lunes, enero 16, 2012

Cuba. Reforma universitaria sin autonomía. Cómo fue ganada y cómo se perdió, bajo el régimen revolucionario, la Autonomía Universitaria

Nota del Bloguista

Dimas escribe:

¨ Gracias a ella, en el recinto docente se pudieron formar las fuerzas que enfrentarían el Golpe Militar de 1952, a pesar de que Fulgencio Batista echó por tierra la peligrosa Autonomía Universitaria con la derogación de la Constitución del 40.¨

Si Batista echó por tierra la peligrosa Autonomía Universitaria ¿ Por qué los cuerpos armados de la República no entraban y registraban sistemáticamente los locales de la FEU y del Directorio Estudiantil ? Solamente recuerdo una ocasión en que el Jefe de la Policía Rafael Salas Cañizares entró a incautar armas que habían dentro de la Universidad de La Habana, lo cual no era legal según las leyes que regían dentro del recinto universitario, ya que desde los edificios de la Universidad de La Habana que quedaban más cerca de la calle San Lázaro se disparaba contra la policía que estaba desplegada para evitar las manifestaciones estudiantiles; manifestaciones donde se quemaban neumáticos, se paraba el tránsito, se incendiaban ómnibus; Fidel Castro cuando era estudiante estuvo involucrado en la quema de un ómnibus público del cual los estudiantes habían apoderado. Aún después del asalto al Palacio Presidencial no se entró a la Universidad de La Habana. A continuación publico dos composiciones de fotos publicadas en un sitio oficialista y reto al que las publicó que investigue, con los testigos aún vivos, si lo que escribo en esta Nota del Bloguista es cierto o no. La mayor VIOLACIÓN a la autonomía universitariA fue su eliminación de facto y eso la llevó a cabo el Castrismo cuyas vertientes política y militar se adueñaron de la Universidad de tal manera que los oficiales del Departamento de Seguridad del Estado tienen las redes más tupidas dentro de los claustros y del estudiantado universitario por todo el país. Todo centro de Educación Superior del país tiene al menos un oficial del Departamento de Seguridad del Estado que ¨lo atiende¨y se encarga de ¨orientar¨ a su agentura compuesta por agentes, PC ( Personal de Confianza), etc. .

Un amigo mio que era cuando la lucha contra el dictador Fulgencio Batista miembro de la jefatura provincial del Directorio Revolucionario me narró el impacto que tuvo en él unas palabras que les dijo en una reunión Fructuoso Rodríguez, el cual visitaba esa provincia como miembro de la jefatura nacional del Directorio; esas palabras lo hicieron desilucionarse de la lucha pese a que no la abandonó totalmente de manera drástica ya que podía serle mortalmente fatal.

Fructuoso Rodríguez les dijo que para dinamizar la lucha en la provincia era necesario que en las manifestaciones estudiantiles hicieran lo que ellos hacían en La Habana: cuando ellos convocaban a una manifestación frente a la Universidad de La Habana, situaban a un tirador en uno de los edificios de la Universidad cercanos a la manifestación y de tal manera que quedara frente a los policias que se situaban frente a la manifestación. En un momento determinado y cuando ambas partes estaban con los ánimos soliviantados por los gritos ofensivos de la parte adversaria, el tirador, o los tiradores ocultos, disparaba en contra de uno de los policías. Los policías al ver caer herido a uno de sus compañeros reprimian con mayor dureza a la manifestación, llegando hasta a disparar contra la misma. Eso hacía la lucha más ¨dinámica´y violenta; en los noticieros que cubrían la manifestación sólo se veía a los policías disparando hacia donde estaba la manifestación. Hago la observación de que por la Reforma Universitaria que le daba autonomía a las universidades, los cuerpos armados de la República tenían prohibida la entrada en las universidades cubanas; eso duró hasta que el Castrato tomara el Poder.



En otro orden de cosas. Dimas Castellano escribe:

¨En enero de 1959, en lugar de la promesa de restablecer la Constitución de 1940, como rezaba en La Historia me absolverá, ésta fue reformada, sin consulta popular, para conferir al Primer Ministro las facultades de Jefe de Gobierno y al Consejo de Ministros las funciones del Congreso; una modificación similar a la que había hecho Batista con los Estatutos que sustituyeron la Constitución después del Golpe de Estado de 1952

La palabra similar no es la apropiada, pues durante el Batistato había un Congreso con una oposición muy activa en contra de ciertas leyes que Batista y sus partidarios en el Congreso deseabanpromulgar. En ese Congreso no existía la unanimidad y los debates eran muy fuertes. Durante el Batistato no hubo la política de ¨ordeno y mando¨ como sí ha existido en la tiranía de los Castro. No puede haber equiparación alguna entre el Batistato y el Castrato. Una prueba más es que durante el Castrato NUNCA la prensa de dentro de Cuba ha podido publicar siquiera una foto de la criminal y sostenida represión Castrista contra sus opositores pacíficos.
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Tomado de http://www.diariodecuba.com

Reforma universitaria sin autonomía


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Cómo fue ganada y cómo se perdió, bajo el régimen revolucionario, la Autonomía Universitaria.
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Por Dimas Castellanos
La Habana
16-01-2012


En ocasión del 50 aniversario de la Reforma Universitaria promulgada en enero de 1962, el diario Granma publicó el lunes 9 de enero de 2012 un artículo de Armando Hart Dávalos titulado Universidad y Sociedad, en el cual se plantea que: "tras el triunfo de la Revolución era imprescindible la Reforma Universitaria para poder hacer realidad la articulación definitiva de la universidad con el pueblo y con la nueva realidad socioeconómica nacional...".

En el artículo se omite lo más significativo: la historia que condujo a la pérdida de la Autonomía Universitaria como nervio de la sociedad civil. Tal simplificación de los antecedentes le permite a Hart conferirle a la reforma de 1962 un carácter definitivo, tal como si los procesos sociales tuvieran un punto de remate.

José Ortega y Gasset, en Misión de la Universidad y otros ensayos afines, sentenció: "El hombre pertenece consustancialmente a una generación y toda generación se instala no en cualquier parte, sino muy precisamente sobre la anterior. Esto significa que es forzoso vivir a la altura de los tiempos y muy especialmente a la altura de las ideas del tiempo".

Entre el siglo XIX y principios del XX, el padre José Agustín Caballero, Tomás Romay Chacón, Félix Varela, José de la Luz y Caballero, José Martí y Enrique José Varona, entre muchos otros, realizaron ingentes esfuerzos por situarse a la educación a la altura de sus tiempos. De ello se deduce que la reforma de la enseñanza es un proceso continuo que no admite "carácter definitivo" y que de esa continuidad emergió la Autonomía Universitaria como necesidad ineludible de la modernidad.

En la República, Carlos de la Torre, en el discurso de toma de posesión del cargo de Rector de la Universidad de La Habana en 1921, esbozó un programa para reformar la universidad y lograr la Autonomía Universitaria, que para él consistía: "en autorizar a la Universidad a manejarse en todos sus asuntos con absoluta independencia, menos en lo relativo al manejo de sus fondos". Al año siguiente, el Rector de la Universidad de Buenos Aires, José Arces, impartió una conferencia acerca de "la evolución de las universidades argentinas", en la cual explicó el proceso iniciado con el Manifiesto de Córdoba de 1918, que dio lugar a una reforma universitaria cuyo eje central era la autonomía y la intervención del estudiantado en el gobierno universitario.

(Edificio Felipe Poey de la Universidad de La Habana)

En ese contexto un grupo de estudiantes cubanos publicaron un manifiesto en el que llamaban a constituir una asociación estudiantil, la que fue fundada en diciembre de 1922 con el nombre de Federación de Estudiantes Universitarios (FEU). Seguidamente, el 10 de enero de 1923, la naciente federación publicó el Documento Programa de la Reforma Universitaria en Cuba, en el que se solicitaba "La personalidad jurídica de la Universidad y su autonomía en asuntos económicos y docentes". Para solucionar la situación, Enrique José Varona propuso crear una comisión integrada por profesores y alumnos para estudiar el proyecto, lo que al ser aceptado condujo a la constitución de la Comisión Mixta, integrada por el Rector, profesores y miembros de la FEU y reconocida por decreto Presidencial.

Analizado el proyecto por la Comisión Mixta, el Rector, el Directorio, profesores y alumnos, se dirigieron hasta el Palacio Presidencial y entregaron al presidente, Alfredo Zayas, las bases del proyecto de ley para la Autonomía Universitaria. Zayas, ante la fuerza del movimiento reformista, reconoció legalmente a la FEU y autorizó la creación de la Asamblea Universitaria, compuesta por profesores, graduados y estudiantes. El avance reformista desembocó, en octubre de 1923, en el Primer Congreso Nacional de Estudiantes, que exigió la derogación de la Enmienda Platt y acordó crear la Universidad Popular José Martí, para abrir las puertas del alto centro docente a los obreros.

Durante el gobierno de Gerardo Machado se disolvió la Asamblea Universitaria y se ilegalizó a la FEU, pero la lucha continuó. Finalmente, el 10 de septiembre de 1933, después de la caída de Machado, el Gobierno de los Cien Días encabezado por Ramón Grau San Martín emitió el Decreto Ley 2.059 de octubre de 1933, que puso en vigor la Autonomía Universitaria. Posteriormente, al fracasar la huelga de marzo de 1935, la Universidad fue tomada militarmente y el gobierno dejó sin efecto la autonomía.

En 1939, bajo la presidencia de Federico Laredo Bru, se restableció la Autonomía Universitaria y se convocó a la Asamblea Constituyente que aprobó y redactó la Carta Magna de 1940, la cual, en su artículo 53, refrendó el carácter constitucional de la Autonomía Universitaria de la siguiente forma: "La Universidad de La Habana es autónoma y estará gobernada de acuerdo con sus Estatutos y con la Ley a que los mismos deban atemperarse". Gracias a ella, en el recinto docente se pudieron formar las fuerzas que enfrentarían el Golpe Militar de 1952, a pesar de que Fulgencio Batista echó por tierra la peligrosa Autonomía Universitaria con la derogación de la Constitución del 40.

En enero de 1959, en lugar de la promesa de restablecer la Constitución de 1940, como rezaba en La Historia me absolverá, ésta fue reformada, sin consulta popular, para conferir al Primer Ministro las facultades de Jefe de Gobierno y al Consejo de Ministros las funciones del Congreso; una modificación similar a la que había hecho Batista con los Estatutos que sustituyeron la Constitución después del Golpe de Estado de 1952. Acto seguido, se procedió al desmontaje de la sociedad civil y de todos sus instrumentos, incluyendo la Autonomía Universitaria.

Para ello se creó el Consejo Superior de Universidades, formado por profesores y estudiantes de los tres centros universitarios del país y representantes del Gobierno. Dicho Consejo elaboró el proyecto de Reforma Universitaria presentada el 10 de enero de 1962. Ese mismo año, el dirigente comunista cubano, Carlos Rafael Rodríguez, en un artículo publicado en la prensa, planteó que la nueva Universidad sería regida conjuntamente por profesores y alumnos, pero aclaró: "en la medida en que la revolución universitaria es obra de una verdadera revolución y que el socialismo preside las transformaciones, no es posible pensar en los profesores y los estudiantes como dos grupos antagónicos… Un profesor de conciencia revolucionaria, orientado por el marxismo leninismo y militante de esa ideología durante años [se refería a Juan Marinello], no necesitará de la presencia vigilante de los estudiantes junto a él en el gobierno de la Universidad, porque tendrá la madurez suficiente para enfocar los problemas de la educación superior con un criterio certero".

De esa forma, la Autonomía Universitaria, sin haber sido derogada legalmente, de hecho dejó de existir. Desde ese momento la Universidad, una de las fuentes más importantes de cambios sociales en nuestra historia, quedó inutilizada para esos fines. Una de sus peores consecuencias radicó en que bajo ese control, el Estado enarboló la consigna de la Universidad para los revolucionarios, que se materializó en la separación de cientos de estudiantes y profesores que no compartían la ideología del sistema.

El resultado no podía ser otro. Ante la intención de darle carácter definitivo a un proceso cambiante, la Universidad, con la pérdida de la Autonomía, dejó de ser nervio de la sociedad civil. Por ello, los cambios que se están efectuando en la economía tienen que ser complementados con cambios en la libertades y los derechos, entre los cuales la Autonomía Universitaria es una necesidad insoslayable para poner la Universidad a la altura de los tiempos.