Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
No se la razón por la que al ver a la Presidenta de Argentina Cristina Fernández de Kirchner me acuerdo de la expresión ¨izquierda caviar¨ y de la opereta La Viuda Alegre.
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A los pies de Raúl Guillermo, el nieto del general, la jaba con el bocadito y la Coca Cola de su abuelo.
Por Juan Juan Almeida
septiembre 22, 2015
Ante una multitud congregada en la Plaza de la Revolución, de La Habana, el Papa Francisco ofició la primera de las tres Santas Misas de su visita a Cuba, en primera fila se ve a la elegante Lorena Castillo de Varela, primera dama de Panamá, al general Raúl Castro, a la presidente argentina Cristina Fernández de Kirchner y, entre las piernas del célebre escolta y nieto Raúl Guillermo Rodríguez Castro, casi escondida en un rincón, la inseparable representación de la cultura cubana: la jaba.
Quizás ningún extranjero reparó en este detalle. Razonable, para la Real Academia de la lengua española, jaba es una mancha oscura en la región lumbar con la que nacen algunos niños; un cajón acondicionado especialmente para transportar botellas, piezas de loza u otros objetos frágiles; una especie de cesta, hecha de tejido de junco o yagua; y/o una bolsa de tela, plástico, etc., para llevar a mano. Pero claro, los estudiosos del castizo no pueden imaginar que la palabra jaba, en Cuba, toma una dimensión especial, casi solemne, representa mucho más que cualquiera de sus acepciones.
Cuando murió el cartucho, por falta de papel, allá en los años 70’s, la jaba se convirtió en una adversidad indispensable para la vida de todo cubano, tanto que hoy por hoy merece un monumento. Es una necesidad que no puede asociarse a una raza, ni a una preferencia sexual, ni a género, credo, ideología o nivel intelectual. Andar sin jaba es como caminar a solas, como escuchar una tonada andaluza sin tener buena compañía, beber cerveza sin alcohol o fumar cigarrillo sin nicotina.
Para algunos es sinónimo de pobreza; para otros, estatus de opulencia y progreso. Ya lo dice un viejo y redundante chiste: “el cuerpo de cualquier cubano no se divide en tres partes, sino en cuatro: cabeza, tronco, extremidades y jaba.
La bolsa de nilon se usa para todo. Es el agregado perfecto; para buscar los mandados, para proteger los zapatos durante época de lluvia, como excelente sellador en trabajos de mecánica automotriz, como accesorio de peluquería (para hacer los rayitos), también como forma de pago para algunos trabajadores del sistema empresarial-estatal; y esta, justo la que muestra la foto, la que esconde una Coca-Cola, es la esencia del cambio cubano. El general Raúl Castro, con tal de ponerse a tono con los votos de humildad, le ha pedido a sus escoltas que lleven su merienda en jaba.
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