Frank Escobar: EL CUBANO AMERICANISMO ES UN OXÍMORON
Cuba no terminó corriendo la misma suerte que Puerto Rico porque meses antes las dos Cámaras del Congreso en Washington habían pasado la famosa “resolución conjunta” que aseguraba la soberanía de Cuba y que había sido magistralmente negociada por el cabildero y abogado judío Horatio Rubens , el amigo de José Martí, y Gonzalo de Quesada. Dicha resolución conjunta había sido condenada por el senador anexionista Orville Platt quien no descansó hasta conseguir que su enmienda homónima fuera incluida como un apéndice oprobioso que limitaba la soberanía de la república en la Constitución Cubana de 1902.
La Enmienda Platt fue abolida en 1934 como consecuencia del cambio de política exterior de Franklin Delano Roosevelt, FDR y tras el desafío en Punta del Este al Secretario de Estado americano Dean Rusk por parte del profesor y entonces embajador cubano en la OEA Dr. Herminio Portell Vilá, un indiscutible experto en historia de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos.
Poco antes de ser abolida la Enmienda Platt el sub Secretario de Estado Benjamin Summer Welles intervino descaradamente en la política cubana para sacar del poder al presidente Gerardo Machado Morales. Machado había solicitado una prórroga de poderes y el Congreso se la había concedido en medio de una lucha sin cuartel de su gobierno contra la ofensiva comunista y anarquista que sacudía La Habana.
El anarquismo y el comunismo eran desconocidos en Cuba antes de la década del veinte. llegaron con la masiva emigración de españoles- y una minoritaria de judíos, libaneses, etc.- en la primera y segunda década del Siglo XX. Se calculan en un millón y medio los españoles que arribaron a Cuba en esos años. Con ellos se inauguró en Cuba el terrorismo callejero hasta entonces inexistente. El anarquista catalán Alfredo López- que fue asesinado por la policía machadista- fundó la Confederación Obrera de La Habana y el judío internacional Abrámovich, alias Fabio Grobart, fundó el Partido Comunista de Cuba en 1925.
Summer Welles(foto) había sido junto a House uno de los fundadores del Consejo de las Relaciones Internacionales (CFR.) y se consideraba el arquitecto de la política rooseveltiana del “Buen Vecino”, New Deal. Pero era un connotado homosexual y tuvo que ser expulsado del Departamento de Estado con el pesar del presidente FDR que lo apreciaba mucho porque protagonizó un escándalo en un tren oficial con dos camareros negros. No obstante Welles continuó sirviendo como asesor privado del presidente en política exterior y tuvo mucha influencia en la Conferencia de Yalta. El designó su propio relevo en Cuba, Jefferson Caffery, también homosexual pero no tan escandaloso, quien entronizó a Batista – su compañero de paseos a caballo a quien hizo general- después de barrer los mandos tradicionales del Eéercito Constitucional para sustituirlo por la “sargentada”.
En los años treinta aparece en La Habana un personaje misterioso llamado Guillermo Montenegro (foto de la izquierda) que escribía para “The Herald”, un periódico en inglés. Luego reaparece en los cuarenta bajo su nombre real de William Wieland como empleado de la Secretaria de Estado. Luego está en el año 1948- durante El Bogotazo- en Colombia como personal consular. A mediados de los cincuenta lo encontramos en Méjico como jefe de la oficina regional de la Secretaria de Estado. Wieland jugó un papel muy importante en la vida política de Fidel Castro desde sus inicios. En 1959 esta en La Habana y luego en New York durante la famosa visita de Fidel Castro. Fue Wieland quien relacionó a Fidel Castro con David Rockefeller desde 1959. No pretendo especular sobre los vínculos de Fidel Castro con el “establishment” norteamericano- que son muy sólidos- porque para este tema hay un autor, Servando González, que lo ha tratado con mucha profundidad.
Existen suficientes evidencias del apasionamiento inicial del gobierno norteamericano con Fidel Castro. También hay innumerables testimonios en inglés y en español donde Fidel Castro niega ser comunista. El gobierno de Eisenhower creyó más en los “fabianos” de su Secretaria de Estado que en su embajador en La Habana, Smith, que siempre los alertó sobre Castro y hasta escribió un libro al respecto: “El Quinto Piso”, aludiendo al piso del edificio de la Secretaria de Estado donde se dirigía la política centroamericana y del Caribe. No obstante en su famosa visita a los Estados Unidos la vanidad del líder revolucionario fue lastimada al ser recibido por el vicepresidente Nixon. Eisenhower no lo hizo por humillarlo sólo siguió el protocolo ya que Fidel Castro no era Jefe de Estado por su propia decisión pues quería esconder su poder bajo el “presidente” Urrutia primero y con Dorticós después que tan sólo eran unos factotums.
Pero Fidel es un caso psicológico y sus complejos de inferioridad, su bastardía, su soberbia y su arrebato lo impulsaron a la venganza. Despechado y calculador se lanzó contra los intereses americanos en Cuba, que ya era su finca. La respuesta de Eisenhower fue el embargo y este ha sido desde entonces el eje podrido del contrapunteo entre Cuba y los Estados Unidos. Un embargo que ha sido violado por más de un presidente americano cuando la crisis cubana puede tocar fondo- como el negocio con el gobierno de Clinton durante “el periodo especial” para facilitar el flujo de remesas y luego el de George W Bush con ALIMPORT para evitar una hambruna- y también ha servido como la justificación favorita de Fidel Castro para encubrir los fracasos y la ineficiencia económica del castrismo.
La lucha armada anticastrista en las montañas del Escambray, que a sangre y fuego mantuvieron durante casi una década un puñado de valientes- en condiciones de disparidad de uno a cien hombres a favor de los castristas-fue miserablemente traicionada – al igual que el clandestinaje urbano-por el gobierno de Eisenhower bajo el pretexto de que no querían repetir de nuevo “el fiasco castrista”.
Los combatientes de las guerrillas anticomunistas que pusieron en jaque al régimen castrista y lo obligaron a una masiva movilización de tropas, fueron tristemente abandonados por la CIA y en ocasiones vilmente denunciados y sus envíos de armas deliberadamente equivocados para que fueran confiscados por los castristas.
La famosa invasión de Bahía de Cochinos en 1961 fue preparada y ejecutada por la CIA para que fracasara, luego los asesores liberales de Kennedy terminaron por profundizar sus deficiencias. Ambos se esmeraron en que todo saliera lo peor posible y lo lograron. Fueron sacrificados jóvenes valientes e idealistas en una acción sin posibilidades de éxito que al final sirvió de espaldarazo al régimen castrista ante la imagen de un Kennedy irresoluto sin valor para intervenir y un Almirante Burke – con toda una flota en el Caribe que incluía un portaviones- mordiéndose la lengua. La inmediata “Crisis de los misiles” culminó con el Tratado Kennedy-Krushov (uno de los secretos mejor guardados de la política exterior americana) que perpetuó el castrismo, derrumbó cualquier sueño de unidad alemana y levantó el “Muro de Berlín”.
Tras el asesinato de Kennedy, LBJ, ni corto ni perezoso, proscribió cualquier actividad anticastrista en territorio americano y otorgó un premio de consolación: la “Ley de Ajuste Cubano”. A partir de entonces y con la única excepción de los jóvenes nacionalistas que dieron con sus huesos en las cárceles norteamericanas por defender la libertad de su patria el régimen castrista no ha sido perturbado. Con Nixon comenzaron las negociaciones sobre piratería aérea, luego con Carter se abrió la “Oficina de Intereses” en La Habana y se inició el tópico que ha monopolizado los intereses bilaterales: la inmigración.
A partir de la década del ochenta y con el triunfo de la “revolución conservadora” de Ronald Reagan muchos amanuenses del cubano americanismo han hecho revisionismo histórico para situar a Reagan en el más alto pedestal del anticastrismo. Los ocho años de gobierno del CFR. bajo la presidencia de Reagan no tuvieron la más mínima repercusión contra el castrismo. Más bien se levanta una nube de incertidumbre sobre las misteriosas conversaciones de su Secretario de Estado- el centurión del Nuevo Orden Mundial Alexander Haig- con sus homólogos castristas en Méjico con vistas a mejorar las relaciones bilaterales. Tampoco se puede entender por qué Reagan no removió al “yesman” castrista Wayne Smith de la oficina americana de La Habana. El saldo del reaganismo de neutral ha pasado por sus consecuencias en el “auge cubano americanista” a ser adverso.
Bajo la cortina de humo de instituciones parasitarias que hoy son verdaderos focos de corrupción y tráfico de influencias, como Radio y Televisión Martí—que esquilman inútilmente al contribuyente norteamericano—se ha incubado una traición que perpetúa el castrismo. La irrupción masiva de una nueva generación de “cubanoamericanos profesionales” en la política americana a todos los niveles sólo ha servido para cosechar mucha demagogia, descrédito, oportunismo, inconsecuencia y adormecimiento político. La falta de profesionalidad y los vicios políticos de esos “cubanoamericanos”—que como ciertas mutaciones retrógradas terminan conservando lo peor de sus originales- el sur de la Florida se ha convertido en una república bananera.
Se ha impuesto la cultura del “ghetto”, la terrible “dictadura de la mayoría” – aquella sobre la que alertaba Madison en “El Federalista “como la tumba de la democracia- con la chapucera manipulación de las urnas y el creciente analfabetismo político que siembran los medios radiales “hispanos”, cada vez más burdos y populistas. Ni siquiera uno de los principales alabarderos de esa tautología llamada “masa radiofónica hispana” pudo explicarme al aire su propio significado. Según él “hispano” era lo mismo que hispánico pero bretón y británico no.
Los exiliados cubanos consiguieron más respeto y dignidad para su causa cuando eran representados por congresistas no cubanos. Tanto Claude Pepper como Dante Fascell (FOTO) defendieron dignamente y con consecuencia los intereses anticastristas de sus electores cubanos. ¿Dé que nos ha servido esa sobrepoblación cubana en las dos Cámaras federales? ¿Qué repercusión ha tenido para la libertad de Cuba que Robert Menéndez haya sido el presidente del poderosísimo Comité de Relaciones Exteriores del Senado? El mismo cargo que en su día ocupó Jesse Helms. ¿Qué ventajas le ha traído a la causa cubana- no para la sionista-que Ileana Ross Lehtinen haya presidido el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes?
En el Legislativo del Estado de la Florida se han impuesto los “YUCA (Young Urban Cuban American) de Jeb”.¿Qué beneficios les ha proporcionado a los contribuyentes del sur de la Florida que Marcos Rubio fuera el presidente de la Cámara estatal? ¿Por qué la senadora -y ex asistente del gobernador John Ellis Bush- Anitere Flores se prestó para redactar en 2003 la nueva ley estatal que recorta los beneficios de los trabajadores accidentados en el trabajo y que le ha ahorrado casi un 50% de gastos a las cada vez más ricas Compañías de Seguros? Su legislación ha afectado sin embargo negativamente a la inmensa mayoría de sus electores que son trabajadores y ya sufren por la manera en que se pisotean los derechos laborales en este estado, que los propios abogados laboristas consideran un “wild state”. Los novísimos legisladores cubanoamericanos de hoy son electos por el patrioterismo populista del getto pero cuando llegan a Tallahassee enseguida se ajustan la librea del lacayo y actúan como los serviles “spics” del sur que fortalecen el poder y aumentan los beneficios de los “crackers” anglosajones del norte.
Jorge Mas Canosa es hoy una figura de culto para los políticos cubanoamericanos. De hecho una inmensa mayoría provienen de su factoría política. Calles y escuelas públicas llevan su nombre por ordenanzas de la legislación estatal. Pero ¿Cuál es el verdadero legado de Jorge Mas Canosa y en que proporción ha beneficiado a la causa de la libertad de Cuba? En primer lugar lo perpetúa su hijo homónimo que heredó sus dos imperios: el político y el económico, La FNCA y Mastec y hoy actúa como el principal interlocutor activo para el diálogo sin condiciones con el castrismo—el dinero es cobarde y no tiene patria—y es el mayor contribuyente político cubanoamericano de Barack Obama. En segundo lugar su vasta descendencia política que encabezan por su jerarquía y antigüedad los dos posibles convictos y que son también dos ex representantes federales- uno demócrata y otro republicano- crecidos y engordados políticamente por él: Joe García y David Rivera, con sus viscerales antagonismos, sus escándalos de corrupción y sus respectivas investigaciones por fraude electoral.
En fin, concluyo lapidariamente que el concepto cubanoamericano es un oxímoron. No se puede ser cubano y también americano. Una condición excluye la otra con sólidos argumentos históricos, políticos y culturales. Tampoco se puede ser anglo español, ni franco alemán, ni polaco ruso, ni serbocroata, ni greco turco, ni tampoco Israelí y palestino.
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