José Antonio Fornaris desde Cuba: La oposición intramuros
La oposición intramuros
Por José Antonio Fornaris
1 de Marzo de 2012
Managua, La Habana, (PD) Hace ya 20 años que desde un teléfono, en una vivienda de la barriada de Alamar, y a través del espacio radial de la Voz de la Fundación Nacional Cubano-Americana, se declaró que en Cuba había oposición pacífica. El término disidente comenzaba a pasar a un segundo o tercer plano.
Fue en los primeros meses de 1992. Cuando eso, las agrupaciones “disidentes” u “opositoras” se podían contar con los dedos de las dos manos y sobraban dedos. A la vez, sus integrantes, de manera muy probable, no llegaban a las dos centenas.
Ahora las organizaciones de ese corte son decenas y están integradas por varios miles de ciudadanos.
Sin embargo, después de dos decenios, aun no se ha logrado hilvanar un proyecto sustitutivo al actual régimen. Para colmo, las figuras más conocidas del movimiento oposicionista- excepto una o dos-, en estos momentos, dan la impresión de haber entrado a un estado de auto-congelación o de contemplación.
Cierto es que en la actualidad hay un destacado movimiento de blogueros, una activa organización de mujeres, las Damas de Blanco, un grupo denominado Estado de Sats que promueve el debate y el intercambio de ideas entre distintos estamentos de la sociedad, una asociación de abogados independientes y que la prensa independiente goza de buena salud, pero todo eso hay que inscribirlo dentro de lo que se denomina sociedad civil. Una sociedad, que si se tiene en cuenta lo que se necesita, está casi en estado embrionario.
También es verdad que hay grupos que de la oposición que salen a la calle a desafiar al régimen y a reclamar derechos cívicos, y que también han existido casos de altruismo sin parangón. Pero ese activismo no conduce a los cambios necesarios porque no mueve a la gente en pos de reclamar y obtener derechos básicos y fundamentales.
Existe una gran causa y un adversario cruel y con los recursos del país en su poder, pero el asunto es brindarles esperanzas a los ciudadanos.
¿ Cómo se logra eso? No tengo la receta. De todas formas, si la tuviera, me abstendría de darla porque siempre existirían malas interpretaciones. Este tipo de asuntos debe salir de la mente de varias personas para que tomen el mejor cauce.
No obstante, aunque es conocido que hay un mar de dificultades objetivas –en Cuba existe una tiranía militar de izquierda- tiene que haber un camino. Pero al parecer, para comenzar a transitar con pasos largos -porque urge el asunto- por ese sendero, lo primero es ponerse de acuerdo en la manera de echar a andar, en compañía de quien y el rumbo a tomar.
La oposición política en todas partes, y a través de la historia, siempre ha tenido como meta alcanzar el poder: ese es un derecho. En Cuba eso no puede ser una excepción.
Lo diferente en la isla, es que si no se logra un cambio radical -nada de pintar la fachada o sustituir dos o tres tejas para tapar goteras- no hay ningún futuro para los cubanos. El presente, en cuanto a perspectivas de derechos y posibilidades propias de personas normales en la actual realidad del mundo occidental, no existe.
La oposición tiene la responsabilidad de buscar las vías que ayuden a la inmensa mayoría de los ciudadanos a obtener algo de luz. Es un rol agotador y hasta suicida, pero la política, cuando es vocación, cobra ese tipo de precio.
fornarisjo@yahoo.com
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