alma, y nos prohibimos a nosotros mismos olvidarnos del sufrimiento y seguir adelante. Mientras que exista Miami y cien otras ciudades en todo el mundo todavía llenas de militantes anticastristas, a pesar de tantas y tantas críticas, la llama del amor por la Cuba de Ayer seguirá ardiendo entre los cubanos de valía y de vergüenza. Mientras que a un cubano de verdad le quede un hálito de vida, esos recuerdos jamás morirán y nuestras conversaciones, noticias, escritos e ideales seguirán siendo iguales, NO SON DESECHABLES.