lunes, mayo 18, 2015

A 60 años de la amnistía a Fidel Castro: El discurso que no aparece en los archivos. Las “penurias” de Fidel Castro en prisión


 Nota del Bloguista

Recuerdo que en los años 90s me releí en Cuba las cartas de Fidel a Luis Conte Agüero ( en su primera edición publicada en Cuba en 1959), y me llamó mucho la atención una carta dirigida a Melba Hernández donde Fidel le escribe que el Movimiento debía tener un aparato de propaganda tal, que destruyera a todo aquel que se apartara del Movimiento; lo otro que me llamó mucho la atención fue eso de la mano izquierda y matar a todas las cucarachas que se dice en este artículo. Comparar a Fidel con Martí ha sido uno de los disparates, más que dislate, más grande que se han cometido en Cuba en este último medio siglo: de la ética martiana a la ¨etica¨ de Fidel Castro es como del día a la noche respectivamente.

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A 60 años de la amnistía a Fidel Castro: El discurso que no aparece en los archivos

Por Miguel Fernández Díaz
15 de mayo de 2015

El proceso de amnistía que sacó de la cárcel a Fidel Castro y sus seguidores en el ataque al Cuartel Moncada cumple este jueves 60 años, y los mitos que la rodean siguen vivos tanto en Cuba como en el exilio.

Dentro de la mitología exilar pervive en coplas un supuesto discurso del finado Rafael Díaz-Balart contra la Ley de Amnistía sobre Delitos Políticos (1955), que se extendió a los reos de la Causa del Moncada (1953). Sobre todo retumba su pasaje profético:

“Esta amnistía tan imprudentemente aprobada, traerá días, muchos días de luto, de dolor, de sangre y de miseria al pueblo cubano [porque] Fidel Castro y su grupo solamente quieren una cosa: el poder, pero el poder total, que les permita destruir definitivamente todo vestigio de Constitución y de ley en Cuba, para instaurar la más cruel, la más bárbara tiranía, una tiranía que enseñaría al pueblo el verdadero significado de lo que es tiranía, un régimen totalitario, inescrupuloso, ladrón y asesino que sería muy difícil de derrocar por lo menos en veinte años”.

Así se escucha frecuentemente en la radio de Miami en la voz de un connotado comentarista o en lapresentación de un libro en la ciudad. Así se lee en una nota de Tania Díaz Castro o en una reseña de Manuel Felipe Sierra sobre el libro de Norberto Fuentes Autobiografía de Fidel Castro (Destino Ediciones, 2006).

Y desde luego que así corre por la blogosfera como en esta columna del Huff Post Voces, del colombiano José Uscátegui: “Las nuevas generaciones de cubanos recuerdan con justa razón el discurso del representante a la Cámara Rafael Díaz-Balart, pronunciado en 1955 cuando se discutía la amnistía a Fidel Castro.”

Discurso ficticio

Lo peor no es que las nuevas generaciones distan mucho de tal recuerdo, sino que el discurso mismo no aparece en el Diario de Sesiones del Congreso de la República de Cuba, que en su Volumen 91, Número 19, recoge la sesión extraordinaria del 18-19 de abril de 1955, en la cual se aprobó “por 114 votos a favor y ninguno en contra” la Proposición de la Ley de Amnistía sobre Delitos Políticos (página 2).

En acta consta Rafael Díaz-Balart entre quienes “emitieron sus votos a favor” (página 10) el 18 de abril. Al día siguiente, Díaz-Balart reafirmó que “nuestro Partido [Acción Progresista] y el Presidente Batista han amnistiado a los presos del Cuartel Moncada” (Ver página 66).

El discurso inventado cumple la función consoladora de que al menos alguien predijo lo que vendría. Y esa falsa profecía tiene hondo arraigo, como ilustra el caso de un animador de la televisión, ya descontinuado, quien a nos atrás declamó el discurso en su show del Canal 41 en Miami (AmericaTeVe). Tras pasar al canal de la competencia, el showman  tachó a los productores del otro canal porque le advirtieron que tal pieza oratoria no constaba en el Diario de Sesiones. Su réplica no tiene desperdicio: ¡Cómo si no supiéramos que el dictador mandó a arrancar las hojas!

Sólo que 95 volúmenes del Diario de Sesiones del Congreso de la República de Cuba se atesoran en la Universidad de la Florida, entre ellos el precitado Volumen 91, cuyo Número 19 recoge en 74 páginas la relatoría completa de la sesión de 18-19 de abril de 1955. Por ningún lado aparece la profecía de Rafael Díaz-Balart ni mucho menos alusión a Fidel Castro. Ni siquiera de pasada.

Otro uso interesado

El diario Granma recuerda hoy el suceso y publica la foto histórica del momento de la salida del grupo de moncadistas del Presidio Modelo de Isla de Pinos, sin cortar esta vez a Mario Chanes de Armas, cercano colaborador de Castro y devenido luego en el preso político de mayor cautiverio en la historia moderna, tras cumplir hasta el último día una condena de 30 años. Recuerdo de una visita al archivo fotográfico del diario en los años 90 que la foto de marras estaba marcada con raya roja en el lugar donde debía cortarse a la hora de publicación, excluyendo a Chanes de Armas. Pero tal vez se trata de los cambios prometidos en la prensa cubana y estemos ante la voluntad del diario oficialista por admitir la realidad fehaciente de un momento histórico.

Sin embargo, la costumbre de cortar a Chanes de Armas persistió en Juventud Rebelde, que optó por el encuadre talibán y este viernes publica la foto censurada.

En febrero de 2010, el fraile de misa y olla de la inteligencia cubana, Percy Francisco Alvarado Godoy, se bajó en Cubadebate con que “Rafael Díaz Balart se opuso a la amnistía concedida a Fidel y a los otros atacantes al Moncada en 1955”. La plana mayor editorial no advirtió que, en junio de 2005, el entonces director de la Biblioteca Nacional José Martí, Elíades Acosta Matos, había arremetido en la misma página digital contra el “falso don de profecía de Rafael Díaz-Balart”.

Cubadebate se precia de orientarse “contra el terrorismo mediático”, pero infunde terror al no respetar siquiera el principio de contradicción. Y así vamos: de mito en mito y sin sacarse lecciones históricas en ninguno de los bandos encontrados, seis décadas después de una historia que no acaba de sacurdirse de una vez de mitos y leyendas en detrimento de las verdades comprobables.


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Tomado de http://www.cubanet.org
Las “penurias” de Fidel Castro en prisión

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“Dormimos con la luz apagada, no tenemos recuentos ni formaciones en todo el día, nos levantamos a cualquier hora (…) Agua abundante, luz eléctrica, comida, ropa limpia, y todo gratis”
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Por  Roberto Jesús Quiñones Haces
mayo 15, 2015

GUANTÁNAMO, Cuba. -Este 15 de mayo se cumplen 60 años de la excarcelación de los moncadistas. El ataque al cuartel Moncada es calificado por muchos como un acto terrorista. Más allá de los calificativos, siempre discutibles, quienes se han encargado de loar a la generación levantisca y denigrar a los oficiales del ejército de entonces, nada dicen de los soldados ultimados esa madrugada de carnaval. Fueron 19 los militares caídos, pero sus nombres no cuentan para los historiadores oficialistas.

¿Qué pasaría si hoy un grupo de cubanos, hastiado de la discriminación política y los abusos, ataca una unidad militar? ¿Recibirían sanciones tan benignas como las aplicadas a los moncadistas? ¿Les permitirían estar unidos en la cárcel y apartados de los presos comunes? ¿Serían amnistiados?

La “cruel” prisión de los moncadistas

En los artículos que los testaferros del castro comunismo han escrito sobre el suceso se enfatiza en lo “cruel” que fue la prisión para los moncadistas durante el año y nueve meses que estuvieron recluidos. Da vergüenza leer eso al compararlo con lo que después tuvieron que sufrir –y aún sufren- muchos opositores al régimen.

En el libro “La prisión fecunda”, publicado en 1980, el historiador Mario Mencía afirma que Melba Hernández y Haydeé Santamaría fueron condenadas a siete meses por su participación en ese hecho, una sentencia que asombra al compararla con las que actualmente aplican a las valerosas mujeres que se atreven a levantar su voz contra el régimen. Baste decir que hace poco Sonia Garro permaneció más de un año en prisión en espera de juicio.

Al llegar a la cárcel de mujeres de Guanajay a Melba y Haydeé no sólo les permitieron hacer una llamada telefónica para informar a sus familiares sino que les arreglaron un local compuesto por un dormitorio, una cocina, un baño y un comedor, les permitieron recibir toda clase de libros, visitas de familiares y amigos y estuvieron siempre separadas de las presas comunes. Añado que antes de 1959 sólo 3 mujeres fueron condenadas por razones políticas, todas durante la dictadura de Batista, una cifra insignificante si la comparamos con lo que ocurrió después de 1959.

Los 27 moncadistas fueron remitidos al Presidio Modelo de Isla de Pinos y separados de los presos comunes, algo que jamás ha hecho el castro-comunismo con los presos políticos. El señor Mencía afirma que esa cárcel era un infierno, que tenía 460 celdas para 930 penados y que sólo había 3 duchas y 2 inodoros para 25 hombres. Me gustaría, si es que aún vive, que el señor Mencía viera el destacamento 2C de la prisión de Guantánamo, donde estuve preso entre 1999 y el 2003, un local construido para 90 hombres y que en esa fecha llegó a albergar hasta trescientos, muchos de ellos durmiendo en el piso, con sólo dos huecos para defecar y dos duchas. O que viera las celdas tapiadas donde están confinados los presos políticos. ¿Escribiría sobre eso el señor Mencía?

A los moncadistas -según Mencía- se les permitió tener una hornilla eléctrica, una biblioteca con más de 600 libros, leer hasta después de la hora del recuento a las 10 de la noche, practicar ping pong y voleibol y formar una academia ideológica en la cual discutían todo tipo de temas sin intervención de las autoridades del penal. Fidel Castro tuvo a su disposición un radio marca Silvestone. Sesenta años después ningún preso político cubano disfruta de dichos beneficios.

En la página 76 del libro mencionado aparece una carta de Fidel fechada el 4 de abril de 1954, donde escribió: “Me voy a cenar: spaghetti con calamares, bombones italianos de postre, café acabadito de colar y después un H. Upman 4. ¿No me envidias? Me cuidan, me cuidan un poquito entre todos… No le hacen caso a uno, siempre estoy peleando para que no manden nada. Cuando cojo sol por la mañana, en shorts y siento el aire de mar, me parece que estoy en una playa, luego un pequeño restaurante aquí. ¡Me van a hacer creer que estoy de vacaciones! ¿Qué diría Carlos Marx de semejantes revolucionarios?”.

La permisividad de las autoridades alentó tanto a los reclusos que sus familiares les compraron un refrigerador.

En otra carta de agosto de 1954, pág. 149, el déspota en ciernes escribió: “La limpieza corresponde al personal de la prisión, dormimos con la luz apagada, no tenemos recuentos ni formaciones en todo el día, nos levantamos a cualquier hora; mejoras éstas que yo no pedí, desde luego. Agua abundante, luz eléctrica, comida, ropa limpia, y todo gratis”.

El presunto aislamiento

El presunto aislamiento de los moncadistas es otra falsedad pues en el citado libro consta que el 9 de julio de 1954 Bohemia publicó una entrevista a Fidel Castro con el título “Los presos políticos en Isla de Pinos”.

Las madres de los reclusos formaron el grupo de Madres Cubanas que devendría el Comité de Familiares Pro Amnistía de los Presos Políticos. Ellas jamás fueron golpeadas por luchar por la libertad de sus familiares, mucho menos detenidas o difamadas como hoy hace el gobierno en contra de las dignísimas Damas de Blanco.

El 25 de marzo de 1955 la revista Bohemia publicó un documento de los moncadistas dirigido al pueblo cubano y en varias ocasiones fueron visitados por altos funcionarios del régimen. El castro-comunismo jamás ha permitido esa libertad a sus opositores.

Las enseñanzas de un error político

El error de los políticos de entonces fue creer que al amnistiarlos los moncadistas renunciarían a la vocación violenta que anunciaban nítidamente las cartas escritas por Fidel Castro desde su cómoda prisión.

La dictadura disfrazada de revolución que impuso aquél joven de supuestos nobles ideales tiene ya 56 años. Él y su hermano aprendieron muy bien la lección. Ojalá algún día el pueblo cubano aprenda que el mejor líder de un país es el respeto a la institucionalidad y, consecuentemente, cree los mecanismos necesarios para que jamás volvamos a padecer otra dictadura.

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Roberto Jesús Quiñones Haces

Nació en la ciudad de Cienfuegos el 20 de septiembre de 1957. Es Licenciado en Derecho. En 1999 fue sancionado de forma injusta e ilegal a ocho años de privación de libertad y desde entonces se le prohíbe ejercer como abogado. Ha publicado los poemarios “La fuga del ciervo” (1995, Editorial Oriente), “Escrito desde la cárcel” (2001, Ediciones Vitral), “Los apriscos del alba” (2008, Editorial Oriente) y “El agua de la vida” (2008, Editorial El mar y la montaña). Obtuvo el Gran Premio Vitral de Poesía en el 2001 con su libro “Escrito desde la cárcel” así como Mención y Reconocimiento Especial del Jurado del Concurso Internacional Nósside de Poesía en 2006 y 2008 respectivamente. Poemas suyos aparecen en la Antología de la UNEAC de 1994, en la Antología del Concurso Nósside del 2006 y en la selección de décimas “Esta cárcel de aire puro”, realizada por Waldo González en el 2009.