Cuba. Fórum de los Jesuitas debate retos de los católicos en la sociedad cubana. El real conflicto está entre el Gobierno cubano y su propio pueblo', dice un participante.
/hf_jp-ii_spe_20010706_ad-limina-cuba_sp.html se lee
En 4 se lee.
¨ Ustedes son bien conscientes de su responsabilidad de transmitir el mensaje de Cristo como "verdaderos y auténticos maestros de la fe, pontífices y pastores" (Christus Dominus, 2). Este mensaje ha de ser proclamado en toda su integridad y belleza, sin dejar de lado sus exigencias y teniendo presente que la cruz forma parte del camino de Cristo y del que recorren sus discípulos. Guiados por el único Maestro que tiene "palabras de vida eterna" (Lc 6, 68) los hombres y mujeres de Cuba han de saber encontrar un sentido renovado y trascendente para sus vidas, acogiendo el amor divino y viendo cómo se abren ante ellos tantas posibilidades de realización personal y social. ¨
y en 6 se lee :
¨En todo el mundo los derechos humanos son un proyecto aún no perfectamente llevado a la práctica, pero no por eso se debe renunciar al propósito decidido y serio de respetarlos, pues provienen de la especial dignidad del hombre, como ser creado por Dios a su imagen y semejanza (cf. Gn 1,26). Cuando la Iglesia se ocupa de la dignidad de la persona y de sus derechos inalienables, no hace más que velar para que el hombre no sea dañado o degradado en ninguno de sus derechos por otros hombres, por sus autoridades o por autoridades ajenas. Así lo reclama la justicia que la Iglesia promueve en las relaciones entre los hombres y los pueblos. En nombre de esa justicia dije claramente en su País que las medidas económicas restrictivas impuestas desde el exterior eran "injustas y éticamente inaceptables" (Discurso de despedida 25.1.1998, 4) Y lo siguen siendo aún. Pero con esa misma claridad quiero recordar que el hombre ha sido creado libre y, al defender esa libertad, la Iglesia lo hace en nombre de Jesús, que vino a liberar la persona de toda clase de opresión.
Cuando Ustedes, como Obispos católicos de Cuba, reclaman justicia, libertad o mayor solidaridad, no pretenden desafiar a nadie, sino que cumplen su misión, propiciando para el pueblo cubano una vida sólidamente basada en la verdad sobre el hombre. Por ello, les animo a continuar en el trabajo paciente en favor de la justicia, de la verdadera libertad de los hijos de Dios y de la reconciliación entre todos los cubanos, los que viven en la Isla y los que se hallan en otras partes, no ahorrando esfuerzos conciliadores que permitan ampliar siempre el trabajo caritativo de la Iglesia en la promoción humana del pueblo. ¨
También en un artículo publicado en Baracutey Cubano se lee: Baste decir que quien me la contó tiene por qué saberla y es persona confiable. Poco después de la visita de Juan Pablo II a Cuba, los obispos cubanos acudieron a Roma para la habitual visita ad limina que hacen los obispos cada cinco años. Juan Pablo II fue saludando a los cubanos uno a uno. Al llegar ante Meurice, le tomó las manos, se sonrió y se quedó mirándolo con aquellos implacables ojos polacos. "Pedro Meurice" (le dijo, y se quedó un momento en silencio, apretándole las manos). "¡Así deben ser los arzobispos!".
¨ Fragmento de las palabras de Monseñor Pedro Meurice ante el Papa Juan Pablo II en 1998
¨Deseo presentar en esta Eucaristía a todos aquellos cubanos y santiagueros que no encuentran sentido a sus vidas, que no han podido optar y desarrollar un proyecto de vida por causa de un camino de despersonalización que es fruto del paternalismo. Le presento además, a un número creciente de cubanos que han confundido la Patria con un partido, la nación con el proceso histórico que hemos vivido en las últimas década y la cultura con una ideología. Son cubanos que al rechazar todo de una vez sin discernir, se sienten desarraigados, rechazan lo de aquí y sobrevaloran todo lo extranjero. Algunos consideran ésta como una de las causas más profundas del exilio interno y externo.¨
¨Santo Padre: Durante años este pueblo ha defendido la soberanía de sus fronteras geográficas con verdadera dignidad, pero hemos olvidado un tanto que esa independencia debe brotar de una soberanía de la persona humana que sostiene desde abajo todo proyecto como nación.¨
Hay otra realidad que debo presentarle: la nación vive aquí y vive en la diáspora. El cubano sufre, vive y espera aquí y también sufre, vive y espera allá fuera. Somos un único pueblo que, navegando a trancos sobre todos los mares, seguimos buscando la unidad que no será nunca fruto de la uniformidad sino de un alma común y compartida a partir de la diversidad.
Por esos mares vino también esta Virgen, mestiza como nuestro pueblo. Ella es la esperanza de todos los cubanos. Ella es la Madre cuyo manto tiene cobija para todos los cubanos sin distinción de raza, credo, opción política o lugar donde viva.
La Iglesia en América Latina hizo en Puebla la opción por los pobres, y los más pobres entre nosotros son aquellos que no tienen el don preciado de la libertad.¨
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