Armando de Armas: En Cuba el Papa Francisco no pide cambio de sistema, en EEUU sí, ¿qué explicación tiene esto?
Julio M. Shiling analiza la visita papal a Cuba y reunión Maduro-Santos
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El Papa ante el congreso
Parte I
Parte II
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Tomado de http://eichikawa.com/
Ya he señalado, en notas a otros posts, que mi oponión es que el Papa Francisco no es comunista, pero sus críticas al capitalismo (hay diferentes tipos de captalismos, pero los detractaores e izquierdistas sólo identifican al capitalismo con el capitalismo salvaje sin hacer la debida aclaración) sin hacerle las críticas al socialismo y al comunismo marxista (presentes aún en el mundo de hoy) provocan suspicasias y malentendidos.Muchos de los planteamientos del Papa Francisco son o son compatibles con la Doctrina Social de la Iglesia, pero callarse sin hacer uso NUNCA de más de una decena de encíclicas en contra del comunismo marxista han provocado suspicacias y más cuando el hoy beato Paulo VI, quién comenzó el ¨deshielo¨entre la Iglesia y el comunismo soviético pero que se enfrentó a la teología de la liberación y a los curas guerrilleros de Latinoamérica, señaló que el comunismo se había hecho presente en la Iglesia Católica. El comunismo toma diferentes nombres, según DIVINI REDEMPTORIS, una de esas encíclicas, para infiltrarse y hacer su propaganda, veamos un fragmento:
57. Sobre este punto insistimos ya en Nuestra Alocución del 12 de mayo del año pasado, pero creemos necesario, Venerables Hermanos, volver a llamar acerca de ello vuestra atención de manera especial. Al principio, el comunismo se mostró cual era en toda su perversidad; pero pronto cayó en la cuenta de que con tal proceder alejaba de si a los pueblos, y por esto ha cambiado de táctica y procura atraerse las muchedumbres con diversos engaños, ocultando sus designios bajo ideas que en sí mismas son buenas y atrayentes. Así, ante el deseo general de paz, los jefes del comunismo fingen ser los más celosos fautores y propagandistas del movimiento por la paz mundial; pero al mismo tiempo excitan a una lucha de clases que hace correr ríos de sangre, y sintiendo que no tienen garantías internas de paz, recurren a armamentos ilimitados. Así, bajo diversos nombres y sin alusión alguna al comunismo, fundan asociaciones y periódicos que luego no sirven sino para lograr que sus ideas vayan penetrando en medios que de otro modo no les serían fácilmente accesibles; y pérfidamente procuran infiltrarse hasta en asociaciones abiertamente católicas y religiosas. Así, en otras partes, sin renunciar en lo más mínimo a sus perversos principios, invitan a los católicos a colaborar con ellos en el campo llamado humanitario y caritativo, a veces proponiendo cosas completamente conformes al espíritu cristiano y a la doctrina de la Iglesia. En otras partes llevan su hipocresía hasta hacer creer que el comunismo en los países de mayor fe o de mayor cultura tomará un aspecto más suave, y no impedirá el culto religioso y respetará la libertad de conciencia. Y hasta hay quienes, refiriéndose a ciertos cambios introducidos recientemente en la legislación soviética, deducen que el comunismo está ya para abandonar su programa de lucha contra Dios.
El nombre de Socialismo del Siglo XXI ha sido sólo uno de esos nombres.
La más conocida vía para llegar al comunismo es mediante la Lucha de Clases, pero hay otras vías menos conocidas como son la vía Fabiana que es, sintetizando, introduciendo leyes poco a poco pero de manera ininterrumpida; la revista Forbes considera a Obama un "socialista fabiano" y recuerdo que en el 2008 en la página web del Partido Comunista de EE.UU. se orientó que se votara por Barack Hussein Obama. Otra vía es la planteada por Antonio Gramsci que es mediante la vía cultural usando para ello los hoy llamados medios masivos de comunicación, la enseñaza, t en particular las universidades ya que en ellas están muchos de los que liderarán o dirigirán los países y sus pueblos. Esas dos últimas vías se solapan.
Esas suspicacias y acusaciones de comunista se las ha comprado el Papa Francisco, el cual en su prólogo al libro sobre las conversaciones de Fidel Castro y Juan Pablo II muestra sus simpatías y su ignorancia sobre la realidad cubana en estos 56 años y sobre el papel desempeñado por Fidel Castro en la destrución material de Cuba, en el gran daño al alma cubana y en el quizás irreversible daño antropológico del pueblo cubano. Soy Católico, Apostólico y Romano pero más Cubano que Romano, pues Dios, por alguna razón, me hizo nacer en esa tierra.
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