martes, marzo 17, 2015

Nicolás Águila sobre la muerte de José Antonio Echeverría en el marco del asalto al Palacio Presidencial de Cuba

 Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

José Antonio Echeverría tenía cierta experiencia bélicacuando fue a Costa Rica a pelear en contra de una invasión de Somoza a dicho país. En el siguiente video del periodista Oscar Suárez se  aborda esa experiencia poco conocida.

En enero de 1955 el Presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), Jose Antonio Echeverrria y otros jóvenes viajaron a Costa Rica para defenderla de la invasión de Somoza.

Jose Antonio Echeverria combatió en Costa Rica contra Somoza



El ¨Chino¨ Figueredo fue la persona que tuvo la idea de llevar la tanqueta que está en la Plaza Cadenas de la Universidad de La Habana; se suicidó hace aproximadamente 5 años ¿habrá sido por la enfermedad o por los cargos de conciencia?
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Tomado de http://neoclubpress.com

La muerte de José Antonio Echeverría

Por Nicolás Águila
15 de marzo de 2015


No es exacto que José Antonio Echeverría (JAE) fuera asesinado por la policía batistiana, como tantas veces se ha afirmado lo mismo en medios cubanos del exilio que de la Isla. Su muerte, el fatídico 13 de marzo de 1957 (13-M), no fue en realidad lo que se dice un vil asesinato. El carismático líder de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y de su brazo armado, el Directorio Revolucionario (DR), cayó en un enfrentamiento con un carro patrullero de la Policía —perseguidora se le llamaba entonces— que tuvo lugar tras la toma de Radio Reloj, en el cuarto piso del edificio de la antigua CMQ.
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La emisora, situada a unos pasos de la céntrica esquina de M y 23, en La Rampa, fue tomada a punta de pistola por JAE, acompañado de Fructuoso Rodríguez y Joe Westbrook (los tres llegados en el segundo carro), más José Assef y Pedro Martínez Brito, que habían llegado en el primer carro, para constituir un comando de cinco hombres. Los otros dos que venían en el mismo automóvil de JAE (Otto Hernandez y Carlos Domínguez, conocido como el Chino) se quedaron afuera vigilando la entrada de la emisora. Al mismo tiempo, el primero y tercer carros interrumpían el tránsito en las calles 23 y 21, esquina con M, a fin de poder hacer frente a cualquier patrulla policial o algún contratiempo inesperado. En total, la acción contó con 15 militantes del DR, distribuidos en tres automóviles. (Véase el gráfico animado con la disposición táctica de los tres autos para una mejor comprensión en: http://www.juventudrebelde.cu/
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La finalidad de la toma de Radio Reloj era movilizar al pueblo con la noticia de la supuesta muerte del presidente Batista durante el asalto al Palacio Presidencial, una operación comando de gran envergadura coincidente con la hora en que JAE dirigiría su “alocución al pueblo de Cuba” por Radio Reloj, hacia las 3:20 de la tarde del 13-M. Mas sucedió que la alocución fue cortada y no pudo oírse en su totalidad, además de que tampoco fue “ajusticiado revolucionariamente el dictador Fulgencio Batista [en] su propia madriguera del Palacio Presidencial”. No se cumplió, por tanto, el objetivo estratégico más que evidente del 13-M: adelantarse a Fidel Castro en la toma del poder. Al contrario, con el desangramiento del DR y la caída de algunas de sus principales figuras se le allanó el camino a un nuevo y más implacable dictador. Para más inri, los más cercanos compañeros de JAE en el DR, que sobrevivieron al batistato, traicionaron su legado ético y político plegándose al castrismo, entre ellos tres de los que iban en su mismo carro, un flamante modelo del año aparentemente alquilado por Carlos el Chino Figueredo*.
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El Ford 57, color crema y verde-azul, en que partió el grupo de JAE desde la emisora con rumbo a la cercana Universidad de La Habana, tras la lectura interrumpida de la alocución radial, fue el único de los tres automóviles participantes en la acción que siguió el plan preestablecido para la retirada: subir por la calle M, doblar a la derecha por Jovellar (Avenida 27 de Noviembre) hasta el final e inmediatamente entrar en la Avenida de la Universidad. Al adentrarse en esta vía, el carro se topó de pronto con una perseguidora que al parecer hacía un recorrido de rutina. Según algunas fuentes, el Ford fue interceptado por el patrullero; según los más, incluyendo el testimonio del propio conductor, el Chino Figueredo, este dio un corte o timonazo tal que chocó con la perseguidora. Sea como fuere, el caso es que Echeverría cayó en la calle al costado del recinto universitario, al borde de la acera de enfrente, cerca de la intersección de la calle L con la Avenida de la Universidad, mientras sus compañeros corrían hacia la esquina para guarecerse de la balacera y luego seguir corriendo hasta la Colina.
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Fructuoso Rodríguez, que iba en el grupo de JAE y era su número dos, sobrevivió poco más de un mes al 13-M, pero tuvo tiempo de contar, en carta a Rolando Cubela (que se hallaba en Miami), los detalles del acto temerario que le costó la vida al prestigioso líder estudiantil, conocido como Manzanita por los estudiantes en general y como el Gordo por sus amigos y compañeros más cercanos. A continuación reproduzco lo que contó Fructuoso en dicha carta:
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“El Gordo cayó como un valiente. Con desprecio absoluto de su vida avanzó sobre una perseguidora y les disparó por la ventanilla. Cayó al suelo y volvió a pararse sobre sus rodillas y sacando un revólver (que le había quitado a un soldado**) volvió a tirar por la ventanilla para dentro: en ese momento una ráfaga de ametralladora lo remató”.
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Este acontecimiento siempre ha sido abordado con reticencias testimoniales y escamoteos de la verdad histórica, seguramente con la intención de no empañar la imagen de los mártires revolucionarios, al punto de que se hace difícil recomponer los hechos a partir de testimonios fragmentarios y contradictorios de los sobrevivientes a los sucesos del 13-M. Conclusión, que se le teme al relato crudo de la huida precipitada de los compañeros de JAE.
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No es menos cierto que a JAE lo dejaron abandonado, muerto y tirado en el suelo, después de haber sido ametrallado. Eso debe saberse, pero también conviene matizarse. Sus compañeros Fructuoso Rodríguez, Joe Westbrook, Otto Hernández y el Chino Figueredo, más José el Moro Assef***, huyeron despavoridos, según todos los indicios, y no se lucieron precisamente como héroes. Mas ¿qué se iba a esperar de aquellos jóvenes bisoños, sin entrenamiento militar o de guerrilla urbana, en medio de la tensión y la sorpresa de un bautizo de fuego no programado?
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Yo, personalmente, estimo que tomaron la mejor de las decisiones posibles al echar a correr hasta la Colina universitaria con el fin de ponerse a salvo. Me cuento entre los que rechazan por inútil el heroísmo revolucionario de los años 50, incluyendo el trágico e inútil desangramiento que en definitiva significó el 13-M. No me hace ninguna gracia el regodeo en el sacrificio estéril y la sangre derramada por aquella juventud en flor. De ahí que considere que aquellos muchachos hicieron muy bien en huir. De haber secundado la audacia heroica de un Echeverría enardecido, habría ocurrido una verdadera masacre en la que los cinco restantes hubieran muerto también.
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Sin dejar de comprender la proclividad revolucionaria y la vocación heroica propia de la época, y mucho menos sin juzgar a posteriori, o sea con criterios actuales, a las valiosas figuras que como JAE cayeron antes de 1959, rechazo de plano el culto a los mártires de la revolución. Que otros se regodeen en la sangre derramada por aquellos muchachos idealistas. Este servidor no cae en eso.
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*De acuerdo con otras versiones, el Ford era de un tío del Chino Figueredo. Este, según varios testimonios, se convirtió después de 1959 en un interrogador-torturador del régimen, superando con creces a los esbirros batistianos.

**JAE había desarmado a un guardia que quiso impedirle la entrada al ascensor en la primera planta del edificio de la CMQ.
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*** El Moro Assed había llegado a Radio Reloj en el primer carro, pero regresó en el mismo carro que JAE, a petición expresa de este, que al parecer le profesaba gran afecto y amistad. Assef, sobreviviente del batistato, también traicionó el ideario y el ejemplo de JAE durante el castrato; lo mismo que Otto Hernández, quien, hasta donde tengo noticias, sigue vivo.

Datos sobre el autor:
Nicolás Águila

Periodista cubano con residencia en Madrid, licenciado en Filología Inglesa, Nicolás Aguila ha sido colaborador de numerosos publicaciones en varios países, entre ellas Cubanet y la Revista Hispano Cubana. Ha trabajado como docente universitario, traductor y editor de revistas médicas. Residiendo en Brasil obtuvo por concurso una beca de ICI para curso de profesores de español en Madrid. Ha realizado numerosos cursos de posgrado en el área de Lingüística Aplicada y enseñanza de idiomas en Cuba, Brasil y Estados Unidos.