sábado, abril 25, 2015

Golpe de Estado en Cuba del 4 de septiembre de 1933. El papel desempeñado por el Sargento taquígrafo Fulgencio Batista y Zaldivar. y algo más sobre el artículo En su justo lugar del periodista independiente radicado en Cuba Frank Cosme

 Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

En el artículo En su justo lugar del periodista independiente Frank Cosme  hay algunos planteamientos   sobre los cuales deseo comentar y dar otro muy distinto punto de vista  sobre el  papel desempeñado por el Sargento Fulgencio Batista y Zaldivar en el Golpe del 4 de Septiembre de 1933, del cual oí hablar positivamente  hasta al tirano en cuasiretiro Fidel Castro Ruz a principios de la década del 2000 en una supuesta Mesa Redonda, si mal no recuerdo, de la televisión Castrista, la única en Cuba.

(Francisco Vicente Aguilera)

En la conspiración en que estaban involucrados Francisco Vicente Aguilera (en ese momento el hombre más rico del mundo y que posteriormente perdió toda su fortuna por su actitud ante la causa independentista; murió pobre y exiliado en Nueva York en 1977 ), Perucho Figueredo, Carlos Manuel de Céspedes y Castillo y otros, es cierto que el jefe  era precisamente Francisco Vicente Aguilera.  Lo que hace que Carlos Manuel de Céspedes es que adelanta la fecha del levantamiento sin comunicárselo al resto de la dirigencia de la conspiración. Han existido diferentes hipótesis sobre las causas de ese  adelanto llevado a cabo por Carlos Manuel de Céspedes, entre las cuales  están, además de la del arrebato patriótico:

(Carlos Manuel de Céspedes)
  • Un afán de protagonismo de Carlos Manuel de Céspedes.
Su comportamiento autoritario  de ordeno y mando como Presidente de la República en Armas (criticado  tempranamente por el civilista Ignacio Agramonte y Loynaz en la Asamblea de Guaimaro) avala esa hipótesis.
  • Una orden de arresto contra él  por problemas de carácter económico  vinculados con la quiebra de algunas de sus propiedades.
No he conocido que hubiera orden de arresto contra algunos de  los otros complotados en la conspiración.
  • Un acuerdo o plan  con su amigo y antiguo vecino en Barcelona  general Juan Prim (el de La Gloriosa, también conocida por La Septembrina,que fue un levantamiento revolucionario español que tuvo lugar en septiembre de 1868 para sacar del trono a  la reina Isabel II) en que este le daría  a Cuba  determinadas reformas  a cambio de que depusieran las armas las personas que se levantarían en Cuba.
 (General Juan Prim)

La persona enviada por  el General Juan Prim a Cuba trajo las reformas, pero los integristas  y el Partido Español no permitieron que se establecieran.

Es de notar que en la carta, fechada en 1879, del general español Polavieja al general español Blanco se pueden encontrar algunos criterios de carácter político, social y económico que no coinciden con la crítica situación cubana que expuso Céspedes en su manifiesto independentista en 1868. Polavieja escribe

¨Si hemos de tener en cuenta que la insurrección de Cuba en el año 1868 no fue producida por la miseria, por el exceso de contribuciones ni por la tiranía del gobierno, pues estalló en el año de más apogeo en la riqueza de esta isla, en país  en que eran cortísimas las contribuciones que se pagaban, y en el que, por ende, se gozaba de una gran libertad práctica; si además no se olvida que la guerra fue promovida y sostenida por la mayoría de las clases opulentas y bien acomodadas, naturales del país, que arrastraron tras sí por su natural influencia a la proletaria y esclava, que le dieron soldados; si resulta forzosamente de lo expuesto que el alzamiento de Yara debió obedecer, y obedeció, únicamente y exclusivamente, á un prematuro sentimiento de independencia que, más vivaz en las gentes letradas por su educación en los Estados Unidos y en las lecturas de las campañas de independencia del continente americano, motivó que fueran las que lo tradujeran en hechos, lanzándose las primeras al movimiento insurreccional; si tampoco debe perderse de vista que sobre sentir, ante todo, el cubano,  que las corrientes de ideas vienen a Cuba, no de la lejana España, sino del vecino continente.....¨

Sobre el artículo referido al Golpe del 4 de septiembre de 1933  tengo la opinión que la reunión de los sargentos y soldados  en el Club de Alistados fue (para algunos de los complotados) sólo un pretexto para pronunciarse por más altos objetivos, pues un miembro del ABC Radical  seguramente tuvo que consultar a su célula; dicen que hay una foto de Batista con los miembros de su célula del ABC. Me hago la siguiente pregunta ¿ Por qué Pablo Rodríguez no regresó a tiempo de su viaje a la cercana matanzas?. Leí hace tiempo en Cuba que Pablo Rodríguez estaba en la reunión pero que le faltó decisión para levantar la voz ...

El ABC, organización  a la que perteneció Batista,  era una organización de derecha,  pero Batista,  por sus orígenes, fue  posteriormente  de centro izquierda, pero  nunca comunista. La coalición con la que salió legitimamente electo como Presidente constitucional  en 1940 era una coaliciín muy amplia que  abarcaba un amplio espectro político desde la derecha hasta la izquierda ¿o es que Mario García Menocal era de izquierda? Seamos serios. En la década de los años 50 Batista se movió al centro. La mafia norteamericana que invertía dinero en Cuba en la década de los 50, estaba bajo control por el régimen de Batista y era la encargada de que el clima fuera propicio para los turistas que iba a jugar a los cabarets de Cuba y que no se produjeran enfrentamientos gansteriles. El bajo nivel de enfermedades venéreas en Cuba hablan de lo limitado y el control que se tenía sobre la Prostitución.  En el periódico El Mundo del 14 de febrero de 1958 se plantea, que aproximadamente 11 000 personas vivían de la prostitución, lo cual  también  habla del bajo índice de prostitución del país. Debo aclarar que en esa cifra se encuentran: los dueños de casas, burdeles y bares, las matronas, los proxenetas, el personal de servicio y limpieza, los policías corruptos, etc. y los llamados inversionistas, que eran los que echaban a andar el negocio (Abreu, 49). Esa actividad se llevaba a cabo generalmente en zonas muy específicas y era criticada y rechazada socialmente.

Sergio Carbó (quien 5 años antes había visitado la Unión Soviética estalinista) nombró Coronel a Batista porque Sumner Welles se había refererido a Batista como ¨un sargento llamado Batista¨ y era necesario ascender a Batista para que pudiera entrevistarse con el representante personal del Presidente de los EE.UU..

El Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo)   se desgaja del Partido Revolucionario Cubano (Auténtico)   en 1947 (es decir: antes de la década de los años 50 y antes del Golpe de Estado), y si mal no recuerdo,haber leido, este desgajamiento ocurrió por problemas internos. En  1948 lor ortodoxos fueron a las elecciones, que pensaron que iban a ganar, pero las ganó nuevamente el Partido Auténtico con Carlos Prío al frente. Luis Orlando Rodríguez fue uno de los responsables de exagerar las máculas del gobierno de Prío, el cual en sus últimos dos años, con la política de ¨Los Nuevos Rumbos¨,  fue muy distinto a sus dos primeros años de gobierno. A esta situación  hay que  añadirle a Luis Orlando Rodríguez  la amenaza de quitarle las propiedades en Cuba a Batista, Todo esto influyó en cierta medida en que el Golpe del 10 de Marzo  de 1952 fuera  muy poco rechazado por la población cubana, ya que para buena parte del pueblo cubano  Batista había sido ¨el hombre fuerte¨ que puso orden en Cuba en la década de los años 30 y que además, con  posterioridad, se había ido del poder como Presidente Constitucional entregándole el gobierno al  opositor Partido Auténtico en la persona del RamónGrau San Martín. No olvidar tampoco que Carlos Prío en compatibilidad con su lema  de campaña electoral de ¨un Presidente cordial¨ invitó a Batista a salir de su autoexilio en Daytona, EE.UU., y regresar a Cuba por haber sido el Senador más votado pese a que no pudo desarrollar personalmente su campaña política. En la prensa de aquellos tiempo se habló que Eufemio Fernández, años después fusilado en el marco de la Invasión de Bahía de Cochinos, estaba fraguando un plan para atacar con morteros la reeesidencia familiar de Batista en la finca Kuquine. Finalmente, es importante señalar que el Partido Ortodoxo no fue el mismo  después de la muerte de Eduardo R. Chibás en su segundo intento de suicidio, , pues Agramonte no pudo llenar el vacio. La famosa encuesta de Bohemía, sobre  la que no  se da ninguna  información detallada o técnica sobre ella, me ha parecido siempre una burda manipulación que es compatible con la supuesta carta  de Miguel Ángel Quevedo antes de ciucidarse; además, las encuestas son sólo eso:  encuestas. Señalo que  ya el Partido Ortodoxo había  perdido en 1948 unas elecciones que anunciaba febrilmente que iba a ganar. La fragmentación del Partido Ortodoxo en varias vertientes poco tiempo después  mostró la fragilidad que tenía, pues estaba básicamente conformado alrededor de la figura de Eduardo R. Chibás. Sobre  Luis Orlando Rodríguez diré que mostró quién era él  mediante sus largos años de sumisión al Castrismo  desde que subió a la Sierra Maestra y formó parte de Radio Rebelde siendo compañero de viaje del tirano comunista Fidel Castro sin denunciar  ¨los chancullos y contubernios¨de Fidel en contra de su pueblo . Sobre la venta de gasolina a los submarinos nazis me parece una historia similar a la que se dice que  Ernest Hemingway hundió un submarino alemán cuando en su yate  El Pilar buscaba submarinos alemanes en las cayerías cubanas para hundirlos. Tengo la opinión   que de eso  haber ocurrido realmente, hubiera sido ya desclasificado por los servicios de Inteligencia de los EE.UU.  o por los investigadores de los archivos de la Alemania Nazi.
 *************
Tomado de http://www.cubamilitar.org

Golpe de Estado en Cuba del 4 de septiembre de 1933

*****
El Golpe de Estado en Cuba de 1933, también llamado Revolución de los sargentos, o Revuelta de los sargentos, fue una sublevación exitosa de los sargentos y soldados del Ejército de Cuba el 4 de septiembre de 1933, de carácter revolucionario, contra los oficiales y el gobierno de Carlos Manuel de Céspedes y Quesada, cuyo desgobierno amenazaba con aplacar la Revolución de 1933, siendo apoyado en este fin por Estados Unidos con las maniobras de la Mediación del Embajador Sumner Welles. Uno de sus líderes fue el sargento Fulgencio Batista, que desde entonces sería uno de los protagonistas de la política cubana hasta 1959. De facto se instaló un Gobierno revolucionario pequeño burgués como primer poder revolucionario en la historia de Cuba.
*****
(Fragmento)

Tras la Revolución de 1933, quedó como presidente provisional Carlos Manuel de Céspedes y Quesada (hijo del Padre de la Patria), pero con un gobierno débil, que no satisfacía las perspectivas de la sociedad, que se dividía en tres tendencias de la Revolución del 33 contra Machado: el reformismo moderado con el Doctor Ramón Grau San Martín al frente, los revolucionarios radicales con Antonio Guiteras Holmes, y la derecha con el Ejército. Estas corrientes no estaban satisfechas con el gobierno de Céspedes, a quien veían como la continuación del de Machado, y porque además contaba con el apoyo de Estados Unidos, en contra de la revolución.

La oficialidad del Ejército también apoyaba la corriente que pretendía frenar la revolución del 33, y defender sus privilegios. En esta situación, los sargentos y soldados, que apoyaban la revolución pero no veían los cambios que satisfacieran sus demandas económico-sociales, comienzan a conspirar.

Así surge la Unión Militar Revolucionaria (también conocida como Junta de Defensa o Junta de los Ocho), con un núcleo de ocho militares conspiradores, dirigidos por el sargento mayor Pablo Rodríguez Silverio, del cuartel maestre de la tercera compañía, Batallón No 2 de infantería. Los otros miembros del grupo eran:

    Sargento primero José Eleuterio Pedraza, de la primera compañía,
    Sargento Manuel López Migoya, de la segunda compañía,
    Sargento mayor Fulgencio Batista, taquígrafo del Sexto Distrito Militar de Columbia,
    Sargento sanitario Juan Estévez Maynir, del Hospital Militar de Columbia,
    Cabo Ángel Echeverría Salas, de la cuarta compañía del Batallón No 4,
    Soldado Mario Alfonso Hernández, de la plana mayor del Batallón No 2 de infantería,
    Soldado sanitario Ramón Cruz Vidal.

Fulgencio Batista entonces prestaba servicios como sargento taquígrafo en el Estado Mayor del Ejército (Distrito Militar de Columbia) y ya había advirtido, por entre los consejos de guerra contra conspiradores contra Machado, que su dictadura tenía los días contados. Ingresó en la organización revolucionaria opositora ABC Radical, y tras caer Machado fue uno de los líderes de las revueltas. Existe la versión además, de que a Batista lo invitaron a incorporarse a la Unión Militar Revolucionaria porque era el único sargento que tenía automóvil y los conspiradores necesitaban de un vehículo. En cualquier caso, se mostró luego como el más audaz entre ellos y el único líder.

Este grupo elabora un documento dirigido al general Julio Sanguily Echarte, nuevo Jefe del Estado Mayor del Ejército, exigiendo entre otras cosas:
  •     La depuración inmediata de las fuerzas armadas,
  •     El castigo de aquellos militares que habían cometido crímenes durante el régimen de Gerardo Machado,
  •     El requisito de servir menos de dos años en las Fuerzas Armadas antes de ingresar en la Escuela de Cadetes,
  •     Modificar la ley de retiro militar, aumentando las pensiones.
  •     No rebajar el sueldo.
  •     Mejoras en el uniforme, como cambiar los incómodos sombreros anchos por las gorras de plato y aumentar dos botones a las guerreras.
  •     Eliminar la práctica de usarlos como sirvientes de los oficiales.
  •     Mejoras en la alimentación, entre otras demandas.
El pliego de demandas fue entregado al teniente coronel José Perdomo, Jefe del Sexto Distrito Militar, con sede en Columbia. Perdomo realizó algunas mejoras en el uniforme y alimentación, y pensando que aplacó a los sargentos, engavetó el proyecto.

Entonces Batista redactó otro documento, que fue aprobado por la Junta de los Ocho, en el cual se expresaba sobre la dignidad del soldado y la necesidad de atender sus solicitudes, así como el deber que tenía de insubordinarse si alguien atentaba contra su decoro. Este documento se hizo muy popular entre la tropa, circulando entre ellos. La Junta trató de publicarlo en la prensa o radio, pero los medios se negaron a hacerlo.

(Fulgencio Batista a los pocos días después del 4 de septiembre de 1933)

Mientras tanto, la situación seguía empeorando. En esos días fue asesinado el sargento Miguel Ángel Hernández (Cuerpo de Ingenieros), ultimado por policías machadistas en el Castillo de Atarés.

El 18 de agosto, en la despedida de duelo, Batista habló al público exigiendo "una revolución verdadera".

El 24 de agosto el Embajador Sumner Welles envia un telegrama al Presidente Roosevelt, en el que enfatiza "Cuba está en total proceso de desintegracion".

El 29 de agosto el presidente Céspedes designa al general retirado Armando Montes como Secretario de Guerra y Marina, incendiando aún más el malestar de los sargentos y soldados. Ellos recordaban bien, cómo bajo la presidencia de Alfredo Zayas (1921-25), Montes se había opuesto resueltamente a la «Ley de los Sargentos» (1923), que subía sueldos y agilizaba ascensos. Se hablaba de planes del nuevo Secretario para depurar y reorganizar el Ejército, y una inminente reducción de salarios a los militares.

Los sargentos decidieron no esperar más.

Desarrollo del Golpe de Estado

En la noche del 2 de septiembre los sargentos se reunieron en el Hospital Militar de Columbia. Allí acordaron que Pablo Rodríguez, como presidente del Club de Alistados, pidiera autorización al teniente coronel Perdomo para realizar una reunión en el Club de Alistados con el fin de discutir proyectos relacionados con su bienestar y correo. En realidad planeaban pronunciarse contra la eventual reducción de salarios, exigir el uso de gorras y botas iguales a las de los oficiales; y la supresión del servicio de los asistentes de oficiales, que eran usados por la oficialidad como criados.

El 3 de septiembre Pablo Rodríguez se entrevistó con el teniente coronel Perdomo y obtuvo su autorización para realizar la reunión en el Club de Alistados. Tras esto, Pablo partió hacia Matanzas, para contactar con los alistados de esa ciudad y recabar su apoyo. Esta circunstancia fue decisiva para Batista, pues Pablo era el único iniciador del Movimiento con suficiente popularidad para disputarle el liderazgo.

En la mañana del 4 de septiembre la tropa es llamada a reunirse en el Club de Alistados del Campamento Militar de Columbia, con Batista como dirigente.

(Mario Torres Menier)

Al mismo tiempo llegó a Columbia el capitán Mario Torres Menier, recién designado Jefe del Cuerpo de Aviación del Ejército y ex oficial Ejecutivo (sustituto) del ahora Jefe del Ejército Julio Sanguily Echarte. Torres Menier fue a la jefatura de Columbia a ver a su jefe, el teniente coronel José Perdomo. Sanguily, ya preocupado por el nivel la agitación de los sargentos esos días, le había encomendado a Menier ir a verlos y recibir sus peticiones. Pero Perdomo se mostró apático. Recién había sido relevado como jefe de Columbia y sustituído provisionalmente por el comandante Antonio Pineda, y debía partir pronto para Santiago de Cuba a su nuevo cargo. Perdomo tranquilizó a Torres Menier: Esa reunión, que no tiene la mayor importancia, está autorizada; es más, me parece que los “muchachos” hacen bien en plantear sus demandas», le dijo. Agregó, que poco antes conversó com Batista, y al conocer las quejas de los soldados le respondió, que no quería seguir siendo el teniente coronel Perdomo, sino el sargento Perdomo.

Sin embargo, el Capitán Torres Menier insistió en ir a ver a los sargentos que se iban a reunir, y se fue al Club de Alistados, que ya estaba lleno de soldados y sargentos.

Batista acababa de entrar a Columbia. Al llegar al Club, varios sargentos salieron a su paso y le dijeron alarmados, que allí también estaba Mario Torres Menier, quien lo estaba buscando en el portal. Todos se dirigen hacia el lugar de la reunión, pero se desconocía la razón de la inoportuna presencia del Capitán Torres Menier en aquel lugar en momento tan crítico y culminante. Resultó ser, que el Cabo Capote, imbuido de las mejores intenciones había invitado a Torres Menier a la reunión, para que participara y se uniera al movimiento.

Batista, sin amilanarse, va al encuentro de Torres Menier, que estaba parado en las afueras del Club de Alistados. En posición de atención Batista lo saluda, y respetuosamente se pone a sus órdenes. Torres Menier le responde que ha sido informado que se produciría esta reunion y él quería saber de qué se trataba. Batista con firmeza le pide que pase al Club para continuar la conversación.

Adentro ya estaba el grupo de sargentos, cabos y soldados comprometidos en el movimiento sedicioso. Mientras tanto, la noticia de lo que estaba ocurriendo en el Club de Alistados se fue esparciendo por todas las unidades militares en el Campamento Militar de Columbia, haciendo que todos acudieran presurosos al lugar de reunión.

Es entonces que se produce un careo entre Torres Menier y Batista. Éste, primero cauteloso, habló sobre su esposa y su hijita, por las que, dijo, velaba al igual que lo hacían por sus familiares el resto de los allí reunidos, y siguió dándole vueltas a la conversación sin querer revelarle el objetivo de la reunión. Hasta que se oye una voz muy sonora del soldado Mario Alfonso Hernández que grita: "Batista, está bueno ya de hablar mierda y habla de los asuntos que nos trajeron aquí"

Entonces Batista empieza a hablar del maltrato a los soldados y de la tensión en que se vivía por el estado de anarquía. Pide aclarar si les reducirán los sueldos. Torres dice que no. Sigue con reivindicaciones y otros reclamos clasistas, discute con Torres Menier. Empiezan a excitarse los ánimos y la multitud a gritar: "!Viva Batista!. ¡Viva el Sargento Batista!".

En ese preciso momento se confirmó su liderazgo.


Torres Menier contrariado se va del local, pero vuelve acompañado con varios oficiales. Éstos tratan de mediar entre Torres Menier y Batista, pero éste se niega a aceptar las propuestas de los oficiales. Torres Menier entonces le pide a Batista que elaborara un pliego con las demandas, para entregarlo al general Julio Sanguily Echarte, y se retira a esperar el documento que esa misma tarde le harían llegar. Este documento nunca se llegó a presentar.

Pero Batista vio la contrariedad de Torres Menier y los oficiales, y pensó que este documento sería usado en su contra por los oficiales, y comenzó a ordenar a los sagentos a tomar posiciones en el campamento y convocar a una reunión ampliada con aliados de otras unidades, para la noche.
 
(General Julio Sanguily Echarte, Jefe del Estado Mayor)

Al salir Torres Menier, Batista junto a otros miembros de la Junta de los Ocho se fue a ver al coronel Blas Hernández, para solicitarle el apoyo de sus hombres al movimiento revolucionario. Luego el grupo pasan por la casa de Batista en el cuchillo de Toyo, donde su esposa Elisa les preparó el almuerzo. Durante la conversación Elisa les comentó que por la radio hablaron sobre "algo" que había sucedido en Columbia, pero que ya se había resuelto.

Batista y sus compañeros de la Junta Revolucionaria regresaron a Columbia, donde citaron a nombre de la Junta a todas las unidades para reunirse a las 8 de la noche en el cine del campamento de Columbia, que tenía mayor capacidad que el Club de Alistados. Allí se reunieron 800 militares, incluyendo a representantes de otras unidades de La Habana, Matanzas, y la Marina de Guerra, y algunos pocos oficiales como Francisco Tabernillas.

Batista dirigió la reunión, y con decisión declaró:
"¡Basta ya! Desde este momento los alistados nos hacemos cargo de la situación. Los señores oficiales pueden retirarse a sus casas y esperar órdenes".

Agregó que no se obedecerían más órdenes que las suyas, y enseguida comenzó a dar órdenes a los sargentos y soldados, para que inmediatamente tomaran el poder. Los sargentos primeros debían tomar el control de sus unidades respectivas. Sus compañeros tenían instrucciones precisas de no aceptar ordenes de oficiales, ni permitir que oficiales las impartieran. Así mismo los oficiales quedaban bajo estricta observación sin estar detenidos, pidiendo para éstos pidió respeto y consideración. Dijo a sus compañeros: "Ahora vayan a sus unidades, tomen las armas y manténganse dentro de la mayor disciplina hasta que reciban de mí las órdenes que dicte el nuevo Estado Mayor".

Batista mismo de inmediato toma la jefatura de Columbia y ocupa el despacho del jefe. Allí comienza a ponerse en contacto con el resto de unidades militares del país, urgiéndolas a apoyar el golpe. Tras arreglar este apoyo, le encarga al sargento José Pedraza velar por el Campamento de Columbia, y sale al Batallón de Infantería en Maestranza. Allí varios de sus compañeros se niegan unirse al movimiento y Batista ordena a su amigo el Cabo Oscar Díaz reunir el batallón, el cual arenga para que se una a su movimiento haciéndole la oferta de entregar mejores botas y publicó un manifiesto para conocimiento general. Tras los anteriores movimientos de Batista, éste se convierte en el líder indiscutido de la que sería denominada "Revuelta de los Sargentos".