Juan Gonzalez Febles desde Cuba: Circo sin pan ni libertad
Circo sin pan ni libertad
Por Juan Gonzalez Febles
23 de Febrero de 2012
Lawton, La Habana, (PD) En la Roma imperial, los césares gobernaban con pretorianos y con la fórmula triunfante de pan y circo. En Cuba el pan se come mal, con apremios, aprensiones y apuros. Quedaría el circo y el nuestro -al menos el político-, tampoco cuenta con mucha calidad.
Entre las últimas novedades de nuestro circo estuvo la 21 Feria Internacional del Libro de La Habana y con ella, la presencia de destacadas figuras de la media política internacional. Hemos visto al Sr. Ramonet que se ha hecho célebre, entre otras cosas, por sus cien horas con Fidel. Otra injusticia de esa media. Pienso que nadie congratulará al pueblo cubano por los cincuenta y tres años que lo ha sufrido y que son ciertamente más que las promocionadas cien horas del señor Ramonet. Pero, así es la vida de perra, como siempre dice un dilecto colega.
circoJunto con Ramonet, también hemos tenido entre nosotros a Frei Betto, con sus novedosas y siempre extravagantes visiones sobre los evangelios. A Frei Betto le tocó la parte del evangelio que trae en su paquete un Mercedes Benz y una lujosa habitación en el prohibitivo Meliá Cohíba. Solo faltaron huríes en el paquete. Desde esa evangélica esquina, cualquiera confunde al Comandante con un mesías. Lo comprendo.
Hubo un programa televisivo con motivo del 14 de febrero (día de los enamorados y San Valentín) dedicado a las rollizas esposas de los cinco espías convictos en USA, que marcó una pauta irrepetible de ridículo. Esta tardará mucho en ser superada. Para la ocasión, la televisión oficial alcanzó la más alta cota en este rubro del mal gusto, sin la presencia del árbitro indiscutido en esta modalidad, el siempre listo Randy Alonso. Debe reconocerse que esta vez, fue superado sin discusión por la señora Rodríguez Derivet, poseedora de un alto potencial que debe ser tomado en cuenta en un futuro.
Pero la joya de la jornada de la temporada circense fue la larga e interminable comparecencia de más de ocho horas del Comandante. Se lució sin duda razonable alguna entre la corte de adulones reunidos para la ocasión. Todos esperanzados en mantenerse o alcanzar el reconocimiento del monarca. Para muchos entre quienes me incluyo, fue además la confirmación sobre que quien manda realmente en Cuba, es Fidel Castro. El general presidente, no mintió cuando afirmó que Fidel Castro es y será el Comandante en jefe de esta pesadilla compartida, llamada por hábito o por cansancio, "revolución cubana".
Luego de tomar al niño de su amanuense, la señora Blanco, para un sádico juego de ratón y gato, uno de los gags más significativos de su larga comparecencia, el Comandante, como de costumbre entregó entre mucha paja, algunas verdades, que no por evidentes dejan de ser significativas. Dejó claro que cooperaba de forma decisiva con los médicos encargados de su atención y afirmó que esto no lo hacía por valentía sino por inteligencia.
Habría que analizar con sumo cuidado -esto lo harán los historiadores- si alguna vez en su vida, hizo algo en que el cálculo o la inteligencia no se hayan impuesto de forma decisiva al valor personal, algo severamente depreciado en estos tiempos post modernos.
La interrogante sobre las reformas, ya está despejada. No habrá otra reforma que no sea la que las férreas y ganchudas manos del anciano Comandante entreguen. No permitirá pluripartidismo, porque "no se abrirá camino a la formación de los partidos del imperio". La riqueza continuará satanizada, excepto aquella que se autorice al guataca que gane tal merecimiento.
La puesta en escena más larga de nuestra historia nacional continúa. Para no confrontar otra vez aquella dramática circunstancia, representada por el colapso de la extinta Unión Soviética, la euro plataforma petrolera y la samba portuaria brasilera le darán al Comandante la necesaria tranquilidad de morirse sin sobresaltos. Con eso, el trabajo esclavo de médicos y cooperantes de salud, más algún que otro negocito al azar, (inmobiliaria incluida) está salvada la revolución. Esa que se circunscribe dentro de los límites vitales del Comandante y que concluirá inexorablemente el día que el Dios ajeno a Frei Betto, lo decida.
juan.gonzlezfebles1@gmail.com
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