sábado, agosto 16, 2014

José Prats Sariol en el cumpleaños 88 de Fidel Castro.: "Proserpina felicita a Fidel Castro".

Tomado de http://www.diariodecuba.com/cuba/1407837407_9921.html

"Proserpina felicita a Fidel Castro".
 
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Entre seguridad, sembradíos recreativos, servicios médicos, dietas exclusivas, aviones y autos y yates, personal de apoyo logístico y demás, lo que Fidel Castro nos cuesta ha de superar los gastos personales de un Carlos Slim.
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Por José Prats Sariol.
Miami |
13 Ago 2014


Los 88 del Castro tardío presagian la visita de Proserpina, reina del inframundo griego. Se dice que tocará a la puerta de Punto Cero acompañada de Oyá, diosa yoruba del cementerio; y de la Virgen de la Candelaria, la que el sincretismo cubano asocia a los tenebrosos vientos de Oyá y su morado carretón para obsoletos.

Tal visita será diferente a las que realizan muchísimos políticos, como las recientemente efectuadas por Vladimir Putin y Xi Jimping. Porque lo que aún queda del Comandante en Jefe ejerce en ellos una obvia atracción, además del factor geopolítico en un ajedrez donde las potencias mundiales —como siempre ha sucedido— juegan sus peones, intercambian piezas, hasta sacrifican un caballo cuando es necesario a sus intereses, con un pragmatismo que asombraría —por la abismal falta de escrúpulos— a los padres filosóficos del movimiento, desde Charles Sanders Pierce hasta William James y John Dewey.

La visita que su cumpleaños adelanta —dicho sin hipocresía o edulcoramientos mediáticos— en algo favorecerá el fin de una utopía diabólica, mantenida por más de medio siglo, para vergüenza de la abrumadora mayoría de cubanos.

No será la de presidentes que al visitarlo sueñan con que se les peguen algunos de sus trucos mafiosos para mantenerse en el poder, convertir a un país en su hacienda, con cada uno de los privilegios inherentes, desde un coto privado para cazar venados, al suroeste de La Habana; hasta un reservorio marítimo, con una isla de ensueño, para recibir a García Márquez y otros amigotes.

Lamentablemente, las tres deidades que invoco solo le pasaran factura por la edad, por el inexorable boleto al reparto Boca Arriba. Su vuelta al polvo no parece que hará escala en el Tribunal Internacional de La Haya, ninguna justicia recibirán sus víctimas. Porque no creo que ni una pizca de arrepentimiento cruce por su cerebro de ególatra, dueño de la verdad, capo entre capos.

Mi regalo es invocar a Proserpina, Oyá y la Santísima Virgen de la Candelaria. Y pienso que le hago un favor. Es un acto de generosidad ante su facha actual, ante lo que hoy hace, escribe, muestra en público como un esperpento, una grotesca caricatura de sí mismo, donde revolotean los buitres de las familias que componen la junta político-militar.

Sin embargo, algún ahorro podría traer... ¿Cuánto nos cuesta mantenerlo en el 2014? Olvidemos por un minuto los escombros morales y la bancarrota económica que el sistema comunista —el único que le permitía diferenciarse de la tradición caudillista latinoamericana— nos impuso.

Y uso el plural porque los gastos que todavía ocasiona nos afectan a todos. De cada dólar enviado o gastado en Cuba, el monopolio estatal corta una gruesa tajada. De cada impuesto o inversión, de cada salario miserable otra gorda porción va para la crápula gobernante, cuyo presupuesto pocos saben. Quizás ni el vicepresidente Marino Murillo tiene acceso a las cuentas de la pirámide gobernante.

Algo se ahorraría, mientras hijos, nietos y parientes transitan —como en Rusia— hacia los privilegios del capital; aunque nunca serán comparables a los que disfrutó —y malgastó— el Castro mayor, sideralmente superiores a los de cualquier multimillonario cubano en la que los libros de historia en la escuela cubana llaman "república mediatizada".

Ahora mismo, entre gastos de seguridad, sembradíos recreativos, servicios médicos mundiales, dietas exclusivas, aviones y autos y yates, personal de apoyo logístico y demás...; la cuenta mensual debe ser superior a la de Carlos Slim, el empresario mexicano considerado el segundo hombre más rico del mundo.

Eso también le envidian los políticos que se despepitan por visitarlo, los que con asquerosa seguridad le enviaran mensajes de felicitación por su feliz cumpleaños. Porque quisieran —como él— no rendir cuentas a nadie de los gastos que escudados en el Estado dilapidan, entre cumbres, cónclaves, asambleas y visitas de protocolo con recepciones, suites, champán... Para no hablar de las corrupciones —no hay día sin que alguna se destape— derivadas del tráfico de influencias, concesiones de obras y encargos mayoristas.

En fin, a los 88 se acerca el fin. En algo se limpiara la casa cubana, por lo menos del churre viejo. Y tal vez Proserpina y sus dos amigas le pidan a Dios que lo perdonen. Yo no.