lunes, diciembre 21, 2015

España Elecciones Generales 2015 20D: España deja en el aire su nuevo gobierno. El PP gana con el 28,7% de los votos y aventaja en seis puntos al PSOE

Tomado de http://www.abc.es/

 España deja en el aire su nuevo gobierno

El PP gana con el 28,7% de los votos y aventaja en seis puntos al PSOE, pero pasa de 186 escaños a 123. Los socialistas logran con 90 escaños el peor resultado de su historia pero se mantiene como segunda fuerza. Podemos se sitúa con sus 69 asientos como tercera opción en el Congreso mientras Ciudadanos limita sus expectativas y obtiene 40 escaños. PP y C's juntos sumarían 163 diputados y PSOE + Podemos se quedan con 159.

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 Siete preguntas incómodas que deja el 20-D

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La repetición de las elecciones generales no es en absoluto descartable, hasta el punto de que al filo de la medianoche parece la opción más probable, saludable y estable
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Por Salvador Sostres
21/12/2015

Es la primera noche electoral en España que deja más preguntas que respuestas, más incertidumbre que sensación de saber lo que va a pasar en los próximos años. Por ello la repetición de las elecciones no es en absoluto descartable, hasta el punto de que al filo de la medianoche parece la opción más probable, saludable y estable. Ni el centro derecha ni la izquierda y extrema izquierda han sacado lo suficiente para intentar gobernar. Ni el PP ha ganado como necesitaba ni el PSOE ha perdido del todo. Podemos ha irrumpido con fuerza, pero sin tomar el cielo, y a pesar de que 40 diputados, viniendo de la nada, es una cifra muy respetable, queda muy lejos de lo que Albert Rivera esperaba, y de lo que Ciudadanos tenía que lograr para poder tener una mayoría estable con el PP.
1. ¿Quién es el ganador?

El verdadero ganador de las elecciones fue el caos, el bloqueo, la ingobernabilidad, la España invertebrada políticamente. El pueblo, que tanta lecciones suele dar; la gente de a pie ha dejado una España deshilachada, en el fango del colapso. Nuestra clase política es sin duda mejorable, no cabe duda, pero la nota que ha dado el pueblo español, usando de un modo tan caprichoso, tan pueril y tan absurdo el derecho democrático que tanto nos costó recuperar, ha sido de una mediocridad desmoralizante. Las elecciones las ha ganado la parálisis en un país que necesita avanzar y profundizar en las reformas, la demora en un país que tiene prisa, y la desazón cuando más falta nos hacía la moderación y la calma.

2. ¿Quién es el perdedor?

Ciudadanos fue ayer la gran decepción. Un Albert Rivera atiborrado de espejos vio, como la madrastra de Blancanieves, que había en el reino una chica más bella. Siendo un mal resultado el que obtuvo Ciudadanos, la suma con el PP da al bloque del centro derecha una ligera ventaja sobre el bloque de la izquierda y extrema izquierda. Aunque se hace muy difícil pensar en alguna alianza que los dos partidos pudieran tejer para alcanzar algún tipo de mayoría suficiente, es cierto que arrebatan a la izquierda la bandera de haber ganado las elecciones. A C’s se le ha hecho muy larga la campaña, con el casi único argumento de la juventud y la buena presencia de Albert, y su falta de compromiso y de transparencia, queriéndose mantener en una ambigüedad imposible, ha recibido un severo castigo por parte de los españoles, otorgándoles muchos menos diputados de los que esperaban. Las ganas de cambio no se concretaron en C’s, sino en Podemos, y la parte socialdemócrata de votantes que las encuestas calculaban que pasarían del PSOE al partido naranja, al final se quedaron en el socialista, por lo menos en su mayoría.

3. ¿Quién ha cometido el mayor error?

El mayor error fue el de Pedro Sánchez, llamándole indecente a Rajoy. Sánchez ha procurado al PSOE el peor resultado de su historia y su situación personal ha quedado debilitada ante una posible gran coalición -es verdad que remota- entre socialistas y populares. Pedro Sánchez se situó en la marginalidad política con su insulto, y los votantes le han confirmado en esta lamentable posición. Si el PSOE cree que ha salvado los muebles, hay que decir que son unos muebles provisionales, atestados de termitas y que no llevan a ninguna parte. Son comprensibles los discursos animosos de las noches electorales, pero el panorama que le queda al Partido Socialista es realmente curioso, y si no entiende que sus pactos extravagantes le han traído a este erial, se continuará equivocando hasta que cualquier intento rectificación acabe llegando demasiado tarde.

4. ¿Qué significan estas elecciones para Cataluña?

La irrupción de la llamada nueva política -en especial de Ciudadanos- se defendía con el principal argumento de que los partidos nacionalistas no tuvieran la llave de la gobernabilidad ni pudieran hacer su «chantaje» particularista para favorecer uno u otro gobierno. Tal argumento se demostró ayer fallido, porque tanto ERC como la antigua Convergència estarían en disposición de exigir un referendo legal y vinculante a cambio de votar la investidura del candidato que acceda a tal demanda. Mal resultado de Democràcia i Llibertat, cuarta fuerza en votos, por detrás de Podemos, Esquerra y el PSC. Cataluña no será decisiva, porque no es imaginable que ningún gran partido acepte un referendo secesionista, pero continuará, como casi siempre, estando ahí, y teniendo el número de diputados suficientes para inclinar la balanza.

5. ¿Por qué ha ganado Podemos en Cataluña?

Porque desde que Mas sembró el caos llamando a saltarse la Ley y a nada menos que a romper con el Estado, la sensación de gamberrismo se ha instalado de un modo dramático en la sociedad catalana. Siempre que la derecha se mueve, el desorden está asegurado, y en Cataluña la derecha se ha vuelto algo realmente impensable, y el país ha quedado destrozado, con Ada Colau como reina del caos. Que un pueblo emprendedor, comedido y responsable haya podido llegar a este extremo de insensatez es una lección que tanto los catalanes como el resto de españoles tendrían que aprender la próxima vez que sean llamados a las urnas -que no parece que vaya a ser muy tarde-. Podemos ha ganado en Cataluña, pero es que la segunda fuerza ha sido Esquerra, y la tercera, los socialistas. El primer partido de supuesta derecha aparece en cuarta posición, lo que resulta dramático para una sociedad como la catalana, que depende de la estructura y del orden para poder crear riqueza y puestos de trabajo.

6. ¿Qué será de Pedro Sánchez?

Pedro Sánchez podría ser presidente cuando todo el mundo le daba por amortizado. Por pésimos que fueran sus resultados -los peores del PSOE desde la recuperación de la democracia-, la aritmética parlamentaria indiscutiblemente le favorece, y con Podemos podría pensar en alguna suma. Habrá que ver si Pablo Iglesias mantiene su promesa de exigir un referendo sobre la independencia de Cataluña al partido que quiera su apoyo, y habrá que ver también si el PSOE accede. Sólo cediendo en este terreno podrían obtener los 17 diputados que a izquierda y extrema izquierda les faltan para los necesarios 176, y que mayormente tendrían que venir de Esquerra (9) y de Convergència (8). Es francamente difícil imaginar que Pedro Sánchez asuma tales proposiciones para ser presidente, pero es imposible creer que el PSOE se lo permitiera llegado el caso. Por ganas que haya en la izquierda de echar a Rajoy de La Moncloa, hay que ser realistas a la hora de calibrar las posibilidades de un pacto contra éste. En cualquier caso, Pedro Sánchez puede celebrar que va a sobrevivir a la noche electoral, mucho más de lo que vaticinaban las encuestas.

7. ¿España es de izquierda, centro o derecha?

Del resultado de anoche no se puede sacar ninguna conclusión ideológica, pero sí la idea que somos de carácter débil, que hemos perdido capacidad de sacrificio, que no hemos comprendido la gravedad del desafío al que en los últimos años nos hemos enfrentado, con un éxito, por cierto, más que notable. Hemos votado con desdén, como si estuviéramos en una fiesta de pijamas, sin tener en cuenta ningún principio de realidad y dejándonos llevar por la más clamorosa inconsistencia. Que los dos bloques más o menos ideológicos hayan quedado empatados, cuando unas políticas y unos partidos determinados nos sumieron en la crisis; y otras políticas y otros partidos muy distintos nos sacaron de ella, da una idea de que es inútil hablar en términos de derecha o izquierda sobre una sociedad que lo único que ha sido capaz de hacer es conducir a su país al precipicio.