martes, noviembre 17, 2015

Esteban Fernández : LOS NACIDOS EN 1880


LOS NACIDOS EN 1880

Po Esteban Fernández
16 de noviembre de 2015

Si ustedes que me leen son personas mayores y alguien desea menospreciarlos llamándoles “viejo o vieja” respondan: “Se equivoca usted, después de leer a Esteban Fernández, siento que soy demasiado joven, yo hubiera querido nacer en 1880”.

Pero la mayoría de las personas que pasan de los 60 años quisieran ser 20 años más jóvenes. Craso error. Créanme que comenzar a vivir en esta época y prediciendo lo que el futuro nos depara no es como para coger palcos y sentarse a verlo.

Me parece que los dichosos son los cubanos y los norteamericanos que nacieron en el año 1880 y “cantaron el manisero y colgaron los guantes” antes que Cuba fuera un infierno y los Estados Unidos un desparpajo.

Sin dudas los afortunados fueron aquellos que vieron ondear por primera vez la bandera cubana en el Morro en 1902 en La Habana,  y en los Estados Unidos disfrutaron de las celebraciones tras haber ganado dos guerras mundiales. Los que navegaron con suerte fueron los que vieron asumir las presidencias de Dwight D. Eisenhower y de Don Tomás Estrada Palma.

Los que bailaron en el Palladium de New York o en la apertura del Tropicana de La Habana en 1939, y se sentaron en una butaca del teatro Shangai en la calle Zanja entre Manrique y Campanario. Los que vieron el nacimiento de una televisión decente e ilustrativa, los que se reunieron en familia a ver el Show de Ed Sullivan aquí y La Familia Pilón allá. Y ambos pueblos que al unísono vieron  I Love Lucy y Perry Mason.

Los que sus únicas peleas eran entre los fanáticos de los Yanquis, los Dodgers de Brooklyn y el “Querido Cinci” con Adolfo Luque  y las discusiones de los Almendaristas y Habanistas. O las marginales broncas en una pelea de gallos. Los que tuvieron la dicha de que los peores vicios nacionales eran tomarse 10 cervezas Hatuey allá y 10 Budweiser aquí. Y  cuando las drogas eran tabú.

(Ramón Grau San martín y la bailarina Lina Salomé)

Los que no tuvieron que entrar a un restaurante y ver que el 99 por ciento de los parroquianos está enfrascado en conversaciones telefónicas o haciendo mensajes de texto.  Los que no tuvieron que escuchar a  personas diciendo que poseen mil amigos en Facebook y después no tienen con quién ir a bailar un sábado por la noche. Los que disfrutaron de dos naciones llenas de mujeres señoritas hasta el día de casarse.

Ustedes no saben la enorme felicidad que representó no haber sufrido las barbaridades cometidas por Fidel y Raúl Castro allá, ni haberse enterado de la existencia de Barack Obama, ni Bernie Sanders, ni Nancy Pelosi aquí.

Qué gran alegría significa no haber vivido para ver la gran tragedia, la miseria y la degradación del pueblo cubano y tampoco imaginarse que los Estados Unidos anden abocados a seguir ese ejemplo. Qué bueno es no haber vivido en una sociedad comunista allá donde tienes que ocultar lo que piensas y una aquí donde si no eres “políticamente correcto” te coge la confronta.

No padecieron un “virus” en sus computadoras, ni sufrieron que un muelle del “garage  door oponer” se rompiera, ni que se les trabara el garbage disposal. Qué envidia con aquellas damas y caballeros que vivieron en sociedades donde reinaba la elegancia, la cortesía, la caballerosidad y hasta para ir a un juego de pelota se podían ver a los cubanos y a los americanos en trajes o guayaberas y sombreros de pajilla. La Cuba del Padre Félix Varela y los Estados Unidos pintados por Norman Rockwell. Qué cosa más grande haber vivido en naciones donde los hombres tenían que quitarse el sombrero para hablar con una dama y que estar bajo techo con una gorra puesta era una falta de respeto.

Esos cubanos y americanos que no tuvieron que pasarse 15 minutos buscando el control remoto del televisor y pudieron llevar a los niños al cine sin temor a que vieran películas llenas de sexo y malas palabras.

Qué dicha el haber creído que lo más malo que le había pasado a Cuba era  la  prórroga    de poderes de Gerardo Machado  o que Grau San Martín se bañara con una artista en una playa del país(foto que encabeza esta columna en la que aparece el Presidente Ramón Grau San Martín con la bailarina Lina Salomé-Foto tomada de Latinamerican studies, página de Tony de la Cova) o unos políticos corruptos. Suerte que tuvieron aquí pensando que lo peor era  J. Edgar Hoover al frente del F.B.I.  Porque tenía demasiado control y era extremadamente peligroso.

Nada más bonito que ver fotos y documentales de la Cuba y los Estados Unidos de los años 40’s  donde verles las rodillas a una americana o a una cubana era una osadía. La Cuba del son montuno, de la rumba, del bolero y la guaracha y los Estados Unidos del Rock and Roll, el jazz, los blues  y el hip hop. Esos si eran “Happy days” aquí y allá.

Qué gran placer fue para ellos el haber votado por Menocal o por Mendieta. Y que disgusto para la generación nuestra el no haber podido votar por nadie en nuestro país. Qué suerte los que votaron aquí por Roosevelt, por Truman, por Hoover, mientras en la actualidad se anda con el terror  de tener que escoger entre una mentirosa y un alardoso y la gran posibilidad de no votar por ninguno de los dos. Porque los dos cambiados por caca se pierde el cartucho.

Qué dicha haber disfrutado de Barbarito Díez, de Frank Sinatra, de Orlando Vallejo, de Perry Como, de Bienvenido Granda, de Miguelito Valdés, de Bing Crosby, de Elvis Presley, de los Platters y del Trío Matamoros  y no haber tenido que soportar el reggaeton, ni las groserías de Pitbull y Jay Z. ni  los alaridos de Enrique Iglesias.

Por lo tanto yo sostengo categóricamente que nacimos en la época equivocada llena de cachivaches eléctricos y electrónicos pero en decadencia moral, cívica y patriótica. El que quiera que disfrute de las actuaciones de Brad Pitt y de George Clooney, pero mil veces mejor era poder sentarse en un cine y ver actuar a Cary Grant, a Clark Gable o a César Romero, y en la televisión a  Desi Arnaz y a Bob Hope, mientras  en el teatro vernáculo cubano disfrutaban de  Julito Díaz, Adolfo Otero y Mimí Cal.

Qué los jóvenes gocen viendo a Angelina Jolie, pero a mí me parece mejor haber podido  observar -aunque sea de lejos o con unos binoculares- a Lina Salomé.

Y no es solamente lo bueno que estuvo aquello, ni lo malo que está ahora, sino lo peor que se va a poner.
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1 Comments:

At 4:11 a. m., Anonymous Anónimo said...

Me parece que en vez de hip-op debio ser foxtrot

 

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