lunes, junio 15, 2015

¿Buena idea o cortina de humo?. Frank Calzon: Si la apertura de Obama no es 'una buena idea' para los inversionistas y los hombres de negocios extranjeros, ¿para quién será una buena idea?



¿Buena idea o cortina de humo?

*****
Si la apertura de Obama no es 'una buena idea' para los inversionistas y los hombres de negocios extranjeros, ¿para quién será una buena idea?
*****

Por Frank Calzon
Washington
13 Jun 2015

Andrés Oppenheimer escribió recientemente sobre la economía cubana, las inversiones extranjeras en la Isla, y el impacto de una población cada día menos joven. Oppenheimer, uno de los periodistas mejor informados sobre América Latina, presenta un documentado análisis, concluyendo que muchos de los empresarios, inversionistas y emprendedores entusiasmados con el romance entre Obama y Raúl Castro "van a perder hasta la camisa". El título de su artículo, "Mucho ruido y pocas nueces", pudiera encabezar un artículo sobre el entusiasmo de los que consideran una buena idea la apertura de Obama hacia Cuba.

Es una frase: "la apertura de Obama hacia Cuba es, en general, una buena idea", que sin un análisis que la justifique incluye Oppenheimer en su artículo.

En su análisis sobre los empresarios e inversionistas entusiasmados con los espejismos raulistas, Oppenheimer tiene en cuenta la naturaleza de la economía cubana, las inversiones en la Isla, el poder adquisitivo de los cubanos (unos 20 dólares al mes), el Producto Nacional Bruto y lo que puede esperarse de una población cada día más vieja. La juventud cubana no cree en la revolución; no sueñan con crear una familia, sino con escapar del país.  Son asuntos que difícilmente cambiarán en lo que le queda de mandato presidencial a Barack Obama. Desde el 17 de diciembre último, cuando Obama anunció su nueva política, el número de cubanos huyendo de la Isla ha aumentado considerablemente, lo mismo que la represión.

Y si la apertura de Obama no es "una buena idea" para los inversionistas y los hombres de negocios extranjeros, ¿para quién será una buena idea?

No para los latinoamericanos que han luchado por elecciones democráticas multipartidistas, ni para el futuro de gobiernos civiles en América Latina. La aceptación de la dictadura militar castrista por Obama y por gran parte del continente, tendrá consecuencias devastadoras cuando haya que oponerse a más de un coronel convencido de que "la política" es inútil, y que "la patria" lo necesita.

La apertura hacia La Habana cierra un capítulo de cooperación hemisférica definido por la Carta Democrática, la cual hoy sin valor para los cubanos es difícil que mañana sirva de contén a las aspiraciones castrenses latinoamericanas. Sin lugar a dudas, la iniciativa de Obama es una buena idea para el futuro de las dictaduras en el continente.

También es una buena idea para los terroristas que asesinan estadounidenses en cualquier lugar. El mensaje práctico es que Obama ha levantado la bandera de la impunidad. Pregúntenles a los asesinos condecorados por el más "joven" de los Castro  —si no tenemos en cuenta a su hijo Alejandro, coronel de la Seguridad del Estado, o su yerno que maneja la industria turística en la Isla. Para los terroristas y los oficiales cubanos que cumplen las ordenes de matar promulgadas por Raúl, Obama tiene buenas ideas.

Sí señor, para Raúl y para los oficiales de la fuerza aérea cubana que asesinaron en espacio aéreo internacional a cuatro seres humanos que buscaban refugiados en la inmensidad del mar en el Estrecho de la Florida, el Presidente yanqui tiene buenas ideas.

Joanne Chesimard, la terrorista estadounidense negra que mató a sangre fría a un policía de carreteras de Nueva Jersey, está de acuerdo con las ideas del Presidente: hay que pasar la página porque el tema es muy viejo y desagradable. Condenada a cadena perpetua, Chesimard escapó a Cuba y Fidel la recibió como una verdadera revolucionaria.

¿Es la apertura una buena idea para los intereses nacionales americanos?  Obama ignora la realidad, enfatiza la "normalización" y apertura de embajadas, pero después de dos años de negociaciones, la USINT, la misión diplomática en La Habana, sigue rodeada por cordones policíacos y Raúl Castro todavía no se ha comprometido a no violar la valija diplomática norteamericana.

Las ideas tienen consecuencias, ya sabemos. Tienen consecuencias en Cuba, donde el régimen continúa las golpizas de las Damas de Blanco y de otros disidentes. Y tienen consecuencias en Washington. ¿Cómo beneficia a los norteamericanos que la apertura de Obama no tenga en cuenta los aviones de guerra que Raúl Castro trató de enviar de contrabando bajo toneladas de azúcar a Corea del Norte, o la anunciada reapertura de la base de espionaje cibernético ruso en Cuba? ¿No es la nueva presencia militar rusa en Cuba y la alianza de los Castro con Corea del Norte el inicio de una nueva guerra fría?

¿Es la apertura una buena idea para los derechos humanos en Cuba, o es una cortina de humo, como avisó Amnistía Internacional, si no se hacen reformas políticas reales?

Hay más. Los turistas disfrutan las playas tropicales, y se aprovechan de la miseria nunca vista de las cubanas. Pero hay que reconocer que la apertura es un momento histórico, como el reconocimiento de Batista en 1952 por Washington, o como tanto crimen y tanta infamia perpetrada en América Latina con la anuencia de Washington.

Frank Calzon es director ejecutivo del Centro para Cuba Libre, organización dedicada a la promoción de los derechos humanos en Cuba.