miércoles, octubre 28, 2015

DOS FAMOSOS. Esteban Fernández sobre Roberto Ortiz y Mario Salabarría:

DOS FAMOSOS


Por Esteban Fernández
26 de octubre de 2015

Año 1965. Estoy trabajando en el Liborio Market de Miami. En la calle 8 y la 8 del S.W. en la acera de enfrente -del lado derecho- estaba el Pekín Restaurante. Estoy seguro que los veteranos del exilio recuerdan estos dos comercios. Era un humilde empleo donde ganaba 95 centavos la hora hasta que un día llegó mi amigo Jorge Riopedre a visitarme y le dije: “Jorge Alberto, hazme un gran favor, coge este peso, brinca la calle y juégaselo a estos números en la bolita”. Y nos sacamos mil dólares suficientes para comprar un cacharro del año 52 y para que alquiláramos un apartamento junto a Gregorio del Campo y Humberto Solís.

Mi principal encomienda era recibir a los carreros que -por la puerta trasera- traían los diferentes productos. Como eran tantos y estábamos extremadamente ocupados poco caso les hacíamos. Solamente los saludos de rigor de “Hola ¿como estás?” y después los despedíamos con un  “Hasta la próxima”

Pero había uno de ellos que Emilio el dueño me lo señaló de lejos con un dedo y me dijo: “Trátalo con especial cortesía y después que termine de bajar la mercancía envíalo para mi oficina” y ahí se quedaba este carrero de la Malta Hatuey hablando un rato con el propietario del negocio.

Aunque en esa época yo era muy mal fisonomista recuerdo varias cosas: Era alto, fuerte, de mediana edad, humilde y tenía tipo de guajiro. El dueño a veces me preguntaba: “¿Trataste bien al gran Roberto?” y yo le contestaba sin ningún entusiasmo: “Muy bien, igual que trato a todo el mundo”. Emilio se sonreía y me decía: “Bueno, Roberto no es igual que todo el mundo”

(Roberto Ortiz)

Un día, intrigado ante tantos halagos con Roberto, enseguida que llegó le partí para arriba y le dije: “Disculpe, señor Roberto ¿Quién es usted que la gente le rinde tantos honores?”.  Se rió y me contestó: “No sé, yo soy el repartidor de la Malta Hatuey en esta zona, quizás sea por mi antigua labor donde hice un buen trabajo con el Club Almendares en Cuba, usted es muy joven pero a lo mejor se acuerde de mí, yo soy Roberto Ortiz, los almendaristas me decían el Gigante del Central Senado”.  Me quedé perplejo y sólo le dije: “¿Puedo darle un abrazo? ¡Usted es un héroe de mi niñez!”

Años más tarde estoy cenando en una fonda de Miami junto a mis amigos Mario Byrne, Carlos Hurtado y “Pepe” Iglesias.  De pronto entró un ancianito de baja estatura el cual me lució insignificante, pero “Pepe” Iglesias se levantó como un resorte de su silla y prácticamente corrió a darle un abrazo. Yo apenas levanté mi vista y seguí comiéndome sin misericordia mi pan con lechón.

“Pepe” le preguntó: “Don Mario ¿Qué haces por aquí?” y el viejito  con toda humildad le respondió: “Chico, yo vengo todos los días a esta misma hora, traigo mi cantina vacía y me la llenan con una completa, la llevo para mi apartamento y me la como, hasta el otro día”.

(Mario Salabarría cuando fue detenido y condenado por un intento de atentado a Fidel Castro s mediados de la década de los años 60. Foto y comentario del bloguista de Baracutey Cubano)

De nuevo “Pepe” Iglesias emocionado le sonó un abrazo y regresó a nuestra mesa. Como el que no quiere las cosas le dije: “Oye Pepe ¿y… el viejo ese quién es?”

“Pepe” me miró sorprendido por mi novatada y me dijo: “Perdiste la oportunidad de conocer a uno de los hombres más guapo que ha dado Cuba y que más años de prisión ha cumplido en nuestro país a través de todos los gobiernos: ese es el Comandante Mario Salabarría ¿nunca escuchaste hablar del combate en el Reparto Orfila en Marianao?”. Todavía me estoy arrepintiendo de no haberlo saludado con todo respeto.

Y termino diciéndoles que durante toda mi vida yo he repetido decenas de veces la frase -cuando alguien me llama inoportunamente y estoy ocupado o escaso de tiempo-: “Disculpa  pero ahora no puedo atenderte con la debida tranquilidad y dedicación que tú mereces” Pero créanme que en la actualidad si algo me duele en el alma es no haber tenido la perspicacia y el tacto de haberle brindado toda mi atención y haber logrado la amistad de estos dos compatriotas.

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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

En la presentación, el fin de semana pasado de un libro de Robert(o) Solera sobre la República desde la Revolución del 1933 hasta el Golpe del 10 de marzo de 1952, Roberto me aclaró una duda que tenía desde hace años, pues como habanero yo no conocía el Reparto Orfila. Roberto aclaró que realmente no existía tal Reparto Orfila, error que acompaña siempre a la narración sobre los sucesos de Orfila. Roberto aclaró que el nombre de ese reparto de Marianao es Reparto Benitez y que el nombre de Orfila es por la estación de tranvias llamada Orfila que estaba cerca de la casa de Morín Dopico donde ocurre la balacera, protagonizada, entre otros,  por ¨El Turquito¨,  y el asesinato  de la embarazada de 8 meses esposa de Morín Dopico, el cual había salido momentos antes de la casa con una menor ¿hija? y con el asesinato de Emilio Tró cuando Tró (jefe de la pandilla política a la que pertenecía Fidel Castro) fue a asistir a la esposa  herida de Morín Dopico.