Cuba. Humor de Enrisco: Reflexiones migrantes
Sobre la nueva reforma migratoria que será vigente a partir del próximo 14 d enero hay mucho que decir bueno y malo. Vaya por delante lo que pienso que es más evidente:
-Que es un paso de avance en cuanto a la legislación medieval existente hasta ahora no hay dudas. Facilitará los trámites de los que puedan salir y entrar y se hará más barata la estancia temporal en el exterior al eliminarse el absurdo y abusivo impuesto por cada mes de estancia. El pasaporte en cambio duplica su precio y sigue manteniendo su vigencia por dos misérrimos años.
-Parece eliminarse el chantaje que pesa sobre los que deseando viajar con sus hijos pequeños no podían hacerlo. Los que tengan hijos varones que estén en edad militar siguen sujetos a las mismas limitaciones que antaño.
-A corto plazo el gobierno espera beneficiarse del entusiasmo despertado por esta ley: para buena parte de los cubanos su principal preocupación en estos momentos será el puesto que ocupe en la cola de la embajada correspondiente a partir del 14 de enero. Ahora los que tienen un problema inmediato son esas embajadas.
-En cambio casi nada se avanza en el de libertades y derechos generales sobre todo porque no se trata de un reconocimiento de un derecho que incluya a todos los ciudadanos sino de una suerte de premio por buen comportamiento político que se otorga a discreción.
-Esta legislación es mucho más politizada que la anterior que era por otro lado bastante democrática en sus medidas de control: casi todo el mundo estaba sujeto a ellas. Se define con mucha más precisión el perfil de aquellos a los que no se les dejará salir o se les permitirá hacerlo luego de hacerlos pasar por la misma criba de siempre: deportistas, médicos, personal políticamente estratégico, disidentes. Se hace más evidente su condición de instrumento del control político de los cubanos.
-Todo parece indicar que ha sido una medida de última hora. Cuando el canciller visitó Nueva York hace dos semanas y se reunió con los activistas de CAFÉ no les dio el más mínimo aliento sobre cambios en la política migratoria y la condicionó a los cambios que adoptara la política norteamericana hacia Cuba. No es que extrañe que el canciller le guarde poco aprecio a seguidores tan incondicionales como los de CAFÉ pero por mucho que los despreciase alguna migaja podía haberles dado. Nada mejor que ofrecerles alguna esperanza en cuanto a la eliminación del permiso de salida pero no lo hizo. Eso hace pensar que la decisión ha sido más bien de última hora y da pie a aquellos que sospechan que Fidel Castro está muy delicado de salud o incluso un poco más allá y que esa circunstancia sea lo que haya precipitado esta medida, uno de los últimos conejos de su chistera, es la desaparición física y hasta química de ese señor que constituye el símbolo último del régimen.
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