Jorge Hernández Fonseca: Ernesto Londoño, el NYT, la dictadura castrista y el pueblo cubano
2 Diciembre de 2014
Cuando se analizan sin prejuicios los hechos asociados a la sociedad cubana de los últimos sesenta años; a la férrea dictadura impuesta contra la voluntad del pueblo de la isla; a la subversión y el terrorismo patrocinados desde Cuba durante buena parte de este tiempo con el único objetivo de perjudicar los intereses norteamericanos en la región, se llega a la importante conclusión que el llamado “problema cubano” sobrepasa los esquemas y estereotipos acuñados durante la guerra fría, que llega incluso hasta hoy con grupos guerrilleros beligerantes en Colombia, fruto de la semilla castrista sembrada en los años sesenta del siglo pasado.
La novela editorial del periódico New York Times --NYT-- sobre Cuba, encargada nada menos que a un joven colombiano, que emigró (legalmente, como “hispano”) hacia EUA en busca de aquel futuro que probablemente en su tierra natal no podría obtener (probablemente, repito) ha causado no sólo irritación en los medios democráticos cubanos, como también cierto grado de sorpresa al disponerse a visitar la isla en calidad de “medio héroe y medio colonizador”.
Es interesante analizar el hecho que el NYT usa esta vez un desconocido emigrante hispano en relación al “problema cubano”, cuando sesenta años atrás usó un anglosajón destacado, Herbert Matthews, que viajó a Cuba a ponerse del lado “rebelde”, y no del lado de la dictadura, como ha hecho ahora Londoño de manera pública y notoria. La descartabilidad del hispano contratado, pudiera ser la clave de un asunto tan complejo como apoyar en sus finales a una dictadura que se desploma
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Claro que no repetiré que el NYT está equivocado (como claramente lo está) respecto al trato discriminatorio que da a los cubanos y su capacidad de ser independientes, sino que el tratamiento que ahora dispensa al tema político cubano –como si fuera “cosa de hispanos”, al darle esa responsabilidad a un inmigrante-- es petulante, discriminatorio y condenable.
Comenzaré por decir que la historia del NYT con Cuba, con Fidel Castro y con la ex revolución cubana, sirvió de marco a una introducción --ciertamente equivocada-- de estos ingredientes dentro del gran campo político de Norteamérica, propiciando una entrada por la puerta grande al mayor dictador que nunca antes Latinoamérica había conocido. Sin embargo, lo anterior forma parte del juego político entre liberales y conservadores dentro de EUA, en cuyo campo se inscribe semejante promoción desmesurada y cuya consecuencia se carga hasta hoy.
Sobre el embargo económico de EUA --que pesa sobre Cuba-- ha habido demasiados argumentos en pro y en contra, así como también podemos contar con los puntos de vistas encontrados de brillantes personalidades tanto de Norteamérica como de Cuba, a favor y en contra del tan mencionado, combatido y defendido, embargo económico de EUA a Cuba.
Ha habido así un amplio debate extraterritorial de puntos de vista entre personalidades cubanas y estadounidenses opinando sobre el embargo, como un tema que “les toca”. Ahora, cuando a un colombiano emigrante se le ocurre comenzar a opinar sobre el caso –respecto a un tema que para nada le compete-- sobre todo, cuando toca (de oídos) en el asunto de la emigración de profesionales cubanos (médicos), recomendando, criticando y rechazando, es deplorable.
¿Cómo puede un hispano emigrante en EUA querer limitar los intentos de profesionales cubanos para tratar de emigrar a EUA (como lo hizo el propio Londoño antes) y pretender salir ileso ética y moralmente de semejante chapucería en el terreno puramente humano, fuera de connotaciones políticas, de presiones cada vez más “verdes” y con chero de bóveda de banco?
Londoño viaja a Cuba a darse el lujo de “citar” al hotel donde está hospedado, a una buena parte de lo mejor de la oposición política cubana a la dictadura de turno (hay más gentes buenas en Cuba, desde luego, muchas más) para reunirse con personas libres en su fuero interno, a las cuales limita (no fotos, no notas, no publicaciones) cuando su “antecesor” (Herbert Matthews) en una situación similar, casi sesenta años atrás, hizo todo lo contrario, fotografiándose con el “héroe” de entonces. Eso demuestra que tanto el NYT de hoy como el emigrante Londoño --respecto a Cuba-- carecen del más mínimo olfato político. Han hecho una apuesta equivocada porque Cuba será libre e independiente más temprano que tarde.
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